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La batalla por el control del Grupo PRISA ha entrado en una fase decisiva. El actual presidente y principal accionista, Joseph Oughourlian, ha dejado claro que no tiene intención de abandonar el barco por menos de 800 millones de euros, una cifra que parece inalcanzable para los inversores afines al Gobierno de Pedro Sánchez. Esta postura firme del empresario francés de origen armenio complica enormemente los planes del Ejecutivo para recuperar el control sobre dos de los medios de comunicación más influyentes del país: El País y la Cadena SER.
El pulso entre Oughourlian y el círculo cercano a Sánchez no es nuevo, pero se ha intensificado en los últimos meses. El presidente de PRISA, que controla un 29,5% del accionariado, ha ido desplazando sistemáticamente a quienes eran cercanos al Gobierno, incluyendo a José Miguel Contreras, considerado hasta hace poco el hombre de confianza del presidente en la compañía, y a Carlos Núñez, quienes fueron despedidos tras negarse a apoyar el proyecto de una nueva cadena de televisión que buscaba impulsar Moncloa.
Según fuentes conocedoras de la situación, Oughourlian tiene claro que no saldrá de PRISA salvo que alguien presente una oferta de compra por el 100% de la compañía, lo que equivaldría al desembolso de 871 millones de euros. Una cifra astronómica que plantea una pregunta fundamental: ¿qué inversores estarían dispuestos a poner ese dinero sobre la mesa sabiendo que los medios de comunicación del grupo ofrecen una dudosa rentabilidad?
Es importante destacar que el 50% de los ingresos de la compañía y el 70% del beneficio operativo (ebitda) provienen de Santillana, no de sus medios de comunicación. Además, la refinanciación de la ingente deuda de PRISA está condicionada por los acreedores a la permanencia de Oughourlian y su equipo.
La deuda como escudo protector
Uno de los elementos clave en esta ecuación es la deuda de PRISA, que asciende a unos 800 millones de euros. Esta circunstancia, que podría parecer una debilidad, se ha convertido paradójicamente en el principal escudo protector de Oughourlian frente a las aspiraciones del Gobierno.
La firma Pimco, principal acreedor del grupo, condicionó la refinanciación de la deuda a la permanencia del CEO al frente de la compañía. Este asidero financiero es fundamental, ya que el vencimiento de la deuda está previsto para el próximo año y el actual presidente está inmerso en negociaciones para conseguir mejores condiciones.
El plan financiero del empresario contempla resolver los nuevos términos con Pimco antes de mayo, vinculando estos compromisos a su gestión. Dicho de otro modo, quiere que esta renegociación solo sea posible si él continúa al frente del grupo. Incluso ha advertido de que, ante un riesgo sostenido de impagos, los acreedores podrían tomar el control accionarial de PRISA.
Las opciones del Gobierno y sus afines
Los accionistas españoles afines al Gobierno de Sánchez han comenzado a tantear al principal accionista sobre la posibilidad de negociar una compra de su paquete total o, al menos, de El País y la Cadena SER. Sin embargo, las cifras que maneja el entorno de Oughourlian son astronómicas: se ha llegado a hablar de más de 700 millones solo por estos dos medios.
Estas cantidades son consideradas «absolutamente innegociables» por el grupo español, especialmente si tenemos en cuenta que el valor de capitalización de PRISA, que incluye El País, la Cadena SER y también Santillana, es de 559,93 millones, según el cierre de la bolsa a finales de mayo.
Los socios de PRISA afines al Gobierno se han fijado tres opciones: comprar el grupo completo a Oughourlian, adquirir solo la Cadena SER y El País, o simplemente renunciar a sus aspiraciones. La primera opción parece descartada por el elevado coste, mientras que la segunda dependerá de si consiguen reunir los fondos necesarios y convencer al armenio.
La incógnita editorial: ¿cambiará la línea de El País y la Cadena SER?
