El verano pasado disfruté del excelso helado de turrón de Xixona de la horchatería Sirvent, tanto de la calle Parlament como del nuevo establecimiento de la calle Balmes/Rosellón de Barcelona. El sabor del helado era magnético. Un placer para los sentidos. Era.
Este verano he ido de nuevo a ambos establecimientos: gran decepción. El helado es ahora dulzón, como aguado. No merece la pena. ¿Qué ha pasado aquí? ¿Reducción de costes?
De igual manera que he prescrito a diestro y siniestro el helado primigenio de la Sirvent clásica (me consta que hay una rama familiar que utiliza la misma marca pero esta ya no la tengo en consideración: su producto es de juzgado de guardia), ahora toca disuadir. Han renunciado a la calidad, cuanto menos de este producto que yo tanto aprecio.
Es triste para mí haberlo comprobado. Pero que conste. Que se sepa.