Quién era Andriy Portnov, el opositor ucraniano y crítico de Zelensky, asesinado a tiros frente a la escuela de sus hijos en Madrid

El miércoles por la mañana, la rutina en el exclusivo Colegio Americano de Madrid, en Pozuelo de Alarcón, se vio abruptamente interrumpida por un suceso que ha conmocionado a la comunidad internacional.

Andriy Portnov, opositor ucraniano, crítico de Zelensky y figura central en la política de su país durante los años más convulsos recientes, fue asesinado a tiros justo después de dejar a sus hijas en el centro escolar.

El ataque fue ejecutado con precisión y frialdad.

Testigos presenciales relatan que, tras apearse de un Mercedes negro y dirigirse hacia el colegio, Portnov -que fue asesor del expresidente proruso Yanukóvich, fue sorprendido por dos o tres individuos que le dispararon a quemarropa.

Recibió al menos cinco impactos de bala; uno de ellos, mortal, en la cabeza.

Según algunos testigos, el asesino regresó para rematarlo en el suelo con un tiro de gracia antes de huir junto a sus cómplices en moto, perdiéndose por una zona boscosa hacia la Casa de Campo.

El suceso ocurrió entre las 9:10 y las 9:15 horas, coincidiendo con la entrada de los alumnos al centro, lo que incrementó el dramatismo y el riesgo del acto.

La policía española activó rápidamente un dispositivo especial para tratar de identificar y detener a los responsables.

Por el momento, no se han producido arrestos. El crimen ha puesto sobre la mesa no solo cuestiones sobre la seguridad nacional sino también sobre posibles ramificaciones internacionales y políticas del asesinato.

Perfil: ¿Quién era Andriy Portnov?

Nacido en Lugansk en 1972, Andriy Portnov fue uno de los principales asesores jurídicos y políticos de Yanukóvich durante su presidencia. Su figura adquirió notoriedad durante las protestas del Euromaidán (2013-2014), donde fue señalado como artífice e impulsor de las llamadas «leyes de la dictadura», una batería normativa que restringía derechos fundamentales como la libertad de expresión o reunión.

Tras la caída de Yanukóvich y su huida a Rusia, Portnov también abandonó Ucrania. Enfrentó investigaciones y sanciones internacionales por corrupción, apropiación indebida y supuestas violaciones de derechos humanos. Varias causas fueron archivadas o resultaron favorables para él, pero su cercanía con intereses prorrusos le mantuvo siempre bajo el foco del Servicio de Seguridad ucraniano (SBU).

En 2019 intentó regresar a Ucrania tras residir en Rusia y Viena, aunque su implicación en procesos legales persistía. Desde 2024 residía en Madrid bajo «circunstancias excepcionales», un estatus legal que le permitía vivir en España mientras seguía gestionando negocios familiares.

Anécdotas y curiosidades

• Era considerado uno de los abogados más influyentes del entorno Yanukóvich.
• Fue objeto de sanciones europeas entre 2014 y 2015.
• En 2024 firmó un poder notarial en Madrid para transferir propiedades familiares.
• Sus hijas estudiaban en el Colegio Americano, centro conocido por acoger a hijos de celebridades como Cristiano Ronaldo o Thibaut Courtois.
• A pesar de su perfil público, mantenía un bajo perfil mediático desde su llegada a España.

La hipótesis internacional: ¿asesinato político?

El asesinato ha reabierto debates sobre asesinatos selectivos en territorio español vinculados a conflictos internacionales. La policía baraja diversas hipótesis, incluida la posibilidad de una operación ejecutada por servicios secretos extranjeros. Tanto Rusia como Ucrania se han acusado mutuamente del crimen; Moscú rechaza cualquier implicación mientras Kiev señala el historial prorruso del expolítico asesinado.

En los últimos años, se ha constatado un incremento global de asesinatos selectivos atribuidos a servicios secretos ucranianos o rusos. Destacan casos como el general ruso Igor Kirillov, asesinado con una bomba adherida a una moto en Moscú —acción reivindicada por el SBU ucraniano— o las acciones del HUR (inteligencia militar ucraniana) inspiradas directamente por modelos como el Mossad israelí. Estas operaciones buscan eliminar a figuras consideradas traidoras o amenazas directas para los intereses nacionales.

La propia prensa internacional subraya que España ha sido escenario reciente de otros crímenes relacionados con ciudadanos exiliados desde Rusia o Ucrania tras la invasión rusa iniciada en 2022. El caso Portnov se suma así a una lista creciente que inquieta tanto a las autoridades españolas como europeas.

Debate sobre la seguridad: Marlaska cuestionado

El asesinato ha puesto bajo presión al Ministerio del Interior español. Diversos sectores políticos han criticado abiertamente al ministro Fernando Grande-Marlaska, señalando lo que consideran una «aberrante incompetencia» para garantizar fronteras seguras y prevenir infiltraciones criminales —críticas amplificadas tras episodios recientes relacionados con narcotráfico en Barbate o el Guadalquivir—.

Entre las cuestiones planteadas:

• ¿Por qué pudo residir Portnov legalmente bajo circunstancias excepcionales?
• ¿Se subestimó el riesgo para él y otros exiliados?
• ¿Está España preparada para evitar operaciones encubiertas extranjeras?
• ¿Existe coordinación suficiente entre cuerpos policiales e inteligencia internacional?

El caso evidencia carencias estructurales para anticipar y neutralizar este tipo de amenazas transnacionales.

Asesinatos internacionales atribuidos a agentes ucranianos

En paralelo al caso Portnov, diversos informes documentan asesinatos selectivos atribuidos al SBU ucraniano o al HUR fuera del territorio ucraniano:

• Eliminación física mediante explosivos adheridos a vehículos.
• Emboscadas contra figuras prorrusas consideradas traidoras.
• Operaciones con apoyo logístico externo facilitado por servicios occidentales (CIA, MI6).

Estas acciones forman parte explícita de una estrategia adoptada tras 2022: «Las represalias alcanzarán a los criminales de guerra sin importar cuándo o dónde estén», resumía recientemente el teniente general Ihor Romanenko.

Una muerte que deja muchas preguntas abiertas

El asesinato público y brutal de Andriy Portnov sacude tanto al exilio ucraniano como al propio sistema español. Más allá del perfil controvertido del fallecido —con enemigos tanto dentro como fuera de Ucrania—, este crimen reabre cuestiones sobre vulnerabilidad nacional ante conflictos importados y operaciones encubiertas internacionales.

Mientras avanza la investigación policial, crecen las presiones para reforzar los controles fronterizos y mejorar la cooperación internacional frente al auge del crimen organizado transnacional y los asesinatos selectivos ligados al conflicto ruso-ucraniano.