Mata a este pájaro y el golpe le rompe el parabrisas…inevitable.
Aunque a primera vista el estado de tu parabrisas pueda parecerte perfecto, la realidad puede ser muy distinta y su resistencia real a cualquier impacto, por pequeño que este sea, puede estar completamente quebrada y poner en peligro tu seguridad y la de cuantos viajan contigo a bordo de tu coche.
La resistencia real del vidrio es mucho más baja que su resistencia teórica.
En cualquier caso, el parabrisas de un coche es mucho más resistente de lo que la mayoría de la gente cree.
Está diseñado para soportar grandes presiones e impactos, jugando un papel crucial en la seguridad del vehículo.
- El parabrisas puede aportar hasta el 30% de la rigidez estructural del coche.
- Está compuesto por dos láminas de vidrio especial unidas por una lámina interior de polímero transparente de alta resistencia.
- Es prácticamente un cristal blindado, aunque no soporta impactos de bala.
La resistencia del parabrisas frente a impactos depende de varios factores:
- Forma, composición y peso del objeto impactante
- Velocidad y ángulo del impacto
- Curvatura del parabrisas
- Factores ambientales como la temperatura
En el caso específico de un impacto con un pájaro, es difícil determinar una velocidad exacta a la que el parabrisas se rompería, ya que depende de las variables mencionadas.
LA SOPRESA DE LA CACA
Una sorpresa desagradable con la que nos podemos encontrar cuando aparcamos en la calle es que nuestro coche sufra un desperfecto.
Un golpe, una rayada, un retrovisor roto son algunos de los daños que puede sufrir nuestro automóvil cuando lo estacionamos en la vía pública.
Estas son las primeras consideraciones que nos vienen a la cabeza cuando cerramos la puerta y nos alejamos hacia nuestro destino. No pensamos, en cambio, en los excrementos de los pájaros, que pueden provocar daños severos en la carrocería.
Las defecaciones de los pájaros pueden causar desperfectos en la pintura. Y puede darse el caso de que nuestro vehículo se haya convertido en un blanco perfecto para esas aves si está estratégicamente estacionado debajo de un árbol o de una farola. Ni que decir tiene que si se da alguna de estas dos suposiciones y el ejemplar no se ha movido de sitio durante un periodo prolongado de tiempo -como puede ser durante el estado de alarma que vivimos desde el pasado 14 de marzo-: su aspecto va a resultar repulsivo y, además, habrá provocado graves perjuicios a la pintura porque estas defecaciones contienen ácidos.
La primavera y el verano pueden resultar particularmente peligrosos para la carrocería del vehículo, ya que no sólo hay más aves, sino que la chapa y la pintura que la recubre se ablandan y se expanden microscópicamente bajo la luz solar intensa. Cuando llega la noche o desciende la temperatura, se enfría la pintura y cualquier suciedad, incluyendo los excrementos de pájaros, se adhiere a la superficie amoldándose a los restos de las heces dejando una marca a veces muy difícil de eliminar.
Lo que hay que hacer para eliminar los restos de las defecaciones es limpiar la zona afectada con agua tibia y una esponja que contenga jabón de pH neutro. Hay que hacerlo cuanto antes y con suavidad. Removerlo con cuidado evita que los residuos rayen la pintura. Encerar la carrocería una o dos veces al año ayuda a asegurar que los nuevos acabados de pintura puedan resistir mejor los ataques más duros, a la vez que se mantienen brillantes durante más tiempo.
Un consejo que nunca está de más es tratar de eliminar las manchas de los excrementos tan pronto como sea posible. Por un lado, es más fácil quitar los restos de la defecación cuando todavía no se han solidificado y, por el otro, provocará menos daños en la pintura y es posible que no deje ninguna marca posteriormente. Para actuar con rapidez, conviene llevar una botella de agua y una gamuza en el vehículo para ese fin.
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