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Vladimir Putin está enfermo y parece que no le queda mucho.
Según el general Budanov, jefe del servicio secreto ucraniano, el presidente ruso sufre un cáncer terminal y morirá dentro de poco.
Budanov asegura que la información es verídica porque le ha llegado gracias a espías infiltrados en el Kremlin.
Putin tiene 69 años, que es una edad avanzada en un país donde la expectativa de vida promedio de los hombres es solo de 68 años, pero nunca ha reconocido estar enfermo.
Todo lo contrario, porque lo habitual es que aparezca cazando osos, derribando rivales en combates de judo, jugando al hockey y hasta bañándose en aguas heladas.
A pesar de todo, la realidad es que la salud del presidente ruso ha sido objeto de intensas especulaciones durante meses, en los que lo han filmado hinchado por el Botox, vacilante e incluso agotado o con la mirada perdida.
No son los ucranianos los únicos que pronostican un pronto final para Putin.
La CIA norteamericana filtró no hace mucho que en abril de este año fue sometido a un tratamiento por cáncer.
Y completaron la información diciendo que Putin está perdiendo vista y le quedan “no más de dos o tres años” de vida.
Añaden que no usa gafas, por temor a que esto sea percibido como una forma de debilidad, y que últimamente arremete contra sus subordinados con “furia incontrolada”.
El Kremlin, como no podía ser de otro modo, lo niega todo.
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