Sus padres, Chris y Staci le oyeron gritar e inmediatamente llamaron al servicio de emergencias. Un helicóptero le trasladó desde casa al hospital, donde inicialmente los médicos pensaron que habría perdido el ojo derecho.
Entró en quirófano y le quitaron la llave, tras comprobar que no había sufrido daños cerebrales. Sin embargo, lo que les dejó atónitos es que a los 15 minutos de la intervención descubrieron que el niño no había perdido la vista del ojo afectado.
«Es un milagro»
El accidente de Nicholas ocurrió el dia 2 de septiembre, cuando jugaba con sus hermanos en el cuarto de estar del domicilio familiar. La madre del niño dice que nunca se le va a olvidar el momento en que el niño empezó a gritar. «Nadie está preparado para algo así. Creímos que el daño era irreparable».
Uno de los hermanos de Nicholas recuerda como «cuando le miré vi que tenía una llave dentro del ojo». «Es horrible ver algo así le pasa a tu bebé», añadió la madre.
Tras permanecer seis días en el hospital, Nicholas fue trasladado a su domicilio y ya está completamente recuperado. La familia no se cansa de repetir que ha sido un milagro.
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