Una de las grandes incógnitas que sobrevuela esta batalla por el control de PRISA es si Oughourlian forzará o no la máquina cambiando la línea editorial de la Cadena SER y El País, tradicionalmente cercanos a posiciones progresistas. El empresario ha indicado que uno de sus objetivos principales es desligar la línea editorial de estos medios del Gobierno, lo que podría interpretarse como un giro hacia posiciones más críticas con el Ejecutivo de Sánchez.
Este posible cambio de rumbo editorial preocupa enormemente en Moncloa, que ve cómo podría perder el apoyo de dos medios históricamente afines a sus posiciones. No es casualidad que el Gobierno esté tan interesado en recuperar el control sobre estos medios, considerados piezas clave en su estrategia de comunicación.
Oughourlian ya ha dado algunas muestras de independencia que han irritado al Ejecutivo. Por ejemplo, se negó a invertir en la nueva cadena de televisión que el Gobierno quería impulsar y que, según fuentes próximas, pretendía ser una plataforma mediática de izquierdas para contrarrestar el mensaje de lo que desde Moncloa denominan «pseudomedios» y «fachosfera».
La junta de accionistas: Oughourlian se blinda
El pasado 14 de mayo, Oughourlian celebró una junta de accionistas adelantada (tradicionalmente se celebraba en junio) para asegurar su continuidad al frente del grupo. El empresario francés logró el respaldo mayoritario del accionariado, con aproximadamente un 46% de los votos, a los que se sumó el apoyo de Vivendi, que antes de la ampliación de capital tenía un 11,79%.
Con esta mayoría, es prácticamente imposible que Moncloa pueda lograr su objetivo de apartar a Oughourlian de la gestión, ya que los accionistas afines al Gobierno apenas tienen un 15% del capital. Para conseguir el apoyo de Vivendi, Oughourlian cedió ante la petición del grupo francés de no reducir el número de consejeros, manteniendo así a los accionistas críticos afines al Gobierno.
Un futuro incierto
El futuro del Grupo PRISA sigue siendo incierto. Por un lado, Oughourlian parece tener una posición de fuerza, con el respaldo mayoritario de los accionistas y el apoyo de los acreedores. Por otro, el Gobierno no parece dispuesto a renunciar a su intención de recuperar el control sobre El País y la Cadena SER.
Lo que está claro es que esta batalla trasciende lo meramente empresarial para adentrarse en el terreno político. El control de los medios de comunicación es una pieza fundamental en la estrategia de cualquier gobierno, y el de Sánchez no es una excepción.
Mientras tanto, Oughourlian sigue centrándose en sanear el negocio y reducir la deuda, que ha caído hasta cifras no vistas desde hace veinte años. Sin embargo, la incógnita sobre el futuro de la línea editorial de los medios del grupo sigue sin resolverse, generando inquietud tanto en Moncloa como en las redacciones de El País y la Cadena SER.
¿Logrará el círculo de Sánchez reunir los 800 millones que pide Oughourlian? ¿Mantendrá el armenio su posición de fuerza o acabará cediendo ante las presiones? ¿Cambiará la línea editorial de los medios del grupo? Son preguntas que solo el tiempo responderá, pero que mantendrán en vilo al panorama mediático y político español en los próximos meses.
Curiosidades del caso PRISA
Un dato llamativo de esta batalla por el control de PRISA es que Oughourlian, a pesar de controlar solo el 29,9% de las acciones, ha conseguido mantener el control efectivo del grupo. Esto ha sido posible gracias a una hábil estrategia financiera y al apoyo de inversores internacionales que confían en su gestión.
Otro aspecto interesante es que la última ampliación de capital realizada por PRISA, calificada como «polémica» por algunos accionistas, permitió a Oughourlian diluir la participación de todos los accionistas excepto la suya propia, que mantuvo gracias a la conversión de acciones.
Finalmente, resulta curioso que el valor que Oughourlian pone a El País y la Cadena SER (más de 700 millones) supera el valor de capitalización de todo el grupo PRISA (559,93 millones), lo que da una idea de la importancia estratégica que el empresario otorga a estos medios, más allá de su rentabilidad económica.
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