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Nada más peligroso que un tonto malo o una mala tonta.
La protagonista de este comentario es una tonta mala, además de ignorante y otras cosas de influyente peso para alcanzar un Ministerio en el Gobierno que sólo contribuye al triunfo y la estabilidad de la degeneración social.
Ahora nos viene con su proyecto de una “Ley Trans”, que permitirá a los menores de edad el cambio registral de sexo sin permiso de sus padres y sin previa información o autorización médica.
Los jóvenes que deseen cambiar de sexo, podrán acudir a las oficinas expendedoras del Documento Nacional de Identidad y conseguir el cambio con un solo trámite.
Una “Declaración de Identidad Sentida”. Bochornosa desfiguración de la naturaleza.
Y la llegada del niño a casa. Del que era niño, quiero decir.
Un lío.
–Hola, Papá-;
-Hola Manolo-;
-Ya no soy Manolo, Papá. Soy Merceditas-;
-Me podías haber pedido permiso, Merceditas-;
-No era necesario, Papá, con una Declaración de Identidad Sentida, es suficiente. ¿Me das dinero para comprarme braguitas y sujetadores?-
-Vaya por Dios, Merceditas. Busca en el armario de Mamá-;
-No, Papá, son rosas, y humillantes para la mujer-.
Ignoro si está previsto en el Proyecto de Ley de estas obsesas sexuales – no salen de ahí-, respetar la coherencia o ligereza de la “Declaración de Identidad Sentida”.
Habrá “trans” con la identidad sentida de verdad, y otros “trans” menos aplicados en su cumplimiento.
Por ejemplo, Merceditas, que vuelve a llegar a casa y al cerrar la puerta saluda a sus padres.
–Hola Papá, hola Mamá-,
-Hola Merceditas–;
-Ya no soy Merceditas, Vuelvo a ser Manolo. He ido a las oficinas del DNI, y he firmado una “Recitificación de la Declaración de Identidad Sentida”. Lo siento por la pasta que os he pedido para las braguitas, los sujetadores, y las Compresas con Alas, pero lo he pensado mejor-;
-¿Y la operación de quitarte el pitilín y hacerte la huchita, qué?-;
-Ya he hablado con el doctor. El martes me cierran la huchita y me adaptan un nuevo pitilín-;
-Vaya por Dios, Manolo, nos vas a arruinar-. – No te quejes, Papá. Todo lo paga la Seguridad Social, que para eso está-.
La tonta mala se refiere en su proyecto a la “Despatologización de la identidad “trans”, como fundamento esencial para que la Ley sea aprobada en el Congreso. Aprobada la llamada Ley, los “trans” podrán competir con su nuevo sexo en todos los deportes, cambiar de prisión en el caso de que, además de “trans” el sentido identitario cumpla pena de cárcel, y usará en los locales públicos los aseos designados a su nuevo sexo. Y a los extranjeros con residencia estable en España – todos los que llegan en pateras después de un día a bordo de los barcos de las organizaciones mafiosas-, se beneficiarán de la gratuidad en el cambio de sexo porque los contribuyentes españoles están deseando hacerles ese regalito.
De aprobarse la Ley, me presentaré en una oficina del Estado para proceder a una “Declaración de Identidad Sentida”, con el fin de cumplir con la ilusión de toda mi vida.
Llamarme por unos pocos días Juana Lorenza. Tres días más tarde, rectificaré mi Declaración y volveré a llamarme Alfonso, Ildefonso o Alonso, que es lo mismo.
Pero tampoco es original lo de las tontas y obsesas de ese Ministerio. En 1959, en pleno franquismo, ya existía la fórmula.
La utilizó en la Comisaría de Buenavista,sita en la calle de Velázquez de Madrid, don Ramón De la Polla Grande. En este caso, la “Declaración de Identidad Sentida” estaba más que justificada. De ahí se trasladó su expediente al Ministerio de Justicia, y la respuesta oficial fue admitida.
En la actualidad se llama Fernando Luis De la Polla Grande. No le gustaba llamarse Ramón.
Y la tonta mala no había nacido.
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