En La Retaguardia de este martes 15 de julio, Eurico Campano analiza con la portavoz del PP en la Comisión Mixta Congreso-UE, Milagros Marcos y con el periodista Vicente Gil hasta qué punto la ruptura de la caja única de los impuestos es desastrosa para España.
En una jugada que pocos preveían tan radical, el Gobierno de Pedro Sánchez ha alcanzado un pacto con la Generalidad para conceder a Cataluña un modelo de financiación propio, en la práctica un “concierto económico” similar al vasco, permitiéndole recaudar y gestionar directamente sus principales impuestos, incluido el IRPF. El acuerdo, clave para asegurar el apoyo parlamentario de Esquerra Republicana a la investidura de Salvador Illa, ha puesto en pie de guerra a varias comunidades autónomas y ha desatado una cascada de advertencias sobre su impacto en la solidaridad interterritorial y la cohesión nacional.
La medida supone romper con el tradicional sistema de financiación común y ha sido presentada como el primer paso hacia una “independencia fiscal” catalana. La Generalidad, según lo pactado, abonará al Estado sólo por los servicios públicos que este preste en territorio catalán y una “cuota de solidaridad” aún por definir. La recaudación del IRPF correspondiente a 2025 ya podría presentarse ante la nueva Agencia Tributaria de Cataluña, utilizando incluso su propio sistema digital (idCAT).
Claves del nuevo modelo: ¿singularidad o privilegio?
El pacto recoge varios puntos calientes que no han pasado inadvertidos:
- Gestión total del IRPF: Cataluña podrá gestionar y recaudar el 100% del impuesto sobre la renta generado en su territorio.
- Agencia Tributaria catalana: Se refuerza un organismo propio encargado de gestionar tributos autonómicos y nacionales cedidos, desplazando progresivamente a la Agencia Estatal.
- Contribución solidaria: Cataluña pagará una cuota pactada para financiar servicios estatales y contribuir a la solidaridad, pero bajo criterios aún por definir.
- Extensibilidad: El Gobierno insiste en que el modelo podría replicarse en otras autonomías si así lo solicitan, aunque los expertos advierten de los riesgos de “balcanización fiscal”.
- Calendario progresivo: La implantación será paulatina y supeditada a reformas legales que requerirán mayoría absoluta en el Congreso. De hecho, ni fechas ni cifras concretas están cerradas todavía.
Reacciones encendidas y grieta territorial
La decisión ha generado reacciones viscerales especialmente en comunidades como Madrid. Isabel Díaz Ayuso no ha dudado en calificar el pacto como “el mayor atraco a la nación” y una antesala de la independencia, prometiendo recursos judiciales ante el Tribunal Constitucional. Para Ayuso, Sánchez “pone la cama y los españoles pagan”, acusándole de romper España para mantenerse en La Moncloa. No es para menos: se estima que hasta 25.000 millones podrían dejar de formar parte del sistema común si se consolida este esquema.
Expertos fiscales y constitucionalistas alertan sobre las consecuencias a medio plazo:
- Se rompe el principio clásico de solidaridad entre territorios que inspiraba el modelo común.
- Se limita la capacidad del Estado para redistribuir recursos y asegurar servicios homogéneos.
- Se abre la puerta a una competencia fiscal entre comunidades que podría debilitar aún más las arcas públicas centrales.
- El acuerdo podría ser inconstitucional si rompe con los principios básicos recogidos en la Carta Magna sobre igualdad y solidaridad.
El Gobierno argumenta que el modelo es “voluntario” y extensible al resto; pero no faltan voces que lo ven como un traje a medida para ERC e Illa a cambio de votos clave. Mientras tanto, Madrid lidera una rebelión autonómica que podría poner patas arriba no solo el modelo fiscal sino también el equilibrio político nacional.
Por si todo esto no fuera suficiente despropósito, hay que tener en cuenta que:
- La Agencia Tributaria catalana cuenta actualmente con apenas 250 empleados frente a los 4.400 de la Agencia Estatal solo en Cataluña; queda mucho camino organizativo por recorrer antes de una independencia recaudatoria real.
- El cupo vasco nació tras los Pactos de Vergara en pleno siglo XIX; ahora se debate si habrá un “siglo XXI catalán” o simplemente más fragmentación.
- El acuerdo no detalla aún cómo se hará efectiva la contribución solidaria ni bajo qué criterios se calculará el reparto interterritorial, lo que deja abiertas infinitas incógnitas técnicas y políticas.
- Algunos asesores fiscales ya bromean con que “crear más Países Vascos no es necesariamente la mejor fórmula”, pero sí garantiza titulares jugosos durante meses
Más en Periodismo
CONTRIBUYE CON PERIODISTA DIGITAL
QUEREMOS SEGUIR SIENDO UN MEDIO DE COMUNICACIÓN LIBRE
Buscamos personas comprometidas que nos apoyen
CONTRIBUYE
Home