En la política española, los giros inesperados son casi tradición, pero pocos recuerdan un terremoto tan profundo como el que ha sacudido al PSOE tras la caída en desgracia de Santos Cerdán, hasta hace poco secretario de Organización y mano derecha de Pedro Sánchez. Lo que empezó como un rumor ha devenido en una crisis de confianza, con ramificaciones judiciales, mediáticas y, sobre todo, demoscópicas que están desquiciando a La Moncloa y a todo el aparato socialista.
El propio Cerdán comparece hoy ante el Tribunal Supremo para defenderse del aluvión de acusaciones surgidas a raíz de las investigaciones sobre la adjudicación de contratos públicos. Mientras él se afana en distinguir entre inteligencia artificial y dinero real, el PSOE observa atónito cómo se evapora su suelo electoral.
Las encuestas: del optimismo al siniestro total
Si hay algo que obsesiona a los estrategas de Ferraz es la demoscopia. Pero esta vez, los datos han dejado de ser aliados para convertirse en una pesadilla. Todas las encuestas publicadas tras el estallido del caso Cerdán coinciden: el PSOE está perdiendo apoyos a una velocidad inédita desde la llegada de Sánchez al poder. La caída es tan pronunciada que hasta Felipe González ha anunciado que no piensa votar socialista, un síntoma tan simbólico como devastador.
Veamos algunos datos recientes:
- El barómetro DYM para 20minutos muestra que el PSOE baja al 26,1% en estimación de voto —cinco puntos y medio menos respecto a las generales de 2023— mientras el PP se mantiene estable alrededor del 36%, ampliando su ventaja a casi diez puntos.
- La encuesta Target Point para El Debate sitúa al PSOE en su peor resultado en siete años: 26,3% y unos 110 escaños, lejos de cualquier opción de mayoría absoluta incluso con aliados de izquierda.
- Vox registra la mayor subida y Sumar apenas remonta, lo que evidencia una izquierda desmovilizada y fragmentada.
- El último CIS publicado justo antes del escándalo (con trabajo de campo anterior) daba paradójicamente al PSOE un 34,3%, una cifra hoy completamente fuera de sintonía con la realidad política tras conocerse las pruebas contra Cerdán.
¿Por qué tanto desplome?
La explicación es múltiple:
- El impacto directo del caso Cerdán sobre la percepción pública de la limpieza interna socialista.
- El hartazgo acumulado por sucesivos escándalos relacionados con la gestión y la financiación del partido.
- La sensación creciente entre votantes tradicionales —y barones históricos— de que Sánchez ha perdido el control del relato.
Además, la fragmentación a su izquierda no compensa la sangría: Sumar sube tímidamente pero Podemos sigue desplomándose. Ni siquiera una derecha dividida sería suficiente para salvar los muebles socialistas.
Pedro Sánchez: entre Sevilla y la cuerda floja
Mientras todo esto sucede, Pedro Sánchez intenta recomponer su perfil internacional —esta semana se ha dejado ver por Sevilla para recuperar visibilidad ante la ONU— pero las encuestas y las portadas le persiguen allá donde va. Desde Ferraz se filtra ansiedad ante la posibilidad real de que Cerdán “tire de la manta” sobre aspectos comprometidos para la financiación del partido.
El presidente insiste en agotar legislatura hasta 2027; cualquier adelanto electoral sería suicida ahora mismo. Sin embargo, muchos dentro y fuera del partido temen que lo peor esté aún por llegar si aparecen nuevas grabaciones o testimonios judiciales comprometedores.
Curiosidades y notas al margen
- El término “cerdanazo” ya circula por redes sociales para referirse al episodio como un punto de inflexión similar al histórico “sanchismo”.
- Algunos analistas destacan que este escándalo ha conseguido lo impensable: poner nervioso incluso a Gabriel Rufián, quien recomienda “aprovechar lo que quede de legislatura” antes del probable batacazo final.
- La UCO ha realizado registros simultáneos no solo en Ferraz sino también en Adif, el Ministerio de Transportes y hasta en Carreteras… ni Hitchcock podría haber escrito un guion tan inquietante para los socialistas.
- En clave humorística, hay quien dice que si Cerdán logra demostrar que su voz era inteligencia artificial, debería fichar por alguna startup tecnológica antes que volver a Ferraz.
En definitiva, Santos Cerdán se enfrenta hoy a su particular San Martín judicial mientras el PSOE hace equilibrios sobre un precipicio demoscópico nunca visto desde la llegada de Pedro Sánchez. Y todo indica que aún quedan capítulos por escribir en este culebrón político made in Spain.
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