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El vigilante de seguridad, al verse superado por una multitud de jóvenes, se vio obligado a llamar a la Ertzaintza

El circo del ‘ligoteo en el supermercado’ se le va de las manos a Mercadona en Bilbao

Lo que comenzó como una broma absurda en las redes sociales terminó por desbordar la tranquilidad de un Mercadona en Bilbao, revelando una preocupante tendencia hacia la banalización de nuestras interacciones sociales

Paul Monzón 01 Sep 2024 - 06:44 CET
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De piñas a Cupido: ¡El supermercado se convierte en el nuevo Tinder!»

Durante la tarde del pasado jueves, el supermercado ubicado en la calle Rodríguez Arias se convirtió en el escenario de un fenómeno tan ridículo como inquietante: una multitud de jóvenes invadió el establecimiento para participar en la última moda viral de TikTok e Instagram, que consiste en «ligar» llevando una piña boca abajo en el carrito de la compra.

@lalitablog Ligar en el Mercadona al parecer ya es un hecho 😂 . . . #mercadona #ligar #cita #haulmercadona #emigrar #storytime #humor #españa #madrid ♬ sonido original – lalita | arg en madrid 🧉💃🏻

Entre las siete y ocho de la tarde, lo que debería haber sido un simple espacio para hacer la compra se transformó en un caótico «mercado del amor», donde los pasillos de la sección de frutas y verduras se vieron abarrotados por aspirantes a conquistadores digitales. Este «rito» moderno, que no es más que una banalización de la búsqueda de pareja, ha convertido un símbolo tan inofensivo como una piña en una contraseña para participar en un juego social que reduce el cortejo a un absurdo gesto de consumo.

 

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La situación llegó a tal punto que el vigilante de seguridad, al ver que el número de personas superaba con creces el aforo habitual, se vio obligado a llamar a la Ertzaintza. Aunque la intervención policial logró restaurar el orden, el incidente pone de manifiesto cómo las redes sociales, lejos de enriquecer nuestras vidas, pueden arrastrarnos a conductas irracionales y colectivas que ponen en riesgo no solo la seguridad de los espacios públicos, sino también la esencia de nuestras interacciones humanas.

La piña boca abajo, convertida en símbolo de una nueva «moda», es un triste reflejo de una sociedad que cada vez más se deja guiar por lo efímero, lo superficial y lo absurdo. ¿Hasta qué punto estamos dispuestos a sacrificar nuestra dignidad y sentido común en aras de la viralidad? Este episodio, lejos de ser anecdótico, debería hacernos reflexionar sobre el peligro de dejar que las redes sociales dicten nuestras vidas y conviertan nuestras acciones en simples actos de imitación sin propósito ni sentido.

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