Nació hace 40 años y desde entonces ha dado mucho que hablar. La idea, surgida en el año 64, era unir a los mejores fotógrafos y a las mujeres más deseadas. Así se convirtió en el calendario más famoso del mundo. Ahora, el calendario Pirelli ha pasado de adornar paredes de garajes y cabinas de camión a exponerse en un museo.
La Berlinische Galerie presenta la exposición «1964-2006. Pirelli Calendar«: un recorrido por cuatro décadas del emblemático calendario, que hace de sus chicas objeto de culto museístico.
Las mujeres más hermosas, captadas por los fotógrafos más famosos del mundo y contoneando sus cuerpos al sol, a ser posible desnudos y con la marca de los neumáticos Pirelli impresa sobre su trasero: este es el eje de la muestra de Berlín, formada por 120 fotografías.
Naomi Campbell, Eva Herzigova, Laetitia Casta, Cindy Crawford y otras muchas colegas, a las órdenes de Herbs Ritts, Richard Avedon, Peter Lindbergh o Annie Leibovitz, entre una nómina de la treintena de fotógrafos (alguno repitió varios años) contratados por Pirelli.
Los escenarios de «The Call» van de las playas de las Seychelles, a Río de Janeiro, la costa amalfitana, en Italia, Hollywood, las Bahamas y la Costa Azul francesa.
La Berlinische Galerie ha optado por la práctica ausencia de letreros, más allá de indicar el nombre del fotógrafo y año de la edición.
No se dan ni los nombres de las modelos -muchas archiconocidas, otras menos- ni menos aún se estorba la inmediatez visual con plafones explicativos sobre qué hizo de los carteles Pirelli una pieza codiciada por los coleccionistas de todo el planeta.
Imágenes inéditas
Además de las más de cien fotografías, dispuestas cronológicamente desde el 1964 fundacional, completan la muestra unos grandes cubos centrales, bajo el título «Backstage. Pirelli Kalender«, con imágenes inéditas de los fotógrafos trabajando con su modelo.
Las alrededor de 90 fotografías, en su mayoría inéditas, forman parte del libro de ese mismo título, elaborado por Constatino Ruspoli y Stefano Corvi y presentado en Berlín durante la muestra.
En ellas se trata de reproducir la especial atmósfera que envuelve al creador y su musa, deliberadamente expuesta tal cual, sin los retoques posteriores sobre el rostro o cuerpo de la modelo hasta convertirla en la mujer perfecta del calendario.
Objeto de arte
Es la más amplia exposición hasta ahora exhibida sobre «The Call», aparentemente surgida con más o menos los mismos objetivos que los que pueden colgar en un taller mecánico, con la diferencia de que Pirelli los convirtió en objeto de arte.
Los calendarios de esa marca de neumáticos no se compran ni se venden: se reparten entre distribuidores, suministradores y resto de clientela seleccionada, políticos, empresarios y otros «vips» de la vida pública.
Año a año, edición a edición, ganaron en prestigio, combinando glamour y erotismo, hasta ser lo que son: objeto codiciado, de la misma manera que lo son las mujeres que lo ilustran.
Su nacimiento
«The Call» nació en 1964, con Robert Freeman, retratista de «The Beatles» como pionero. Le siguieron Harri Peccinotti, Brian Duffi y Peter Knapp.
En esa época, la atención se centró en lo exótico, tanto en los escenarios como en la elección de las modelos.
A mediados de los 80 se giró la atención hacia lo elegante: pases de modelos, estudios cinematográficos, cediendo además parcela de protagonismo no a los cuerpos, sino a los productos Pirelli.
Desde mediados de los 90 a la actualidad, «The Call» ha vuelto a los orígenes, centrándose en lo que fue la idea fundacional: captar a las mujeres más deseadas del mundo en escenarios de lujo.
La exposición de Berlín es una versión amplificada de la primera de su género, expuesta en 1997 en el Palazzo Grassi de Venecia y que luego se vio en Milán, Montecarlo, Buenos Aires, Sao Paolo, Tokio y Moscú.
Tras su paso por la capital alemana, donde estará hasta el 18 de junio, la muestra retrospectiva de las cuatro décadas de «The Call» viajará al Guggenheim de Nueva York.
