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VICTORIA SUFRIDA EN EL BERNABÉU ANTES DEL CLÁSICO

El Madrid sobrevive a un ‘apagón final’ para mantener viva la lucha por LaLiga

Un doblete de Mbappé y un golazo de Arda Güler no bastaron para evitar los nervios finales ante un Celta que estuvo cerca del empate

Paul Monzón 04 May 2025 - 16:20 CET
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El Real Madrid se llevó una victoria crucial pero sufrida este domingo 4 de mayo en el Santiago Bernabéu, imponiéndose por 3-2 al Celta de Vigo en un partido que comenzó como un paseo y terminó convirtiéndose en una pesadilla para los aficionados madridistas. Los de Ancelotti mantienen así sus opciones en la lucha por LaLiga EA Sports, quedando a cuatro puntos del Barcelona a falta del Clásico que se disputará el próximo sábado 11 de mayo en Montjuïc.

Un inicio arrollador

El conjunto blanco salió decidido a no fallar en su cita con la victoria, consciente de que cualquier tropiezo significaría prácticamente despedirse del título liguero. Con un once en el que destacaba la presencia de Arda Güler, los madridistas no tardaron en mostrar su superioridad.

El joven turco fue precisamente quien abrió el marcador con un golazo en el minuto 33 que desató la euforia en el Bernabéu. Apenas seis minutos después, Mbappé amplió la ventaja con su primer tanto del encuentro, y antes del descanso, en el minuto 45, Bellingham recibía una amarilla que no empañaba el dominio local.

La segunda parte comenzó con la misma tónica y el Madrid parecía tener el partido completamente controlado. El 3-0, nuevamente obra de Mbappé, parecía sentenciar definitivamente el encuentro y permitir a los blancos afrontar con tranquilidad los minutos finales.

El despertar vigués

Sin embargo, cuando todo parecía decidido, el Celta de Claudio Giráldez demostró que no había venido a Madrid de paseo. Los cambios del técnico céltico, especialmente la entrada de jugadores como Pablo Durán y Swedberg, revitalizaron a un equipo que parecía noqueado.

En el minuto 69, Javi Rodríguez aprovechó un rechace tras un saque de esquina para marcar el 3-1 y dar esperanzas a los vigueses. El gol cayó como un jarro de agua fría en el Bernabéu, que comenzó a recordar otros partidos donde los blancos se habían complicado tras ir ganando con claridad.

Los temores se confirmaron cuando Swedberg, uno de los recién ingresados, recortó aún más distancias y puso el 3-2 en el marcador. De repente, un partido que parecía resuelto se convertía en un drama para los madridistas, que veían cómo el Celta crecía y amenazaba con el empate.

Final de infarto

Los últimos minutos fueron de auténtico infarto para la afición blanca. El Celta, crecido y sin nada que perder, se lanzó al ataque en busca del empate ante un Madrid que parecía haberse apagado física y mentalmente. Pablo Durán tuvo la más clara para los gallegos, en una ocasión que pudo haber cambiado el desenlace del partido.

Courtois se erigió como salvador en los momentos más críticos, mientras Ancelotti movía el banquillo buscando recuperar el control. La entrada de Jacobo Ramón por Asencio fue uno de los cambios del técnico italiano para intentar frenar la sangría.

El árbitro Gil Manzano añadió cinco minutos que se hicieron eternos para los madridistas. Mbappé tuvo el hat-trick en sus botas con un disparo que rozó el travesaño, pero no logró sentenciar. Finalmente, tras 93 minutos de juego, el colegiado señaló el final del encuentro para alivio de un Bernabéu que respiró tranquilo.

Mirando al Clásico

Esta victoria, aunque sufrida, permite al Real Madrid llegar con opciones al decisivo Clásico del próximo sábado. Los blancos se mantienen a cuatro puntos del Barcelona, por lo que una victoria en Montjuïc reduciría la diferencia a solo un punto cuando todavía quedarían tres jornadas por disputarse.

«Sé perfectamente lo que tengo que hacer», había declarado Ancelotti en la previa, consciente de la importancia de no fallar ante el Celta. Y aunque el equipo cumplió con el objetivo de los tres puntos, el técnico italiano tendrá que analizar ese apagón final que estuvo a punto de costar muy caro.

Por su parte, el Celta de Giráldez puede marcharse del Bernabéu con la cabeza alta tras haber puesto contra las cuerdas al gigante blanco. Los gallegos demostraron carácter y calidad para reaccionar cuando todo parecía perdido, aunque finalmente no pudieron completar la remontada.

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