Los 10 países donde han ido a parar los ocho millones de venezolanos expulsados por el chavismo

Si hace una década nos hubieran dicho que más del 27% de la población venezolana acabaría repartida por el mundo, muchos habrían pensado que era una exageración caribeña.

Sin embargo, la realidad supera a la ficción y hoy más de ocho millones de venezolanos han hecho las maletas –algunos con nostalgia, otros casi a la carrera– para buscar oportunidades lejos del “Socialismo del Siglo XXI”.

Este fenómeno no solo ha batido récords en América Latina, sino que se ha convertido en uno de los mayores movimientos migratorios recientes, con un impacto demográfico, social y económico que se siente desde Cúcuta hasta Madrid.

Pero ¿dónde han recalado realmente esos millones de venezolanos?

¿Por qué unos países han recibido flujos crecientes mientras otros ven estabilizarse –o incluso disminuir– las llegadas?

Y, sobre todo, ¿cómo encajan estas cifras en el complejo puzle geopolítico actual?

Vamos a desglosar el ranking actualizado con datos oficiales y análisis recientes.

Así se reparte el éxodo: ranking de los 10 países con más venezolanos

Según estimaciones recientes contrastadas por organismos internacionales y oficinas nacionales de estadística, este es el panorama actual (aproximado) del reparto del éxodo venezolano en 2025:

Estos números varían ligeramente según las fuentes y los métodos de registro (por ejemplo, si incluyen solo residentes legales o también migrantes irregulares), pero ofrecen una imagen clara: el grueso del éxodo se ha dirigido a países latinoamericanos, aunque España y Estados Unidos destacan como polos de atracción fuera del continente sudamericano.

Tendencias migratorias: entre la integración y la saturación

La evolución reciente muestra algunos matices interesantes:

• En Colombia, país fronterizo y primer receptor histórico, los flujos han comenzado a estabilizarse o incluso reducirse levemente desde los años pico (2017-2023), en parte porque muchos migrantes ya llevan años asentados o han continuado viaje hacia terceros destinos.
• En contraste, naciones como Chile, Perú, Estados Unidos, Brasil y España siguen viendo crecer sus comunidades venezolanas año tras año.
• Países como Ecuador y Argentina experimentan fases alternas de incremento y estancamiento, muy ligadas a las políticas migratorias internas y a la situación económica local.

El caso español resulta paradigmático: tras el endurecimiento de las rutas hacia el norte global (EE.UU., Canadá), muchos optan por el “puente hispano”, aprovechando la afinidad lingüística y la existencia de comunidades previas que facilitan la integración laboral y social.

¿Por qué estos países? Factores clave en la elección del destino

Detrás de cada número hay historias humanas y razones prácticas. Los principales factores que explican estos destinos son:

• Proximidad geográfica: Colombia y Brasil comparten frontera terrestre con Venezuela, facilitando el cruce masivo incluso para quienes carecen de recursos para viajes largos.
• Redes familiares y comunitarias: En Perú, Ecuador o España ya existían comunidades venezolanas antes del gran éxodo; esto crea un “efecto llamada” basado en vínculos familiares o vecinales.
• Facilidades legales: Algunos países implementaron permisos temporales o regularizaciones masivas (como el Estatuto Temporal de Protección en Colombia o el Permiso Temporal en Perú), al menos en los primeros años del flujo.
• Situación socioeconómica: La búsqueda de empleo estable, sanidad básica y seguridad personal sigue siendo el motor principal. Aunque Estados Unidos ofrece mayores oportunidades salariales, las barreras legales son cada vez más altas.
• Idioma: España es destino preferente para quienes buscan evitar la brecha lingüística.

Impacto social, económico… y político

El influjo masivo ha supuesto retos monumentales para los sistemas públicos (sanidad, educación) en países receptores como Colombia o Perú, pero también ha traído beneficios económicos inesperados gracias al emprendimiento venezolano y la revitalización demográfica en zonas rurales despobladas (caso español). Sin embargo, no faltan tensiones sociales ni brotes esporádicos de xenofobia ante percepciones –a menudo infundadas– sobre competencia laboral o presión sobre servicios públicos.

En Estados Unidos, la cuestión migratoria está más politizada que nunca: tras años de protección especial (TPS), cientos de miles podrían verse abocados a la deportación ante cambios legislativos recientes. Mientras tanto, acuerdos bilaterales entre gobiernos latinoamericanos buscan gestionar retornos forzosos o facilitar tránsitos ordenados para evitar el colapso humanitario en fronteras clave.

La dimensión humana: historias detrás del ranking

Más allá de las estadísticas frías hay realidades como la reunificación familiar truncada, las remesas que sostienen hogares enteros en Venezuela o el auge inesperado de areperías caraqueñas en barrios madrileños. La resiliencia venezolana se plasma tanto en asentamientos informales junto al Amazonas como en start-ups tecnológicas fundadas por jóvenes ingenieros exiliados en Santiago o Miami.

El futuro sigue siendo incierto: aunque algunos expertos auguran una ralentización progresiva del flujo emigratorio si se mantiene cierta estabilización política interna, otros alertan sobre posibles repuntes ante nuevas oleadas represivas o deterioros económicos imprevistos. Por ahora, lo único seguro es que millones seguirán reinventando su vida lejos del país natal.

Datos clave del éxodo venezolano (2025)

• Más del 27% de la población venezolana reside fuera del país.
• Casi el 90% ha recalado en otros países latinoamericanos.
• Al menos cinco naciones superan ya los medio millón de residentes venezolanos.
• El flujo migratorio se ralentiza respecto a años anteriores pero sigue creciendo globalmente.

En suma: si buscas un ejemplo contemporáneo de cómo la política interna puede cambiar radicalmente el mapa humano continental… solo hay que mirar el éxodo venezolano.