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La tarde del 7 de mayo de 2025, Roma se convirtió en el epicentro mundial de la expectación religiosa. Más de 45.000 personas se agolparon en la Plaza de San Pedro, atentos a la chimenea de la Capilla Sixtina. Sin embargo, la tradicional señal que comunica al mundo si hay o no nuevo papa —la esperada fumata— se retrasó más de dos horas respecto a lo previsto, generando desconcierto, aplausos espontáneos y una avalancha de hipótesis entre fieles y medios internacionales.
El humo, finalmente negro, confirmó que no había consenso entre los 133 cardenales electores en torno a las 20.40 de la tarde. Pero, ¿por qué se demoró tanto esta primera fumata? Analizamos las tres teorías que han cobrado más fuerza, explicadas por José Antonio Méndez, de El Debate.
Un cónclave bajo presión y con récords
El contexto no es menor: el cónclave de 2025 es el más numeroso y diverso en la historia reciente, con una representación internacional sin precedentes y con grandes expectativas tras el fallecimiento del papa Francisco. Esta pluralidad ha añadido complejidad a las deliberaciones, algo que se percibió desde la apertura del proceso.
Mientras tanto, el ambiente en la plaza era tan tenso como festivo. «Han tardado tanto que se ha creado la esperanza de que fuera blanca», relataba Cristina, una joven italiana emocionada por vivir su segundo cónclave en persona. Incluso las gaviotas, habituales residentes del Vaticano, parecían inquietas ante la multitud y el retraso.
Hipótesis 1: Dificultades logísticas inesperadas
La primera teoría apunta a cuestiones técnicas o logísticas dentro de la Capilla Sixtina. Con 133 cardenales procedentes de todos los continentes —algunos recién llegados a Roma— no es descabellado pensar en demoras asociadas a la organización interna: revisión de listas, juramentos o incluso problemas con el material para la combustión del humo. En anteriores cónclaves ya se han registrado pequeños fallos técnicos que afectan al tiempo y color del humo emitido.
Además, el número inusualmente elevado de electores podría haber ralentizado tanto el proceso de votación como el recuento y destrucción de papeletas antes de producirse la fumata.
Hipótesis 2: Debate intenso y primeras divisiones
Otra explicación plausible es que los cardenales hayan tenido dificultades para alcanzar rápidamente un acuerdo sobre candidaturas o estrategias comunes. «Es un cónclave dividido», señalan algunos analistas internacionales, subrayando las diferencias doctrinales y geográficas entre los participantes.
La misa previa al inicio del cónclave fue escenario de un llamamiento especial a la unidad por parte del decano del colegio cardenalicio, Giovanni Battista Re, lo que refuerza la idea de una votación inicial especialmente tensa y debatida. La demora podría indicar múltiples rondas informales previas al primer escrutinio oficial o intensas discusiones para consensuar nombres antes incluso de emitir los primeros votos.
Hipótesis 3: Estrategia comunicativa o prudencia ceremonial
La última hipótesis sugiere una decisión deliberada para prolongar el misterio o asegurar un anuncio impecable ante una audiencia mundial. El Vaticano es consciente del simbolismo y repercusión mediática global del momento. Un pequeño ajuste en los tiempos permitiría coordinar mejor las comunicaciones oficiales o dar margen a los cardenales para cumplir todos los rituales sin presión externa.
El desconcierto vivido en San Pedro —con rumores y quinielas improvisadas entre los asistentes— pone en evidencia cómo cualquier variación en el protocolo genera interpretaciones múltiples. No obstante, ningún portavoz vaticano ha dado explicaciones concretas sobre este retraso, alimentando aún más las especulaciones.
Impacto social y espiritual: expectación global
La escena vivida este miércoles fue reflejo no solo del funcionamiento interno de la Iglesia católica sino también de su impacto social global. La Plaza de San Pedro rebosaba diversidad: desde creyentes hasta curiosos atraídos por uno de los rituales más emblemáticos del mundo. El retraso sirvió para unir aún más a quienes esperaban juntos bajo el cielo romano. «Miles simplemente viendo el atardecer», resumía un asistente.
Por su parte, las cadenas internacionales destacaron cómo esta incertidumbre ha reforzado tanto las esperanzas como las tensiones dentro y fuera del Vaticano. La elección papal sigue siendo uno de los procesos más seguidos por creyentes y no creyentes, con un simbolismo que trasciende lo religioso.
Qué esperar ahora
La primera fumata negra confirma lo habitual: rara vez hay acuerdo en la primera votación —solo sucedió una vez hace cinco siglos— pero este año, el retraso añade una capa extra al misterio habitual. Los cardenales volverán a reunirse este jueves 8 de mayo para nuevas votaciones; hasta cuatro pueden celebrarse cada día hasta lograr ese consenso necesario para anunciar nuevo papa.
Mientras tanto, Roma sigue siendo testigo privilegiado de un proceso donde cada detalle cuenta y donde cualquier anomalía —como este inesperado retraso— multiplica análisis e interpretaciones. Si algo ha demostrado esta jornada es que el cónclave sigue siendo un acontecimiento profundamente humano, abierto a imprevistos incluso bajo los frescos eternos de Miguel Ángel.
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