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Independentistas de corazón, pero la cartera bien que se la llenan con el dinero de todos los españoles

Carulla y compañía: ¡Que os compren los zarrapastrosos cuperos, bolivarianos y ‘Rufianes’!

Los que califican de 'ejecución extrajudicial' el abatimiento a tiros del yihadista asesino de La Rambla y la muerte de los cinco terroristas islámicos de Cambrils, serán unos buenos clientes. Nosotros no

09 Sep 2017 - 10:55 CET
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No sólo es Artur Carulla. Hay otros empresarios en Cataluña que están por la independencia y que no tienen empacho alguno en dejarse ver por los círculos más rancios y cerriles del separatismo. Pero, ¡oigan, allá que se lo coman con su dinero! Ellos sabrán mejor que nadie si esa actitud les conviene a la hora de tener números negros a finales de año –Las redes piden boicotear al empresario catalán dueño del ‘Yatekomo’ por apoyar con fervor a los separatistas-.

España es un país libre, en el que cada cual puede hacer casi lo que quiere, pero si estos millonarios optan por apoyar esa ilegalidad flagrante que es el Golpe de Estado independentista en Cataluña, desde Periodista Digital recomendamos que sean los zarrapastrosos de la CUP, chavistas, sectarios y bolivarianos, quienes compren sus productos.

Los que califican de ‘ejecución extrajudicial’ el abatimiento a tiros del yihadista asesino de La Rambla y la muerte de los cinco terroristas islámicos de Cambrils, serán unos buenos clientes. Nosotros no. Dicho en gallego: ‘Nunca mais’.

LA RELACIÓN DE EMPRESARIOS PROTOSEPARATISTAS

PRESIONES QUE FUNCIONAN

No obstante, hay quienes, bien por caer en gracia o por mero desconocimiento e ignorancia se echan en manos del catalanismo separatista más radical y acaban acongojándose cuando ven el boicot en redes sociales.

Es lo que le pasó a la francesa Decathlon en Cataluña. La firma cayó en el separatismo al discriminar lingüísticamente al resto de españoles. Y es que en sus promociones publicitarias en Cataluña usó hasta tres idiomas… Pero ninguno era el castellano. La presión mediática y de las redes sociales, que anunciaron un boicot a sus productos, hizo que los galos se le envainaran.

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