En La Retaguardia de este viernes 20 de julio, Eurico Campano analiza con Juanma Cepeda y Pedro Gallego la nueva estrategia de José Luis Ábalos que parece haber adoptado tras sus declaraciones de anoche en una radio de ámbito izquierdista.
En la política española, pocas escenas resultan tan teatrales como un exministro que, acorralado por la justicia, decide romper el pacto de silencio y apuntar directamente a sus antiguos compañeros de viaje. Eso es exactamente lo que ha hecho José Luis Ábalos estos días. Con una mezcla de resignación y cierto desparpajo, ha soltado ante los micrófonos: “¡Yo era el gilipollas de los tres!”, refiriéndose a Santos Cerdán y Koldo García, sus inseparables durante años en la cúpula del PSOE y, según él mismo, los verdaderos cerebros detrás del escándalo conocido como el caso Koldo.
El exministro, que hasta hace poco negaba toda responsabilidad, ha decidido ahora cambiar de estrategia. Las últimas investigaciones judiciales han dejado claro que el cerco se estrecha y que las pruebas recabadas por la Unidad Central Operativa de la Guardia Civil son demoledoras. La investigación señala a Ábalos como parte de una trama que utilizó contratos públicos durante la pandemia para obtener comisiones ilegales, salpicando no solo su gestión en el Ministerio de Transportes sino también al núcleo duro del partido socialista.
Un triángulo roto: traiciones y grabaciones secretas
La amistad entre Ábalos, Cerdán y Koldo era legendaria en los pasillos de Ferraz. Sin embargo, todo se ha venido abajo tras conocerse que Koldo llevaba años grabando conversaciones comprometedoras con ambos líderes. Estas grabaciones han sido la chispa que ha dinamitado las relaciones personales y políticas entre los implicados. “Santos Cerdán y Koldo me utilizaron”, ha afirmado Ábalos en declaraciones públicas, dando a entender que fue un mero peón en una partida mucho más grande de lo que imaginaba.
La ruptura es total: Cerdán ha cambiado de abogado y Koldo, sintiéndose perseguido por el PSOE y por Pedro Sánchez, busca ahora salvar su pellejo incluso si para ello tiene que tirar de la manta. Los audios filtrados muestran un ambiente tóxico, donde cada uno busca cubrirse las espaldas mientras el caso crece en dimensión e impacto político.
El pacto con la Fiscalía: ¿salvavidas o último recurso?
Con la citación judicial a la vuelta de la esquina (el próximo lunes), Ábalos ya no descarta pactar con la Fiscalía para evitar una posible condena penal. Este movimiento supondría aportar información relevante que hasta ahora no haya salido a la luz, algo indispensable para beneficiarse de una reducción de pena por colaboración tardía o confesión. La jugada podría marcar un antes y un después en el caso, dado que otros implicados podrían verse obligados a seguir su ejemplo o verse directamente salpicados por nuevas revelaciones.
El PSOE permanece oficialmente en silencio, aunque varias voces internas reconocen en privado una preocupación creciente ante el deterioro reputacional del partido. El Congreso ya autorizó al Supremo para investigar al exministro como diputado, añadiendo presión institucional sobre un partido ya tocado por otros frentes judiciales.
Claves políticas y sociales del escándalo
La dimensión política del caso Koldo va más allá de las habituales tramas de corrupción:
- Cuestionamiento del control interno: El escándalo pone en duda los mecanismos internos del PSOE para controlar sus áreas logísticas durante situaciones excepcionales como la pandemia.
- Impacto sobre Pedro Sánchez: Como hombre fuerte del sanchismo, Ábalos fue durante años uno de los grandes apoyos del presidente. Su caída supone un golpe directo al corazón del actual Gobierno.
- Efecto dominó: La Fiscalía Anticorrupción ya vaticina más imputaciones tras analizar el “demoledor” informe sobre Santos Cerdán; el temor es que nuevos nombres relevantes puedan salir a relucir en breve.
- Presión desde los socios: Partidos como PNV o ERC han reclamado transparencia e “impecabilidad” al Ejecutivo, conscientes del daño electoral que estos episodios pueden causar al bloque progresista.
Una guerra sin cuartel ni aliados fieles
A estas alturas, nadie se fía ya de nadie. El disco duro incautado a Ábalos –que contenía desde conversaciones con Pedro Sánchez hasta mensajes con ministros y periodistas– ha sido otro elemento clave para entender hasta qué punto las lealtades se han diluido. En medio de este vodevil político, cada protagonista busca su propia tabla de salvación.
Por si faltara salsa en esta ensalada judicial, hasta una actriz porno se vio implicada (aunque involuntariamente) cuando intentó llevarse dicho disco duro escondido en su pantalón durante uno de los registros policiales. En España hay días en los que la realidad supera ampliamente cualquier guion televisivo.
Curiosidades y datos llamativos del caso
- La Fundación Fiadelso –ONG fundada por Ábalos hace 30 años– fue utilizada para desviar pagos sospechosos procedentes de la trama corrupta; incluso su hija Tatiana gestionaba las cuentas reclamando transferencias a empresas vinculadas al círculo investigado.
- Servinabar, una modesta empresa navarra vinculada a Cerdán y gestionada por viejos amigos socialistas, llegó a adjudicarse contratos públicos por valor de 86 millones pese a su escasa trayectoria previa.
- El futuro inmediato se juega el lunes: si Ábalos aporta información inédita ante el juez, podría sentar precedente e iniciar una cascada de pactos entre imputados.
- La frase “¡Yo era el gilipollas de los tres!” ya circula como meme político en redes sociales y grupos parlamentarios; hay quien dice que resume mejor que cualquier editorial lo ocurrido estos días.
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