Así está el hoy el cielo barcelonés: legañoso, legañoso. Pero toca ponerse las pilas, ducharse con bravura, atender a los mil y un reclamos que laten alrededor y pasarlo bien.
(Nada mejor que estar dotado de un buen termostato interior, a prueba de días grises, de calles semivacías, de viento díscolo).