Mercaderes de Gaza revenden por 90 euros los paquetes de ayuda lanzados por España, que no se han apropiado antes los terroristas

Los que nunca pasan hambre o necesidad son los terroristas de Hamas.

Ocurre en todas las guerras, pero en esta es especialmente sangrante, porque los de las armas ven cada día como sufren los civiles a us alrededor y les importantea un comino.

Al igual que disparan sus coehtes y morteros parapetándose detrás de mujeres y niños.

los Este sábado, 2 de agosto de 2025, la Franja de Gaza vuelve a estar en el centro de la polémica internacional.

El foco se ha desplazado de los frentes militares al turbio mercado negro que explota la desesperación civil: paquetes de comida y ayuda lanzados desde el aire por España han terminado en manos de mercaderes locales, que los venden a precios desorbitados, alcanzando los 90 euros por unidad.

Este fenómeno saca a la luz una cara menos visible del conflicto: la manipulación y especulación con la ayuda humanitaria.

Mientras los titulares globales denuncian el hambre infantil y la crisis alimentaria, la realidad sobre el terreno es mucho más compleja y está marcada por actores diversos, intereses opacos y una cadena logística fracturada.

El negocio de la supervivencia: ¿cómo se revende la ayuda?

En las últimas 48 horas, medios digitales y periodistas presentes en Gaza han documentado cómo los paquetes lanzados desde aviones españoles —con alimentos básicos, medicinas y productos de primera necesidad— aparecen a las pocas horas en mercados improvisados o en manos de intermediarios.

Estos comerciantes piden hasta 90 euros por lote, una cifra inalcanzable para la mayoría de las familias palestinas.

• La reventa comenzó casi inmediatamente tras los lanzamientos aéreos.
• Los compradores suelen ser quienes pueden pagar en efectivo o cambiar bienes valiosos.
• El precio multiplica varias veces el valor real del contenido del paquete.
• Se estima que solo una fracción mínima de esta ayuda llega directamente a los más vulnerables.

El caos generalizado, la falta de autoridad central y la presión social convierten cada entrega en una oportunidad para bandas organizadas y oportunistas individuales. Según testimonios recogidos por The Objective, muchos vecinos acusan a intermediarios vinculados tanto a redes criminales como a facciones armadas locales.

¿Dónde queda la ayuda? La sombra permanente de Hamás

Una pregunta clave sigue sin respuesta definitiva: ¿la ayuda cae siempre en manos de Hamás? Durante meses, funcionarios israelíes han sostenido que los terroristas controlan y desvían sistemáticamente combustible y alimentos. Sin embargo, un análisis interno reciente del gobierno estadounidense descarta un robo sistemático por parte del grupo islamista.

• La ONU denuncia que gran parte de Gaza sigue siendo inaccesible para equipos humanitarios debido al control territorial fragmentado y al peligro constante.
• Cientos de cocinas comunitarias y almacenes están paralizados o vacíos, lo que obliga a civiles desesperados a buscar alternativas informales o pagar precios abusivos.
• El bloqueo israelí, intensificado tras el último alto el fuego temporal, ha dejado sin recursos a las agencias internacionales tradicionales, abriendo espacio para actores no estatales y mercados paralelos.

En este contexto, aunque hay casos documentados de apropiación o “impuestos revolucionarios” sobre parte del material, no existe consenso ni pruebas concluyentes sobre una apropiación total por parte del aparato terrorista.

Los que nunca pasan hambre

La percepción popular dentro y fuera de Gaza sostiene que quienes nunca sufren escasez ni hambre son los integrantes y líderes armados de Hamás. Aunque difícilmente verificable con datos independientes bajo condiciones tan caóticas:

• Diversos informes apuntan a que las estructuras organizativas del grupo cuentan con reservas propias o acceso prioritario a recursos.
• Testimonios recogidos por medios internacionales describen cómo miembros armados supervisan algunos puntos de distribución o imponen su ley sobre civiles y ONG.
• Las protestas recientes contra Hamás muestran un creciente hartazgo social por la gestión autoritaria del enclave y por la desigualdad en el acceso a comida y combustible.

Sin embargo, también hay voces que matizan este relato, recordando que gran parte del caos responde más al colapso institucional tras meses de guerra y bloqueo que a un plan coordinado.

¿Hambre infantil o manipulación masiva?

La imagen repetida de niños hambrientos se utiliza tanto como denuncia legítima como herramienta propagandística. Los datos objetivos arrojan luz sobre un drama real:

• Los hospitales gazatíes han registrado al menos 154 muertes por hambre o desnutrición desde el inicio del año.
• La OCHA advierte que la mayor parte del territorio es inaccesible para sus equipos.
• Las bandas criminales saquean camiones y almacenes ante la ausencia total de fuerzas del orden reconocidas.

Sin embargo, funcionarios internacionales subrayan que muchas imágenes virales están descontextualizadas o exageradas con fines políticos. El relato simplista “niños con hambre” ignora factores estructurales: falta crónica de agua potable, imposibilidad para cocinar alimentos donados —por ausencia casi total de combustible— y colapso logístico.

Algunas verdades incómodas sobre Gaza

El caso reciente pone sobre la mesa realidades que rara vez ocupan titulares:

1. El lanzamiento aéreo masivo no garantiza ni eficacia ni equidad en el reparto; puede alimentar un mercado negro feroz e incrementar las desigualdades.
2. La ausencia prolongada de autoridad civil legítima permite que bandas armadas —no solo Hamás— impongan sus reglas y tarifas.
3. Las ONG internacionales denuncian estar atrapadas entre restricciones militares israelíes, amenazas islamistas internas y desesperación civil.
4. Mientras las potencias discuten fórmulas políticas para el futuro del enclave —como la entrega del control a la Autoridad Palestina con apoyo internacional— millones siguen dependiendo cada día del azar para comer.

Escenarios posibles: ¿hacia dónde va Gaza?

A corto plazo:

• La especulación con comida probablemente aumentará si no se restablece un mínimo control civil sobre la distribución.
• Sin un alto el fuego duradero ni corredores seguros verificados internacionalmente, los lanzamientos aéreos seguirán siendo tan simbólicos como ineficaces para resolver la emergencia alimentaria real.

A medio plazo:

• Si Hamás cede el control (como exigen algunos actores internacionales), podría abrirse espacio para una reconstrucción institucional.
• Mientras tanto, las redes informales seguirán explotando cualquier resquicio dejado por las grandes agencias humanitarias ausentes.

En definitiva, cada paquete vendido en un mercado clandestino es síntoma no solo del fracaso logístico sino también político. La ayuda internacional salva vidas pero también puede alimentar nuevas formas de abuso si no existe transparencia ni vigilancia efectiva sobre su reparto.

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