«Con gran pesar les digo que mi padre, Donald Sutherland, ha fallecido. Personalmente me parece uno de los actores más importantes de la historia del cine. Nunca le asustó un papel, bueno, malo o feo. Amaba lo que hacía e hizo lo que amaba, y nunca se puede pedir más que eso. Una vida bien vivida», escribió Kiefer en X.
Una carrera de siete décadas
Nacido en New Brunswick, Canadá, Sutherland comenzó su carrera como reportero de noticias de radio antes de trasladarse a Londres en 1957 para estudiar en la Academia de Música y Arte Dramático de Londres. Sus primeros pasos en la actuación fueron pequeños papeles en cine y televisión británicos.
Su gran oportunidad llegó con «Los 12 del patíbulo» (1967), un clásico de acción de la Segunda Guerra Mundial, seguido por su papel como el sargento Oddball en «Los violentos de Kelly» (1970). En «Klute» (1971), interpretó a un detective que trabaja junto a una prostituta de lujo, interpretada por Jane Fonda, quien ganó un Oscar por su actuación. Sutherland y Fonda también mantuvieron una relación sentimental durante dos años.
Otro de sus papeles icónicos fue en «Amenaza en la sombra» (1973), donde protagonizó una escena de sexo tan realista con Julie Christie que generó rumores sobre su autenticidad, los cuales Sutherland desmintió.
Versatilidad y pasión por la actuación
A lo largo de los años 70, Sutherland continuó mostrando su versatilidad, desde un miembro del IRA en «Ha llegado el águila» (1976) hasta un profesor universitario en «Desmadre a la americana» (1978). En los años 80, su interpretación en «Gente como uno» como el padre de un adolescente suicida le ganó el reconocimiento de la crítica.
En la década de 2000, Sutherland se aventuró en la televisión con series como «Sexy Money» y «Señora presidenta», y en los 2010, participó en la saga de «Los juegos del hambre» como el tiránico presidente Snow. A pesar de su impresionante carrera, Sutherland nunca fue nominado a un Oscar, aunque recibió un premio honorífico de la Academia en 2017.
Activismo político
Sutherland no solo se destacó por su trabajo en la pantalla, sino también por su activismo político. Junto a Jane Fonda, protestó contra la guerra de Vietnam, una lucha reflejada en el documental «F.T.A.» de 1972. Sus creencias políticas también influyeron en su trabajo, como en «Los juegos del hambre», donde esperaba que el mensaje del filme inspirara a los jóvenes a ser más conscientes políticamente.
Legado
En una entrevista con la BBC en 2015, Sutherland reflexionó sobre los cambios en la industria cinematográfica y la motivación de las nuevas generaciones de actores, que a menudo están más enfocadas en el dinero. Recordó sus humildes comienzos en Londres, ganando apenas 8 libras por semana.
Sutherland, quien nunca planeó retirarse de la actuación, deja un legado duradero en el cine, con una carrera marcada por su pasión, versatilidad y compromiso con su arte. Su muerte llega pocos meses antes de la publicación de sus memorias, «Made Up, But Still True», un testimonio de su trayectoria personal y profesional.
Donald Sutherland deja cuatro hijos y una hija, y una huella imborrable en la historia del cine. Su vida y carrera ejemplifican la dedicación y el amor por la actuación, dejando un legado que continuará inspirando a futuras generaciones.
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