Funeral del papa Francisco: ¿Quiénes son los líderes mundiales que han confirmado su asistencia?

Este miércoles, 23 de abril de 2025, el foco internacional se centra en Roma, donde ya se perfilan las delegaciones que acudirán al funeral del papa Francisco. La noticia de su fallecimiento a los 88 años ha movilizado a gobiernos y líderes mundiales, que se apresuran a confirmar su asistencia a una ceremonia que promete marcar un hito diplomático y religioso. La Plaza de San Pedro será escenario, este sábado, de uno de los eventos más relevantes del calendario mundial reciente, con la presencia de mandatarios de todos los continentes y una expectación mediática sin precedentes.

La muerte del pontífice argentino —el primero latinoamericano en la historia del papado— ha generado reacciones inmediatas y ha puesto en marcha protocolos oficiales en decenas de países. El Vaticano espera la llegada de más de una decena de jefes de Estado y Gobierno, junto a representantes institucionales y religiosos de primer nivel. La capilla ardiente permanecerá abierta durante tres días para permitir el último adiós antes del funeral, previsto para las 10:00 horas del sábado en la Plaza de San Pedro.

Un mosaico global ante el Vaticano

La confirmación de asistencia por parte de líderes internacionales evidencia el peso simbólico que tuvo Francisco como figura espiritual y política. Entre los primeros en anunciar su desplazamiento está el expresidente estadounidense Donald Trump, acompañado por su esposa Melania. Trump, que mantiene alta notoriedad política incluso fuera del cargo, ha calificado al papa como “un hombre entregado a Dios y al pueblo”, reflejando la relación compleja pero respetuosa que mantuvieron durante sus mandatos.

Desde Europa, el presidente ucraniano Volodímir Zelenski ha confirmado que viajará a Roma para rendir homenaje personal al papa. Zelenski subrayó la labor constante de Francisco en favor de la paz en Ucrania y destacó su “compromiso con Dios, con la gente y con la Iglesia”, en un momento especialmente tenso por la guerra con Rusia.

En contraste, desde Moscú se descarta la presencia del presidente Vladímir Putin. El portavoz del Kremlin señaló que “no tiene planes” para acudir al funeral, aunque elogió públicamente la actitud positiva del pontífice hacia Rusia. Se desconoce aún quién representará oficialmente al país eslavo en las exequias.

La lista sigue creciendo:

• Marcelo Rebelo de Sousa, presidente portugués, y el primer ministro interino Luís Montenegro encabezan la delegación lusa.
• Francia estará representada por el presidente Emmanuel Macron, quien definió a Francisco como “un referente moral global”.
• El mandatario brasileño Lula da Silva confirmó su asistencia, destacando los orígenes sudamericanos compartidos y el papel social del papa.
• Reino Unido enviará una delegación encabezada por miembros destacados de la familia real británica, entre ellos el príncipe William.
• Desde Argentina, país natal del pontífice, viajará una delegación institucional liderada por altas autoridades nacionales.
• La Comisión Europea y el Parlamento Europeo tendrán representación oficial.
• En nombre de España acudirán los Reyes Felipe VI y Letizia junto a varios miembros del Gobierno y el líder opositor Alberto Núñez Feijóo; el presidente Pedro Sánchez no asistirá por compromisos previos.

Expectativa mediática e impacto geopolítico

La expectación mediática es máxima ante lo que se perfila como una auténtica cumbre diplomática informal. El papa Francisco mantuvo durante su pontificado una política activa en temas internacionales: intermediación en conflictos, diálogo interreligioso y defensa constante por los derechos humanos. Su funeral no solo es un acto religioso sino también un escenario donde se cruzan intereses políticos globales.

El evento servirá para medir equilibrios entre potencias. La ausencia rusa cobra sentido geopolítico tras años de desencuentros entre el Vaticano y Moscú debido a la invasión de Ucrania.

La presencia conjunta —aunque protocolaria— de figuras tan dispares como Trump, Zelenski o Lula refleja las múltiples dimensiones del legado papal.

Además, la llegada masiva de dignatarios plantea un desafío logístico y diplomático para las autoridades italianas y vaticanas. La seguridad será máxima ante la concentración inédita de personalidades internacionales.

Antecedentes recientes: funerales papales como termómetro global

El fallecimiento de un papa siempre moviliza a líderes mundiales y genera imágenes icónicas. Sin embargo, existen diferencias notables respecto al funeral celebrado en 2005 tras la muerte de Juan Pablo II:

• En aquel entonces acudieron más jefes de Estado —más de 80— pero ahora se espera una representación más diversificada regionalmente.
• La coyuntura actual es distinta: conflictos abiertos (Ucrania, Oriente Medio), tensiones entre bloques geopolíticos y crisis migratorias marcan el contexto.
• La figura del papa Francisco ha sido vista como puente entre culturas: fue activo mediador entre Cuba y EE UU; impulsó acuerdos climáticos; apoyó movimientos sociales; denunció desigualdades económicas.

El funeral será transmitido en directo por cadenas internacionales y plataformas digitales. Se prevé un seguimiento masivo tanto presencial como virtual.

Perspectivas tras el funeral: vacío e incógnitas

Concluida la ceremonia fúnebre comenzará el proceso para elegir nuevo pontífice. Más allá del luto oficial, hay incógnitas sobre el rumbo futuro del Vaticano:

• ¿Seguirá predominando una visión progresista o habrá giro conservador?
• ¿Cambiarán las dinámicas diplomáticas impulsadas por Francisco?
• ¿Qué papel jugarán los países no occidentales —particularmente América Latina y África— en la elección papal?

Mientras tanto, Roma se prepara para acoger estos días a miles de fieles y turistas junto a las delegaciones oficiales. El féretro será finalmente sepultado en Santa María la Mayor tras una procesión cargada de simbolismo histórico.

Un adiós que trasciende fronteras

La despedida al papa Francisco se convierte así en punto culminante para una generación marcada por desafíos globales: guerras abiertas, crisis humanitarias, polarización política y transformación tecnológica. El hecho mismo de congregar a líderes tan diversos subraya el poder transversal —y aún vigente— del Vaticano como actor internacional.

Este sábado será recordado no solo como fin de una era sino también como oportunidad para reflexionar sobre los caminos futuros tanto para la Iglesia católica como para las relaciones internacionales. Los nombres propios —Trump, Zelenski, Macron o Lula— son solo parte visible de un entramado mucho mayor donde religión y política siguen cruzándose ante los ojos del mundo.