«Cuando hago una promesa, la cumplo».
Con esas paslabras y tono sombrío, anunció este 9 de mayo de 2018 Donald Trumpla retirada de EEUU del «horrible» acuerdo nuclear con Irán y la reintroducción de sanciones.
Todo cargado de una dura retórica que algunos ven premonitoria de nuevas aventuras militares.
El presidente de Estados Unidos insiste en que el pacto era un engaño. Romperlo, aseguró, «hará a América más segura» y forzará al régimen iraní a sentarse a negociar otro mejor que contenga su actividad balística y sus ambiciones en la región.
«Si Irán continúa con sus aspiraciones nucleares, va a tener problemas mayores de los que ha tenido nunca».
Trump cumple su promesa electoral de finiquitar el pacto y da satisfacción así al sector más duro de los republicanos, que siempre consideró un error negociar y reclamó alinearse con Israel y Arabia Saudí frente al régimen de los ayatolás.
La decisión de Trump es sin embargo inquietante para sus socios internacionales, en especial los europeos, que han fracasado en su intento de convencerle de que el pacto era la mejor alternativa, que hace exactamente lo que prometió hacer (frenar el plan de enriquecimiento de uranio para alejarlo de la bomba nuclear) y que los demás problemas deben corregirse por otras vías.
Trump se ha deshecho en los últimos meses de voces críticas del área de la política exterior dentro de su Administración, como Rex Tillerson (secretario de Estado) o el general McMaster (director del Consejo de Seguridad Nacional) para sustituirlos por los halcones Mike Pompeo o John Bolton. Los primeros trataron de convencerlo de que romper el acuerdo no solucionará nada. Los segundos han hablado de bombardear las antiguas instalaciones nucleares del país.
El presidente iraní, Hasan Rohani, condenó este martes la decisión de Trump y dijo estar «preparado para todos los escenarios».
Teherán quiere negociar con sus otros signatarios (Reino Unido, Francia, Alemania, China y Rusia) la continuación del acuerdo.
Si no es posible, ha dado orden a sus servicios de estar preparados para retomar su programa nuclear «en cuanto sea necesario».
También Irán tiene sus boltons y sus pompeos y la decisión de Trump reforzará a las voces del ala más dura del régimen que nunca apoyaron el pacto y piden volver a enchufar ya las centrifugadoras para enriquecer uranio.
Técnicamente, la decisión adoptada ayer consiste en no renovar el levantamiento de las sanciones económicas aprobadas por el Congreso en el 2012, un castigo que se eliminó de forma coordinada con Europa al firmarse el acuerdo del 2015. Trump habló de «empezar a reintroducirlas» de forma inmediata.
Desde el sábado, EE.UU. prohibirá los nuevos contratos comerciales o transacciones financieras con Irán -también a compañías extranjeras- y se aprobarán normas para acabar los negocios existentes en el plazo de hasta seis meses.
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