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Con apoyo no disimulado de Israel

Este es Hussam al Astal, el líder de la nueva milicia palestina que intenta expulsar a los terroristas de Hamás de la Franja de Gaza

Exoficial de la Autoridad Palestina y originario de una familia beduina en Jan Yunis

Periodista Digital 25 Sep 2025 - 00:37 CET
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En el sur de la Franja de Gaza, un personaje inesperado ha irrumpido en el panorama político local. Hussam al Astal, exoficial de la Autoridad Palestina y originario de una familia beduina en Jan Yunis, dirige una nueva milicia palestina que no oculta su meta: desalojar a los terroristas de Hamás y proporcionar una alternativa a la población civil atrapada en medio del conflicto.

A diferencia de otros grupos armados que operan en la región, la milicia de Al Astal admite actuar en coordinación con Israel, nación que le suministra armas, recursos y apoyo logístico.

La llegada al escenario político local de Al Astal junto con su milicia simboliza hasta qué punto se encuentra fracturada Gaza tras meses convulsos marcados por conflictos bélicos.

Para muchos observadores locales e internacionales esta colaboración abierta con Israel puede ser vista como una traición; pero para otros representa quizás la única vía posible para sobrevivir ante el colapso total causado por Hamás junto con la carencia evidentede alternativas viables.

En este contexto lleno sorpresas donde alianzas inesperadas chocan con lealtades cambiantes, el sur gazatí se convierte así en un laboratorio donde las ansias humanas por seguridad y estabilidad coexisten entre desconfianza e intereses políticos divergentes. El desenlace aún está abierto; sin embargo queda claro que Al Astal ya es una figura central e ineludible dentro del futuro gazatí.

Un liderazgo marcado por la supervivencia y el pragmatismo

La historia de Hussam al Astal es la de un hombre que ha sabido sobrevivir. Tras varios años trabajando en Israel, se unió a las fuerzas de seguridad de la Autoridad Palestina, cuando esta aún mantenía un control efectivo sobre la Franja.

Sin embargo, su carrera se vio truncada por Hamás, que lo detuvo durante un largo periodo y lo condenó a muerte en 2022 por supuestas colaboraciones con Israel y su implicación en el asesinato del ingeniero de Hamás Fadi al Batsh en Malasia. Con el estallido del conflicto en Gaza en octubre de 2023, Al Astal logró escapar de prisión y, tras un intento fallido de huir hacia Israel, se unió a la milicia liderada por Yasser Abu Shabab, otro actor clave en la resistencia contra Hamás.

La base de operaciones: Qizan al Najjar, bajo tutela israelí

Al Astal ha establecido su cuartel general cerca de la aldea de Qizan al Najjar, situada al sur de Jan Yunis y bajo control militar israelí. Desde este enclave, ha organizado una zona humanitaria donde promete ofrecer alimentos, agua y refugio a quienes logren escapar del dominio opresor de Hamás. La ubicación es estratégica: apenas un kilómetro separa su base del área conocida como Al Mawasi, donde Israel dirige los desplazados gazatíes. El control ejercido por Israel sobre esta zona permite a la milicia operar con cierta libertad frente a Hamás, que ha visto mermada su presencia allí tras meses de ofensivas militares.

Coordinación con Israel: armas, suministros y un equilibrio precario

Uno de los aspectos más controvertidos acerca de este nuevo grupo armado es su coordinación explícita con Israel. Al Astal reconoce que su milicia recibe armamento, recursos y apoyo logístico directamente desde las autoridades israelíes. Asimismo, asegura contar con financiación procedente de Estados Unidos, Europa y países árabes no concretados. Esta colaboración no se limita solo al suministro material; también establece controles para asegurar que sus miembros no tengan vínculos con Hamás y realiza patrullas en la zona humanitaria mientras mantiene contacto con las fuerzas de Yasser Abu Shabab, aunque sostiene actuar con independencia.

Yasser Abu Shabab: antecedentes de una alianza incómoda

La milicia dirigida por Yasser Abu Shabab —denominada Fuerzas Populares— representa un precedente inmediato para el modelo propuesto por Al Astal. Abu Shabab, también beduino, ganó notoriedad hace aproximadamente un año tras asaltar camiones destinados a ayuda humanitaria y protegerlos después en coordinación con el ejército israelí. Desde junio de 2025 controla sectores del este de Rafah; sin embargo, su grupo ha sido acusado tanto de colaborar con Israel como de actuar como señores feudales en medio del colapso social que atraviesa Gaza. Aunque Israel admite haberle proporcionado armamento, Abu Shabab lo niega públicamente. En respuesta a esta situación, Hamás ha colocado a ambos líderes bajo vigilancia constante, acusándolos abiertamente de traición y colaboración con “entidades hostiles”.

Dinámica social y política: ¿alternativa real o instrumento de fragmentación?

El surgimiento de estas milicias plantea preguntas profundas sobre la gobernanza futura y el panorama político en Gaza. Sectores fatigados por el asedio y el control ejercido por Hamás han comenzado a acercarse a estos nuevos grupos buscando seguridad básica y servicios esenciales. Según relatos recogidos por diversas organizaciones internacionales, decenas de familias contactan diariamente con la milicia liderada por Al Astal buscando protección y asistencia. El propio líder sostiene que el reclutamiento ha crecido notablemente en los últimos meses, especialmente entre antiguos prisioneros o colaboradores perseguidos por Hamás.

Este fenómeno se inscribe dentro de una estrategia más amplia diseñada por Israel para debilitar a Hamás fomentando el surgimiento de actores alternativos y fragmentando así el tejido social palestino. El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, ha reconocido el impulso dado a clanes poderosos dentro de Gaza para contrarrestar a Hamás; sin embargo, voces críticas advierten sobre el riesgo latente que representa convertir la franja en un mosaico fragmentado lleno de milicias rivales y señores bélicos, lo cual podría poner en peligro cualquier intento futuro por establecer una gobernanza legítima.

Financiación, legitimidad y expectativas futuras

El futuro inmediato para la milicia dirigida por Hussam al Astal depende crucialmente de varios factores:

Al Astal afirma que pronto dependerán aún más del suministro energético y hídrico proporcionado por Israel e indica que incorporarán entre 300-400 nuevos miembros en los próximos días. Su grupo aplica controles rigurosos para evitar infiltraciones provenientes de Hamás mientras aspira a consolidarse como una alternativa viable —aunque sea temporal— en las áreas bajo control israelí.

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