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El mismo día en que entró en vigor en Islandia la nueva ley que reconoce el matrimonio homosexual, la primera ministra, Johanna Sigurdardottir, quiso festejarlo celebrando su propia boda.
La mandataria y su pareja, la escritora Jonina Leosdottir, se casaron el domingo en una discreta ceremonia en Reikiavik y Sigurdardottir se convirtió, a sus 67 años, en la primera jefa de Gobierno del mundo en contraer matrimonio con una persona de su mismo sexo.
«Hoy me he beneficiado de esta nueva legislación», declaró la primera ministra, divorciada y con hijos de una anterior relación heterosexual.
Sigurdardottir quiso hacer coincidir las fechas con el Día Internacional del Orgullo Gay en un país con una fuerte tradición luterana.
El obispo de la Iglesia Estatal Luterana de Islandia se opone a los matrimonios entre homosexuales y pidió al clero que no acate esta nueva ley.
EL PAIS DE HIELO
Islandia, ese «País de los hielos» que se precia de tener el Parlamento más antiguo del mundo (data del año 930), la primera Presidenta de la historia (1980) y el único jefe de Gobierno homosexual de todos los tiempos, vuelve a ser pionera en modos y modas, al reinventar una imagen inusual en la cúpula del poder político.
La «premier» no ha tardado en aprovecharse de la ley recientemente dictada por el Althingit (Parlamento islandés), que dió luz verde a los matrimonios homosexuales.
Así, el domingo, Johanna Sigurdardottir, (tiene dos hijos de 29 y 24 años) y su amante Jónina Leósdottir, una escritora con la que ha convivido durante los diez últimos años, se juraron amor eterno ante Dios y ante los hombres en una ceremonia, íntima pero perfectamente oficial.
Un enlace que concede a los cónyuges del mismo sexo «idénticos derechos de los que han disfrutado hasta ahora los hetereosexuales».
Las tendencias sexuales de Sigurdardottir nunca fueron motivo de discusión en Islandia, pero sí esta legislación que ha provocado serias polémicas y profunda división dentro y fuera de la Iglesia Evangélica-Luterana del Estado a la que pertenece un 82% de la población. Durante un Concilio celebrado en abril, el Obispo de Reikiavik instó a los pastores a que no acataran la ley.
La jefa del Gobierno islandés, anterior azafata en las aerolíneas islandesas Loftleidir, alabó en un comentario a la radio de aquella nación la sensatez de su pueblo.
Tras afirmar que efectivamente se había aprovechado de la legislación, dijo alegrarse de que sus compatriotas hayan superado los prejuicios contra el mundo «gay».
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