La isla de Mackinac, al noreste de Michigan, es una rareza en el mapa turístico de Estados Unidos. Desde 1898 en que aparecieron los primeros carruajes con motor de explosión en vez de caballos, se prohibió este tipo de vehículos. En aquellos años, podía tener sentido ya que los motores de explosión acoplados a carros de caballos eran extremadamente ruidosos. Tal es así que, por ejemplo, en Reino Unido se aprobó una normativa que prohibía ir a misa en carros motorizados por el ruido que provocaban y la consiguiente molestia a los feligreses para seguir el acto litúrgico.
Sin embargo, aquellos primeros carruajes con motor de explosión acoplado fueron evolucionando hacia carrocerías específicamente diseñadas para acoger motores en lo que hoy conocemos como «automóviles» pero en la isla siguieron manteniendo la prohibición hasta nuestros días.
La prohibición de los carros motorizados se adoptó para proteger del ruido a los siempre asustadizos caballos, pero al mantenerla vigente hasta nuestros días visitar esta isla es lo más parecido a estar en núcleo urbano antes de la entrada de los coches.
Esa experiencia pre-industrial en lo que a transporte se refiere es el motivo principal para viajar hasta aquí y experimentar un entorno auténtico donde los coches no tienen cabida y el caballo es el verdadero protagonista. Además, la isla presume de uno de los paisajes lacustres más atractivos del Medio Oeste estadounidense, entre los lagos Hurón y Míchigan.
Es también un lugar con historia militar, tradición indígena y una cultura local que celebra la artesanía y la gastronomía dulce. Si buscas desconexión, naturaleza y curiosidades que no se encuentran en ningún otro sitio del país, Mackinac es una elección segura.
Cómo llegar desde España y documentación necesaria
Para llegar desde España a Mackinac, primero hay que volar hasta una gran ciudad estadounidense: lo habitual es aterrizar en Chicago o Detroit. Desde allí, se viaja por carretera hasta Mackinaw City o St. Ignace, puntos de partida de los ferris que cruzan hasta la isla. El trayecto en ferry dura unos 15-30 minutos; conviene reservar con antelación en temporada alta.
En cuanto a documentación, se necesita pasaporte en vigor y tramitar el ESTA (Electronic System for Travel Authorization), requisito habitual para turistas españoles que visitan Estados Unidos.
Medios de transporte: aquí manda el caballo
Olvídate del coche: en Mackinac solo circulan bicicletas, peatones y carruajes tirados por caballos. La empresa Mackinac Island Carriage Tours es la mayor del mundo dedicada casi exclusivamente a este transporte tradicional. Los propios residentes usan carretas para mover mercancías; incluso las ambulancias convencionales están sustituidas por versiones ecuestres salvo contadas excepciones.
Las bicicletas son también omnipresentes: hay más de 1.500 para alquilar entre locales y visitantes. La carretera M-185 rodea toda la isla (unos 13 km) y permite disfrutar de vistas espectaculares sin prisas ni tráfico.
Coste del viaje para dos personas
Un viaje estándar para dos personas a Mackinac incluye:
- Vuelos internacionales (España-Chicago/Detroit): desde 800€ por persona ida y vuelta.
- Alquiler de coche hasta Mackinaw City/St. Ignace: desde 50€/día.
- Ferry ida y vuelta: unos 60-70€ por persona.
- Alojamiento: hoteles históricos como el Grand Hotel pueden superar los 400€/noche, pero hay opciones más asequibles desde unos 150€/noche.
- Comidas: menú medio entre 20-50€ por persona.
- Alquiler de bicicleta: desde 10€ al día.
- Paseo en carruaje: a partir de 30€ por persona.
Un fin de semana completo ronda entre 1.200€ y 2.000€, dependiendo del alojamiento elegido y actividades.
Mejor época para visitar
La temporada alta va de finales de mayo a principios de octubre. El verano es ideal por clima templado (18-25°C), eventos al aire libre y apertura total del comercio. En invierno, muchos negocios cierran y las condiciones climáticas pueden ser duras; aunque la nieve da un ambiente especial, solo recomendable para viajeros experimentados.
Restaurantes imprescindibles
Aunque la oferta es limitada frente a grandes ciudades, destacan algunos clásicos:
- The Grand Hotel Dining Room: experiencia elegante con vistas al lago.
- The Pink Pony: ambiente relajado junto al puerto; famoso por sus cócteles.
- Chuck Wagon: parada popular para desayunos contundentes.
- Tiendas de fudge como Murdick’s o Ryba’s: imprescindibles para probar el dulce típico local.
La estrella gastronómica es el fudge, un dulce cremoso que se fabrica en vivo en decenas de tiendas durante todo el verano.
Moneda
La moneda oficial es el dólar estadounidense (USD). Se acepta tarjeta en casi todos los comercios; conviene llevar algo de efectivo para propinas o pequeños gastos.
Claves y trucos para aprovechar al máximo
- Reserva alojamiento con antelación si viajas en verano.
- Lleva calzado cómodo: caminarás mucho o irás en bici.
- Prueba distintos tipos de fudge; cada tienda tiene su receta secreta.
- Aprovecha las primeras horas del día para visitar Arch Rock o pasear por la M-185 sin aglomeraciones.
- Si quieres sentirte como en otra época, reserva una noche en el Grand Hotel.
- Empaca ropa ligera pero lleva algo abrigado incluso en verano: las temperaturas bajan al atardecer junto al lago.
Curiosidades y anécdotas
Mackinac fue uno de los primeros destinos turísticos del país ya a finales del siglo XIX. El festival anual del fudge atrae a miles de personas cada agosto; durante esos días se producen más de 10 toneladas del dulce típico. Los habitantes temporales llaman “fudgies” a los visitantes que acuden solo por el dulce. Además, la isla solo tiene unos 500 residentes estables… pero en verano pueden llegar hasta 15.000 personas diarias.
Las casas victorianas siguen habitadas por familias que llevan generaciones viviendo allí. El fuerte histórico ha servido como escenario cinematográfico; películas como Somewhere in Time han contribuido a su fama romántica.
Un viaje ideal para dos personas
Mackinac es perfecta para viajes en pareja gracias a su ambiente pausado, paisajes idílicos y opciones como paseos privados en carruaje al atardecer o cenas frente al lago. Tanto si buscas una escapada romántica como aventura histórica, este rincón sin coches garantiza recuerdos distintos a cualquier otro lugar en Estados Unidos.
Más en Destinos
CONTRIBUYE CON PERIODISTA DIGITAL
QUEREMOS SEGUIR SIENDO UN MEDIO DE COMUNICACIÓN LIBRE
Buscamos personas comprometidas que nos apoyen
CONTRIBUYE
Home