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Alto y claro.
Jesús Sanz Montes, arzobispo de Oviedo, no se anduvo por las ramas.
Lejos de la postura de la Conferencia Episcopal, que censuró la moción que PP y VOX sacaron adelante en Jumilla, en la Región de Murcia, sobre limitar el uso de espacios públicos para que la comunidad musulmana no celebre ahí ni el Ramadán ni la Fiesta del Cordero, el religioso asturiano se mostró claro y tajante.
Y es que mientras la Iglesia salió en tromba a defender la libertad de culto y a decir que no había problema en dejar esos espacios a los musulmanes, Sanz Montes denunció el silencio de la propia Conferencia Episcopal ante las matanzas de católicos a manos de fanáticos de otras religiones:
El arzobispo de Oviedo recibió un aluvión de aplausos por su valiente posicionamiento frente al mensaje lanzado desde Añastro, sede de la Conferencia Episcopal:
Desde luego, nada que ver la postura de Sanz Montes con la que, por ejemplo, adoptó el arzobispo de Tarragona, Joan Planellas, que salió como el bicho del pantano a criticar a VOX, si bien su líder, Santiago Abascal, supo contraatacar con suprema brillantez.
Un xenófobo no puede ser un verdadero cristiano. Podríamos decir que más bien pueden utilizar este filón católico, que son procatólicos, pero en definitiva no lo son. Un xenófobo no puede ser un verdadero cristiano. Y me parece que debe decirse con toda la contundencia.
Abascal le dio el golpe definitivo con una imagen que, en este caso, vale más que mil palabras:
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