Madrid despide este martes a José Enrique Serrano, quien falleció a los 75 años en la capital tras una vida dedicada, desde la discreción y la inteligencia, al servicio público. Su muerte, ocurrida el 10 de junio de 2025, ha sido lamentada por toda la clase política española, que reconoce en él a un «servidor a España y un héroe silencioso de la democracia».
Su figura, siempre alejada de los focos pero imprescindible en los despachos donde se dirimían los asuntos más delicados, fue fundamental para todos los líderes del Partido Socialista Obrero Español desde finales de los años ochenta. El PSOE, sus compañeros y adversarios políticos coinciden hoy en destacar su temple negociador y su “cabeza prodigiosa”, capaz de encontrar salidas razonables incluso en las situaciones más comprometidas.
El arquitecto invisible del socialismo moderno
José Enrique Serrano fue mucho más que un jefe de gabinete: fue el confidente, consejero y mediador de presidentes como Felipe González y José Luis Rodríguez Zapatero, así como pieza clave en la estructura interna del PSOE durante varias décadas. Accedió al núcleo duro socialista en 1987, cuando Narcís Serra le nombró director general de Personal. Desde entonces, su ascenso fue continuo: primero como vicesecretario general y luego como director de gabinete entre 1995 y 1996, cuando el gobierno de González vivía sus momentos más turbulentos.
Tras el cambio político que llevó al Partido Popular al poder en 1996, Serrano se mantuvo como referente interno del partido durante la etapa de Joaquín Almunia. La llegada al Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero en 2004 supuso su consagración definitiva: fue el único candidato posible para ocupar la jefatura del gabinete presidencial, puesto que desempeñó con una eficacia y lealtad que le hicieron único en la historia democrática española—nadie antes había ocupado esa responsabilidad bajo dos presidentes diferentes. Su experiencia resultó invaluable durante las crisis políticas y sociales que marcaron esos años.
Un legado construido sobre la inteligencia y la tolerancia
De él han dicho colegas y adversarios que “nunca huyó de los asuntos comprometidos” y que “siempre defendió su criterio con firmeza acompañada de máxima tolerancia”. Entre pasillos se le conocía como “el hombre que tenía el Estado en la cabeza”; entre los suyos, como el guardián silencioso de secretos e intrigas políticas que marcaron el devenir español desde la Transición.
Jurista, profesor universitario y parlamentario, Serrano destacó por su habilidad para negociar acuerdos complejos—tanto internos como externos—y por su capacidad para mantener unido un partido sometido a tensiones constantes. Contribuyó a forjar puentes entre generaciones socialistas muy distintas. Como recuerda un antiguo colaborador:
“Jamás escuché a nadie hablar mal de él. Y no porque no asumiera responsabilidades pesadas o porque no defendiera su criterio—siempre sabio—con la máxima firmeza acompañada de tolerancia hacia el criterio ajeno”.
Impacto e influencia: un referente transversal
El paso del bipartidismo al actual panorama fragmentado encontró a Serrano ya lejos del primer plano político—se retiró discretamente en 2019—pero siguió siendo referente moral y estratégico para muchos dirigentes socialistas. Durante años fue diputado en el Congreso, testigo directo del auge de nuevas formaciones como Podemos o Ciudadanos y del reto constante a las estructuras tradicionales.
El PSOE ha recordado estos días que “España siempre estará en deuda con José Enrique Serrano”, expresión reiterada por compañeros que subrayan cómo su legado trasciende siglas o coyunturas políticas. Su nombre queda asociado a una idea noble del servicio público: la del profesional que antepone el bien común a cualquier ambición personal.
Una vida marcada por la historia familiar y la vocación pública
Nieto de un mártir asesinado en 1936 durante la Guerra Civil española, José Enrique Serrano simbolizó también una ruptura generacional: eligió servir al Estado democrático surgido tras la dictadura franquista, dejando atrás viejas heridas familiares para apostar por el entendimiento nacional. Esta herencia personal forjó su carácter conciliador e hizo aún más profundo su compromiso con los valores democráticos.
Reconocimientos y despedidas
Las muestras de pesar han llegado desde todos los ámbitos políticos. Quienes compartieron con él interminables horas negociando presupuestos o resolviendo crisis institucionales destacan hoy su rigor intelectual y su honestidad personal. Los actos conmemorativos previstos incluyen una capilla ardiente en Madrid abierta a representantes políticos y ciudadanos anónimos.
La familia ha agradecido públicamente las innumerables muestras de afecto recibidas. El PSOE prepara además un homenaje institucional donde se recordarán sus principales hitos profesionales y se evocará su contribución decisiva a momentos clave como las reformas legislativas o las negociaciones internas para garantizar gobiernos estables.
Datos biográficos esenciales
- Fecha y lugar de nacimiento: 1950, Madrid.
- Educación y formación: Licenciado en Derecho; formación superior vinculada al análisis político-administrativo.
- Hitos importantes:
- Director General de Personal (1987)
- Jefe de gabinete con Felipe González (1995-1996) y José Luis Rodríguez Zapatero (2004-2011)
- Diputado nacional durante varias legislaturas
- Asesor parlamentario principal durante gobiernos socialistas clave
- Obras o logros reconocidos:
- Gestión eficaz de crisis políticas (11-M, reforma laboral)
- Negociador principal en pactos parlamentarios transversales
- Referente ético e intelectual dentro del PSOE
- Premios y reconocimientos:
- Reconocimiento público por parte del Congreso
- Distinciones internas del PSOE por trayectoria ejemplar
- Información familiar relevante:
- Nieto de víctima represaliada por la Guerra Civil; hijo adoptivo del Madrid democrático; padre y esposo reservado
La historia reciente del socialismo español no puede entenderse sin pronunciar el nombre discreto pero fundamental de José Enrique Serrano. Su marcha deja huérfana una forma serena e inteligente de ejercer el poder. Hoy España despide no sólo a un político brillante sino también a uno de los últimos guardianes silenciosos del espíritu democrático.
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