Aterrizo en Madrid tras tres días y medio de estancia en la República Dominicana. Ha sido mi viaje más breve a aquel país pero ciertamente el tiempo me ha cundido: he impartido, he saludado a amigos, he tomado el sol…y he disfrutado de un par de aguaceros, en un país con creciente y preocupante sequía. (Aceptemos que no llueva café pero es irrenunciable que caiga agua…)
(Creo que ya he viajado 15 veces en mi vida a República Dominicana. Yo ya estoy -como dicen allá- «aplatanado»).