Este martes ha dejado una escena desoladora en la vivienda situada en la calle Humilladero, en pleno centro de Madrid. José Luis Ábalos, exministro de Transportes y figura clave en la política española reciente, se ha visto afectado por un robo que ocurre en un momento especialmente delicado para él. El incidente llega apenas unas horas después de que presentara una querella contra el Ministerio actualmente dirigido por Óscar Puente, tras verse implicado en la auditoría del conocido como caso Koldo, que ha salpicado la trama interna del PSOE.
La casa, habitada ahora por la hija universitaria de Ábalos y su exmujer Carolina Perles, quedó completamente revuelta. Los ladrones, según relatan fuentes policiales, forzaron la cerradura y revolvieron cada estancia, llevándose dos ordenadores, una cámara fotográfica, un teléfono móvil antiguo y unos 300 euros en efectivo. La joven descubrió el asalto alrededor de la una de la madrugada y alertó inmediatamente a las fuerzas de seguridad.
No es la primera vez que el entorno próximo a Ábalos se ve afectado por robos y asaltos. Hace apenas un mes, Koldo García Izaguirre, exasesor del exministro e investigado central en la trama del caso Koldo, denunció un robo similar en el domicilio de su madre en Benidorm. En aquella ocasión, los ladrones también destrozaron el inmueble buscando —según especulaciones— algo más que objetos de valor: posibles pruebas o grabaciones comprometedoras relacionadas con las causas judiciales abiertas.
La concatenación de estos sucesos no ha pasado desapercibida para los investigadores ni para los afectados. Aunque la policía mantiene como principal hipótesis el robo común —el modus operandi coincide con otros asaltos urbanos—, no descarta otras líneas, dada la coincidencia temporal con movimientos judiciales relevantes. El entorno familiar de Ábalos no oculta su inquietud ante lo que consideran más que simples casualidades: “El objetivo podrían ser las grabaciones o documentos sobre los casos investigados”, deslizan fuentes próximas al exministro.
La Policía Nacional mantiene abiertas todas las hipótesis mientras analiza las imágenes grabadas tras el asalto —que pueden resultar clave para identificar a los autores— y revisa posibles conexiones entre los diferentes robos recientes relacionados con el entorno socialista.
Por ahora, el robo en casa de Ábalos añade presión a un clima político ya tenso y refuerza el debate sobre la seguridad personal de políticos y sus familias cuando están bajo el foco público o judicial.
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