En un rincón remoto de Kazajistán, rodeado por vastas estepas y bajo un cielo interminable, se conmemora un cumpleaños muy especial.
El homenajeado no es una figura pública ni un político destacado, sino un ciudadano anónimo que acaba de celebrar sus 115 años.
No está solo en su logro: Kazajistán tiene ya 448 personas que han superado el siglo de vida, un fenómeno demográfico que sigue sorprendiendo tanto a locales como a forasteros.
Mientras el envejecimiento poblacional se convierte en una preocupación mundial, en Kazajistán la longevidad se ha transformado casi en un rasgo distintivo. Las cifras son reveladoras: el país ha visto cómo su población se ha quintuplicado en el último siglo y cada año suma más centenarios.
¿Qué factores explican este asombroso fenómeno? ¿Es cuestión de genética, un estilo de vida particular o una mezcla de elementos culturales y ambientales?
Un país donde cumplir 115 años se vive como motivo de orgullo nacional; sin duda alguna es también fuente de sana admiración desde otros rincones del mundo.
La esperanza de vida en Kazajistán: una historia de contrastes
Para comprender la longevidad kazaja, es esencial examinar la esperanza de vida del país, que ha tenido altibajos significativos a lo largo del siglo XX y XXI. A principios del pasado siglo, la esperanza de vida era baja, afectada por guerras, hambrunas y un sistema sanitario deficiente. Sin embargo, las últimas décadas han traído consigo mejoras notables en la calidad de vida y en los servicios sanitarios, permitiendo no solo alcanzar sino también superar los 70 años como media para la población general.
El desarrollo de la sanidad pública, el aumento en la calidad nutricional y el acceso a recursos terapéuticos naturales —como aguas termales y fangos medicinales— han sido cruciales en este progreso. Además, los datos demográficos muestran un crecimiento constante en las zonas rurales, donde el ritmo de vida es más pausado y tradicional; factores que parecen favorecer una mayor longevidad.
¿Por qué hay tantos longevos en Kazajistán?
La gran pregunta es: ¿qué hace a Kazajistán un lugar propicio para centenarios? La ciencia sugiere que hay una combinación de genética, entorno y hábitos sociales.
- Genética y longevidad extrema: Aunque no se hereda fácilmente la esperanza de vida media, sí parece que ciertos genes familiares influyen en alcanzar edades avanzadas. Aquellos con parientes centenarios tienen un 31% más de probabilidades de vivir muchos años respecto a la media. Variantes genéticas como APOE y FOXO3A, relacionadas con la reparación celular y el metabolismo, son más comunes entre quienes llegan al siglo.
- Estilo de vida tradicional: En las áreas rurales kazajas predomina una alimentación basada en productos frescos, escasos ultraprocesados y abundantes verduras y cereales. El aire limpio de las estepas, la actividad física moderada y una comunidad social sólida funcionan como barreras naturales contra muchas enfermedades crónicas. No es raro ver a ancianos kazajos caminando varios kilómetros al día para visitar a amigos o participar activamente en actividades comunitarias.
- Bienestar personal y salud mental: Investigaciones recientes apuntan a que el bienestar emocional es tan crucial como la alimentación o el ejercicio físico. Las relaciones sociales sólidas, la conexión con la comunidad y el apoyo familiar son aspectos fundamentales para llevar una vida larga y satisfactoria. En Kazajistán, valores como la hospitalidad y el sentido comunitario no son solo costumbres culturales; son verdaderos pilares para mantener una buena salud.
- Recursos terapéuticos naturales: El país ha sabido aprovechar sus recursos naturales: aguas termales, fangos curativos y aire puro montañés. Los balnearios ofrecen tratamientos que combinan tradición con modernidad, desde hidroterapia hasta pantoterapia (tratamientos con astas de ciervo), pasando por terapias en cuevas salinas reconocidas por sus beneficios respiratorios.
Salud, longevidad y bienestar: una ecuación compleja
No todo se reduce a genética o tradiciones pasadas. La ciencia contemporánea ha puesto luz sobre los telómeros —esas «capuchas» protectoras del ADN— cuya longitud está directamente relacionada con la longevidad celular. Factores ambientales como el estrés continuo, la contaminación o una dieta inadecuada pueden acortar los telómeros y acelerar el proceso de envejecimiento. En cambio, un estilo equilibrado que incluya ejercicio regular y una alimentación rica en nutrientes ayuda a preservarlos.
En Kazajistán, el crecimiento del turismo enfocado en la salud refleja una creciente preocupación por el bienestar personal. Balnearios y centros especializados no solo ofrecen tratamientos físicos; también brindan apoyo psicológico y programas para un envejecimiento activo. La combinación entre medicina tradicional y avances científicos ha generado un enfoque integral que atrae tanto a locales como a turistas internacionales.
El futuro de la longevidad en la estepa
Las proyecciones demográficas indican que la población kazaja seguirá creciendo; se estima que alcanzará los 26 millones para 2050. Si esta tendencia hacia la longevidad continúa, no será sorprendente ver cómo aumenta el número de centenarios.
Sin embargo, algunos expertos advierten sobre los desafíos del envejecimiento poblacional: presión sobre los sistemas sanitarios existentes, necesidad urgente de adaptar infraestructuras e imperativo garantizar condiciones dignas para todos durante su vejez. Pero por ahora, Kazajistán sigue celebrando cada nuevo centenario como un triunfo colectivo y testimonio resiliente de su cultura.
Anécdotas y curiosidades de la longevidad kazaja
- Entre los centenarios kazajos proliferan relatos sobre sobrevivientes a conflictos bélicos o deportaciones. Muchos atribuyen su larga vida al consumo habitual de leche fermentada (kumis), té verde e incluso al sentido del humor que les acompaña.
- Las celebraciones por los cumpleaños mayores a 100 años suelen ser eventos multitudinarios donde nietos y bisnietos honran tanto la memoria como las experiencias acumuladas.
- Algunos balnearios cercanos a Almaty ofrecen “baños rejuvenecedores” basados en prácticas ancestrales con aguas ricas en minerales mezcladas con barro negro proveniente de montañas.
- Aunque Jeanne Calment ostenta el récord mundial con 122 años, no sería sorprendente ver cómo pronto las estepas kazajas nos sorprenden con nuevos récords.
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