Más información
A la vista del batacazo que se ha pegado el PSOE en Extremadura, se entiende que el socialista Sánchez ande histérico por La Moncloa, maquinando adelantar las elecciones generales y decretando subidas salariales a funcionarios y pensionistas, para intentar pillar votantes.
Lo que no tiene lógica es que la popular María Guardiola no haya puesto todavía en contacto con Óscar Fernández, el líder local de VOX, y cerrado un pacto.
Guardiola convocó autonómicas convencida de que sacaría mayoría absoluta. Se ha quedado a cuatro escaños y, aunque es clara vencedora de los comicios, necesita a los de Abascal —que han duplicado con creces su representación— para renovar como presidenta y gobernar.
No puede aspirar a algo tan fantasioso como que VOX se ponga de lado y le ceda gratis sus escaños y me choca que parezca no haberse dado cuenta, cuando Feijóo, Tellado y los que pintan algo en Génova 13 ya lo han asumido perfectamente.
Suena muy bonito, de cara a los periodistas, repetir perogrulladas como que VOX no debe confundirse de enemigo y tener sentido de la responsabilidad, pero las cifras cantan.
De las últimas veces que he hablado con Abascal he sacado la conclusión de que no tiene intención alguna de que los suyos entren en el Gobierno extremeño.
No se le han subido a la cabeza los titulares que le pintan como gran vencedor y es plenamente consciente de que VOX tiene 11 escaños y el 17% de los votos, mientras el PP cuenta con 29 y un porcentaje del 43%.
Quiere, eso sí, un acuerdo de investidura, proporcional al peso de las urnas.
Y las condiciones que plantea Abascal son perfectamente asumibles y sensatas.
Sintonizan con lo que desean los 228.300 extremeños que votaron al PP el pasado domingo y con lo que piensa la inmensa mayoría de españoles, que no están abducidos por el sectarismo sanchista o por los zarrapastrosos de Podemos y Sumar.
¿Va contra la religión del PP querer rebajas de impuestos? ¿Demandar menos burocracia? ¿Poner fin a la barra libre en emigración ilegal? ¿No gastar dinero público en chiringuitos e ideologías de género? ¿Frenar el desquiciado Pacto Verde Europeo?
Yo creo que no y estoy convencido de que el primer deber de la oposición al infame Régimen Sanchista es coordinarse para acabar con esta peste.
Si la tibia Guardiola sigue presa de sus complejos y se siente más cómoda pactando con el PSOE de Begoña la ‘catedrática’, el hermano músico, los furgones de putas, las comisiones chavistas y los pelotazos en la SEPI, que se lo haga mirar.
Como nos decían los jesuitas en el internado, hace más de medio siglo: ‘en la vida se puede hacer de todo, menos el ridículo’.
Más en Periodismo
CONTRIBUYE CON PERIODISTA DIGITAL
QUEREMOS SEGUIR SIENDO UN MEDIO DE COMUNICACIÓN LIBRE
Buscamos personas comprometidas que nos apoyen
CONTRIBUYE
Home