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UN MISTERIO GASTRONÓMICO CON SABOR A LEYENDA

El origen de la tapa: entre reyes, tabernas y anécdotas que siguen conquistando España

De Castilla a Andalucía, pasando por historias reales y curiosidades, la tapa es mucho más que un simple bocado en la barra

Periodista Digital 17 Jun 2025 - 02:45 CET
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La tapa española, ese pequeño bocado que acompaña a la bebida y convierte cualquier encuentro en algo especial, es mucho más que una tradición culinaria: es un símbolo de identidad nacional. Pero ¿de dónde surge exactamente este ritual tan nuestro? La respuesta no es sencilla. El origen de la tapa se pierde entre leyendas de reyes sabios, taberneros ingeniosos y costumbres populares que han evolucionado durante siglos.

Una de las teorías más aceptadas sitúa su nacimiento en el siglo XIII, durante el reinado de Alfonso X “El Sabio”. Según cuentan las crónicas, el monarca enfermó y los médicos le recomendaron pequeñas dosis de vino acompañadas siempre de algo de comida para mitigar sus efectos. Al recuperarse, Alfonso X ordenó a los mesones de Castilla que ninguna bebida alcohólica se sirviera sin una ración de alimento, con el objetivo de evitar los excesos entre la población. Así nació la costumbre de “tapar” los efectos del vino y, según muchos, también el propio término “tapa”.

Sin embargo, no es la única historia que compite por explicar el misterio. Otra versión populariza el origen en tiempos de los Reyes Católicos. Ante los accidentes provocados por carreteros ebrios al salir de las ventas del camino, se exigió a los taberneros servir un plato con comida sobre las jarras para que los clientes comieran antes de beber y así reducir la embriaguez.

Andalucía y la casualidad real: tapas contra el polvo y las moscas

Si hay una región que se asocia especialmente al tapeo es Andalucía. Aquí se localiza otra leyenda emblemática: durante una visita a Cádiz, Alfonso XIII pidió una copa de vino en una venta cercana a la playa. Una ráfaga de viento levantó polvo y el camarero, ingenioso, cubrió la copa con una loncha de jamón para protegerla. El rey, divertido con el gesto, pidió otra copa “con tapa”, dando así origen —según esta versión— a una costumbre imitada en toda la zona y exportada después al resto del país.

Estas anécdotas reales van acompañadas de detalles curiosos: desde usar embutidos o quesos como protección frente a insectos o arena, hasta la famosa frase “Majestad, aquí está su tapa”, supuestamente pronunciada por un tabernero ante Fernando II de Aragón en plena Isla de León (San Fernando).

Entre lo práctico y lo simbólico: tapar literalmente el vaso

El término “tapa” tampoco es casualidad lingüística. En sus orígenes más prácticos, la tapa era literalmente eso: una rodaja de pan, queso o embutido colocada sobre el vaso para evitar que moscas o polvo cayeran dentro. Esta acción cotidiana fue ganando sentido gastronómico hasta convertirse en todo un arte culinario.

Con el paso del tiempo, la sencillez inicial dio paso a elaboraciones cada vez más complejas y creativas. Hoy encontramos desde las clásicas aceitunas o banderillas hasta auténticas miniaturas gourmet.

Curiosidades y datos locos sobre las tapas

Ranking rápido: las tapas imprescindibles

¿Sabías que algunas tapas son tan populares que cuentan con auténticos rankings? Aquí tienes una lista con las cinco más solicitadas según encuestas recientes:

  1. Tortilla española: jugosa y tradicional.
  2. Jamón ibérico: protagonista indiscutible.
  3. Croquetas caseras: especialmente las de jamón o cocido.
  4. Patatas bravas: con su salsa picante inconfundible.
  5. Ensaladilla rusa: clásica en cualquier barra española.

En cada región encontrarás especialidades propias —desde el pescaíto frito andaluz hasta los pintxos vascos— porque si algo caracteriza a la tapa es su capacidad para reinventarse sin perder su esencia.

Tapeo hoy: costumbre viva y fenómeno cultural

El tapeo sigue siendo mucho más que comer entre horas: es socializar, compartir y descubrir sabores nuevos en cada parada. No requiere mantel ni ceremonia; basta con acercarse a cualquier barra del país para disfrutarlo como lo haría un rey… o un vecino cualquiera.

Salir “de cañas” o “de vinos” implica probar varias tapas en distintos locales —normalmente sin sentarse— charlando animadamente entre amigos o familia. Es común gastar unos 3 euros por tapa con bebida incluida, aunque depende mucho del lugar.

Incluso turistas y visitantes internacionales han adoptado esta costumbre como parte imprescindible del viaje a España. No hay mejor manera para entender nuestra cultura gastronómica —y nuestra forma de vivir— que dejarse llevar por la ruta del tapeo.

En definitiva, aunque nunca sabremos si fue un monarca enfermo o un tabernero avispado quien inventó la tapa, lo cierto es que este pequeño bocado ha sabido conquistar paladares dentro y fuera del país. Y lo seguirá haciendo mientras existan ganas de compartir historias alrededor de una barra.

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