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La tarde del sábado en Puente de Vallecas se tornó caótica en cuestión de minutos.
Un tipo de origen marroquí, apenas con 18 años, desató el terror al acuchillar a tres personas en plena calle.
Posteriormente, se atrincheró en su vivienda y, horas más tarde, atacó a la Policía Nacional mientras gritaba “Allahu Akbar”.
Este incidente, que está siendo investigado como un posible ataque yihadista, plantea interrogantes cruciales sobre la radicalización, la seguridad ciudadana y la respuesta policial ante situaciones extremas.
El primer aviso llegó poco después de las 14:00 horas. Varios vecinos contactaron con los servicios de emergencia para alertar que un hombre estaba atacando con un cuchillo a viandantes en la calle Carlos Martín Álvarez. Las víctimas, dos hombres y una mujer de edad avanzada, sufrieron heridas leves: uno recibió un corte de cinco centímetros en el pecho, otro en la espalda y la mujer un pinchazo superficial en la nuca. Los tres fueron atendidos por el SAMUR-Protección Civil y rápidamente trasladados a hospitales cercanos.
El agresor se dio a la fuga hacia su domicilio, ubicado en la cercana calle Peña de Atalaya. Allí se atrincheró, recitando versos del Corán y amenazando a quienes intentaban acercarse. La situación escaló rápidamente: la Policía Nacional activó un operativo especial que incluyó a la Unidad de Intervención Policial (UIP) y el Subgrupo Operativo Antiterrorista de Reacción (SOAR), preparados para lidiar con incidentes de alta peligrosidad.
A las 16:30, tras varios intentos fallidos por reducirlo incluso con pistolas táser, los agentes irrumplieron en el inmueble protegidos con escudos y subfusiles MP5. El joven, armado con un cuchillo de grandes dimensiones, se lanzó hacia ellos gritando “¡Allahu Akbar!”. Fue abatido por tres disparos que le causaron heridas graves en el pulmón, riñón y abdomen. Actualmente permanece ingresado bajo custodia policial en el Hospital Gregorio Marañón.
El perfil del atacante
El joven, originario del Magreb y nacionalidad española, residía en el barrio desde hacía años. Según las investigaciones actuales, parece tratarse de un caso reciente de radicalización; sin embargo, no había antecedentes policiales ni vínculos directos con células yihadistas. Su entorno familiar y vecinal lo describe como alguien reservado, aunque últimamente habría mostrado signos de inestabilidad y aislamiento social.
Algunos testigos han señalado que durante los hechos el joven podría haber estado bajo los efectos de drogas; este aspecto está siendo analizado por las autoridades competentes. El incidente se investiga como una acción llevada a cabo por un lobo solitario, término utilizado para referirse a individuos radicalizados fuera de estructuras organizadas.
Contexto social y policial
Este suceso ha reabierto el debate sobre cómo detectar tempranamente casos de radicalización y mejorar la coordinación entre servicios sociales, sanitarios y policiales. Según los sindicatos policiales, la intervención rápida de las unidades especializadas evitó que la situación terminara aún peor. Los agentes intentaron sin éxito reducir al agresor utilizando armas no letales antes de recurrir al uso real de fuego, siguiendo los protocolos establecidos para incidentes relacionados con terrorismo potencial.
La Brigada Provincial de Información junto con la Comisaría General están indagando si el atacante actuó solo o si existían conexiones con organizaciones islamistas. También se revisan posibles antecedentes relacionados con comportamientos violentos previos en su entorno; no obstante, hasta ahora no han emergido detalles adicionales sobre su historial personal.
La investigación judicial sigue abierta e involucra a expertos en terrorismo islamista. Se evalúa tanto la motivación ideológica como posibles influencias psiquiátricas o relacionadas con consumo de drogas. Aunque estos ataques son poco comunes, reavivan discusiones sobre integración y vigilancia respecto a posibles focos de radicalización en barrios periféricos.
Desde una perspectiva legal, el agresor permanece detenido como investigado por tentativa de homicidio y atentado contra la autoridad. La gravedad de sus lesiones dificulta por ahora su comparecencia ante el juez; sin embargo, se prevé que las diligencias avancen pronto.
El caso ocurrido en Vallecas se suma a otros episodios recientes que han puesto a prueba la capacidad reactiva de las fuerzas del orden ante amenazas inesperadas. La coordinación entre Policía Nacional, servicios sanitarios y unidades antiterroristas ha sido clave para minimizar daños e impedir víctimas mortales en un incidente que pudo haber tenido consecuencias mucho más trágicas.
El barrio sigue conmocionado pero también destaca cómo tanto ciudadanos como policías han respondido ante situaciones límite mientras continúa la investigación para esclarecer los motivos detrás del comportamiento del joven protagonista uno de los eventos más tensos vividos recientemente en Madrid.
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