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Conseguir el carné de conducir en Madrid, Valencia o Barcelona se ha transformado en un verdadero maratón de paciencia y desilusión.
Lo que antes era un trámite relativamente rápido, ahora se extiende durante meses, dejando a miles de jóvenes y no tan jóvenes atrapados en una lista de espera que sigue creciendo.
La causa principal, según denuncian las propias autoescuelas, es la escasez de examinadores, un problema crónico que ni las recientes incorporaciones de la Dirección General de Tráfico (DGT) han logrado mitigar.
Mientras tanto, obtener el carné de conducir en las grandes ciudades sigue siendo una odisea.
Un proceso que debería facilitar tanto movilidad como integración laboral se ha convertido hoy en un laberinto capaz poner a prueba la paciencia incluso del más perseverante.
Un atasco sin precedentes: Radiografía de un cuello de botella
En las principales ciudades, el tiempo de espera para iniciar las prácticas puede superar los seis meses. Según los datos, más de 300.000 aspirantes a conductores permanecen atrapados en listas de espera en toda España.
En provincias como Valencia, hay más de 40.000 alumnos pendientes por una fecha; mientras tanto, en Cádiz, la demora llega a los ocho meses. Otros ejemplos son Baleares, donde cerca de 8.000 personas esperan su turno; y León, donde hay solo tres examinadores que se encargan de miles de solicitudes durante el verano.
Las autoescuelas, que son el primer indicador del sector, afirman que “sacarse el carné ya no es solo obtener un permiso: es sobrevivir a un sistema incapaz de responder”. A la desesperación de los alumnos se suma la parálisis económica para las propias autoescuelas, que ven limitada su capacidad operativa y, en muchos casos, pierden alumnos debido a la frustración acumulada.
El origen del problema es evidente: falta personal. La plantilla de examinadores no ha crecido al mismo ritmo que la demanda y las bajas no son cubiertas con rapidez. El sistema de cupos establecido por la DGT (sistema CAPA) restringe el número diario de exámenes por autoescuela y profesor, lo que significa que solo un porcentaje limitado de alumnos puede presentarse cada semana. Además, si consideramos que muchos no aprueban a la primera, la lista de espera nunca se reduce.
La DGT ha intentado aplicar soluciones temporales como implementar convocatorias para nuevos puestos públicos con plazas para examinadores (70 previstas para 2024, según el BOE); incentivos económicos para animar a los funcionarios a realizar horas extra y contratación temporal para cubrir vacantes hasta que lleguen nuevos funcionarios permanentes.
Sin embargo, desde las autoescuelas lamentan que estas medidas no han tenido un impacto real. “Las nuevas incorporaciones realizadas por la DGT no han sido efectivas”, critican desde el sector, demandando una solución estructural y no meramente temporal.
¿Qué provincias están peor y por qué?
Aunque el colapso es generalizado, existen diferencias notables:
- Madrid, Barcelona y Valencia: son las más afectadas debido al gran volumen poblacional y demanda existente.
- Cádiz y Baleares: enfrentan esperas de hasta 8 meses; esto se complica aún más por el alto coste de vida que disuade a los examinadores a trasladarse allí.
- Galicia: presenta retrasos cercanos a cinco meses debido a una combinación entre falta tanto de profesores como examinadores, especialmente en zonas rurales.
En Canarias, hasta 2.000 profesionales del transporte esperan obtener su carné para poder comenzar a trabajar; esta situación retrasa la incorporación necesaria en sectores estratégicos y agrava aún más la escasez laboral existente.
El papel de la normativa y los cambios regulatorios
El proceso para conseguir el carné en España está regido por el Real Decreto 818/2009 junto con otras normativas diseñadas para asegurar tanto la seguridad vial como la calidad educativa. Sin embargo, una acumulación excesiva de cambios normativos sumada a evaluaciones más rigurosas ha incrementado considerablemente la carga laboral y ralentizado todo el sistema.
Algunos expertos sugieren que digitalizar trámites y flexibilizar fechas podría aliviar parte del atasco; sin embargo, sin un aumento significativo en personal este alivio parece lejano.. La DGT defiende su necesidad por mantener estándares altos tanto en calidad como seguridad aunque reconoce también la urgencia por reforzar su plantilla.
Desde la Confederación Nacional de Autoescuelas (CNAE) y otras organizaciones del sector se ha lanzado una campaña para recoger firmas con el objetivo de exigir al Gobierno una rápida cobertura de todas las vacantes disponibles para examinadores y garantizar así el derecho a examinarse dentro de plazos razonables. El impacto económico es significativo: esta parálisis afecta al consumo, a la venta de vehículos e impacta negativamente sobre la actividad económica de las autoescuelas, que han visto caer sus ingresos pese a una alta demanda existente.
El sector demanda un plan urgente, en el que destaca principalmente, contratar y formar examinadores sin dilaciones; mejorar las condiciones laborales para evitar fugas hacia otras provincias o sectores. Además, piden revisar el sistema cupos permitiendo mayor flexibilidad para las autoescuelas y agilizar trámites administrativos e impulsar procesos digitales.
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