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SIN VIOLENCIA

Israel intercepta la Flotilla de Gaza y arresta a Colau, Greta, ‘Barbie’ y los demás activistas pro-Hamas

La marina israelí, esencialmente mujeres soldado, ha abordado los barcos de los progres y se los han llevado remolcados

Mario Lima 01 Oct 2025 - 22:10 CET
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Documentos israelíes revelan los estrechos vículos entre los terroristas de Hamás y la flotilla de progres de Ada Colau y Greta Thunberg

A los 31 días de hacerse al mar en Barcelona -para una travesía que debría durar apènas una semana- y después de muchas jornadas de juerga, comunicados pomposos y de dar vueltas por el Mediterráneo, todos a casa.

Con una breve estancia, de momento, en comisaría.

Al menos 20 embarcaciones militares israelíes han abordado una flotilla propalestina a unas 75 millas de la costa de Gaza.

Sin violencia ni necesidad de hacer uso de arma alguna.

La Flotilla Global Sumud, compuesta por más de 40 barcos civiles que transportan a unos 500 parlamentarios, abogados y activistas, incluidos la activista climática sueca Greta Thunberg y la actriz Susan Sarandon, ademas de la española Ada Colau, se dirigía a Gaza a pesar de las repetidas advertencias de Israel para que retrocediera.

“Están aproximándose a una zona bajo bloqueo”, anunció un oficial de la Marina israelí a la flotilla.

“Si desean entregar ayuda a Gaza, pueden hacerlo a través de los canales establecidos”, instruyendo a los barcos que cambiaran de rumbo.

 

Las embarcaciones navegaban en aguas internacionales al norte de Egipto el miércoles por la tarde y entraron en lo que se ha descrito como una “zona de peligro” o “zona de alto riesgo”.

Aunque aún en aguas internacionales, es un área donde la marina israelí ha interceptado previamente otros barcos que intentaban romper su bloqueo.

Alrededor de las 19:25, aproximadamente 20 barcos navales israelíes se acercaron a la flotilla y ordenaron apagar los motores, según informaron activistas en redes sociales. Imágenes en vivo de la flotilla mostraron a pasajeros sentados en un semicírculo, usando chalecos salvavidas mientras esperaban la intercepción. Varias transmisiones en vivo de cámaras han quedado fuera de línea.

Varios activistas a bordo de los barcos publicaron videos pregrabados en sus cuentas de redes sociales, informando a los espectadores que, si estaban viendo esos videos, significaba que habían sido capturados por las fuerzas israelíes.

Las interceptaciones fueron confirmadas por el Ministerio de Asuntos Exteriores de Israel, que declaró: “La marina israelí ha contactado con la flotilla de ayuda a Gaza y les ha pedido que cambien de rumbo hacia el puerto israelí de Ashdod, donde la ayuda puede ser descargada y transferida a la Franja de Gaza.”

Una travesía entre gestos y titulares

Aunque ir de Barcelona a Gaza requiere poco más de 7 días, la flotilla ha navegado por el Mediterráneo durante más de un mes, acumulando imágenes, declaraciones y apoyos públicos. La misión, que cuenta con figuras como Greta Thunberg y Ada Colau, ha sido vista por muchos como una sucesión de gestos simbólicos más enfocados en la denuncia pública y en generar visibilidad mediática que en proporcionar ayuda humanitaria efectiva. Las embarcaciones civiles han evitado cruzar lo que se conoce como “línea roja” israelí, conscientes del riesgo que implica una posible interceptación militar.

Caraduras sin fronteras y la juerga progre

Algunos medios han descrito el ambiente en la flotilla como una “juerga” protagonizada por “caraduras sin fronteras”. Las sesiones fotográficas, comunicados y un activismo más visual que efectivo han predominado sobre cualquier acción concreta. Durante semanas, la ayuda humanitaria ha estado lejos de las costas palestinas mientras los barcos permanecían anclados en aguas internacionales. La narrativa se alimentó en redes sociales y titulares, pero los avances reales han sido escasos.

El papel de Sánchez y el abandono de la flotilla

La postura del presidente Pedro Sánchez ha dado un giro inesperado. Tras mostrar entusiasmo por apoyar la misión enviando el Furor, ahora ha ordenado detener la fragata a 150 millas náuticas de la zona restringida por Israel, evitando cualquier escolta directa a los barcos humanitarios. Este cambio coincide con la inminente interceptación militar israelí y con las declaraciones del propio Sánchez apoyando un plan de recolonización bajo supervisión militar internacional liderada por Washington en Gaza.

Progres y el activismo de escaparate

La flotilla Global Sumud se autodenomina misión solidaria e incluye activistas con diversos perfiles ideológicos. Sin embargo, las personalidades públicas presentes junto con una amplia cobertura mediática han reforzado la percepción de que el objetivo principal es causar impacto visual y realizar denuncias simbólicas más que llevar ayuda efectiva a Gaza.

Incertidumbre y desenlace anunciado

La interceptación por parte de la marina israelí parecía inevitable. El ejército hebreo dirige las embarcaciones al puerto de Asdod, donde los activistas serán interrogados y probablemente deportados siguiendo los protocolos habituales ante este tipo de incidentes. Israel ofrece puertos alternativos para desembarcar ayuda humanitaria, pero mantiene cerradas todas las vías directas hacia Gaza.

Entre tecnología israelí y contradicciones políticas

Es irónico observar cómo el propio Furor está equipado con sistemas defensivos desarrollados por RAFAEL Advanced Defense Systems, compañía estatal israelí responsable del sistema Cúpula de Hierro. Esta paradoja pone en evidencia las contradicciones presentes en el despliegue español: tecnología israelí protegiendo a activistas que critican abiertamente al Estado hebreo.

¿Qué viene ahora?

El desenlace parece claro: habrá interceptación de la flotilla y deportación para los activistas mientras el Furor regresará al puerto sin haber cruzado ninguna línea prohibida. Este episodio deja tras sí un rastro repleto de titulares llamativos, debates políticos acalorados y gestos simbólicos; sin embargo, no parece capaz ni siquiera de alterar mínimamente el bloqueo impuesto por Israel ni realizar entregas directas efectivas de ayuda humanitaria.

En este contexto, queda claro que prevalece más la imagen sobre la acción real. Así concluye este capítulo marítimo en el Mediterráneo: entre espectáculo e impotencia. Una vez más se repite la historia: entre denuncias resonantes y realidades complejas, siempre parece ganar esa foto cuidadosamente elaborada frente a acciones concretas.

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