Fallece a los 116 años Inah Canabarro Lucas, la monja brasileña que ostentaba el título de persona más longeva del mundo

La persona más anciana del mundo, la monja brasileña Inah Canabarro Lucas, falleció este miércoles 30 de abril a los 116 años y 326 días, según anunció la Congregación de las Hermanas Teresianas, con quienes residía en la ciudad de Porto Alegre. Su muerte marca el final de una vida extraordinaria que trascendió fronteras y se convirtió en símbolo de resistencia y admiración a nivel mundial.

Nacida el 8 de junio de 1908, Canabarro había sido reconocida como la decana de la humanidad tras el fallecimiento en enero de este año de la japonesa Tomiko Itooka, también a los 116 años, según confirmaron el Grupo de Investigación Gerontológica de Estados Unidos (GRG) y la organización LongeviQuest, entidades dedicadas a validar y registrar casos de longevidad excepcional.

Una vida dedicada a la fe y la educación

La vocación religiosa de Inah Canabarro comenzó temprano en su vida. En 1929, tras completar sus estudios en un internado y realizar su noviciado en Uruguay, regresó a Brasil para dedicarse por completo a la enseñanza. Durante décadas, impartió clases de portugués y, especialmente, de matemáticas, profesión que ejerció con particular pasión y dedicación.

Su trayectoria no solo destacó por su longevidad, sino también por los múltiples títulos que ostentaba: además de ser la persona más longeva del planeta, era la monja viva más anciana desde el fallecimiento de la Hermana André y la religiosa brasileña que más años había alcanzado en la historia.

Fortaleza inquebrantable ante la adversidad

La Hermana Inah demostró una resistencia admirable incluso en los momentos más difíciles. En octubre de 2022, a una edad ya muy avanzada, logró recuperarse del COVID-19, convirtiéndose en una de las sobrevivientes más longevas de esta enfermedad a nivel mundial. Este episodio reforzó su imagen como símbolo de fortaleza y esperanza.

Quienes la conocieron destacan que su fe inquebrantable constituyó siempre el pilar fundamental de su existencia. La propia religiosa atribuía su extraordinaria longevidad a su devoción y a la práctica diaria del rezo del Rosario, rutina que mantuvo hasta sus últimos días.

Una vida multifacética

Más allá de su dedicación religiosa y educativa, Inah Canabarro era una persona de intereses diversos. Entre sus pasiones destacaba el fútbol, deporte que seguía con entusiasmo, lo que añadía una dimensión humana y cercana a su figura de líder espiritual.

Su reconocimiento como la persona más longeva del mundo en enero de 2025 representó un hito histórico para Brasil, convirtiéndola en embajadora involuntaria de la longevidad y el envejecimiento activo. Durante los casi cuatro meses que ostentó este título, su figura trascendió el ámbito religioso para convertirse en referente global.

Legado y trascendencia

El fallecimiento de la Hermana Inah deja un vacío en la comunidad religiosa internacional y en el registro de supercentenarios a nivel mundial. Su vida, que abarcó más de once décadas, fue testigo de transformaciones históricas, tecnológicas y sociales sin precedentes: desde las dos guerras mundiales hasta la era digital, pasando por innumerables hitos que marcaron el siglo XX y el inicio del XXI.

La Congregación de las Hermanas Teresianas ha expresado su profundo pesar por la pérdida, destacando la ejemplaridad de su vida consagrada y su incansable labor educativa. Aunque por el momento no se han revelado detalles sobre las ceremonias fúnebres, se espera que numerosas personalidades del ámbito religioso y civil rindan homenaje a esta figura excepcional.

Con la partida de Inah Canabarro Lucas, el mundo no solo pierde a su habitante más longevo, sino también a una mujer que encarnó valores de perseverancia, fe y servicio a los demás. Su extraordinaria trayectoria vital permanecerá como testimonio de las posibilidades del espíritu humano y como inspiración para generaciones futuras.

La comunidad científica dedicada al estudio de la longevidad seguirá analizando su caso, que se suma al selecto grupo de personas verificadas que han superado los 116 años de edad, contribuyendo así al conocimiento sobre los factores que influyen en una vida excepcionalmente larga.