Un escandalazo en mayúsculas.
Adelanta el digital ‘Artículo 14‘ que han cazado a la portavoz del Gobierno de Pedro Sánchez con la peor de las compañías.
Concretamente, Pilar Alegría fue sorprendida en el mediodía del 3 de noviembre de 2025 compartiendo mesa y mantel con Francisco Salazar (PSOE), quien fue fulminado cuando iba a ser nombrado adjunto a la secretaría de Organización de la formación de Ferraz en julio de este mismo año por los testimonios de algunas de sus trabajadoras denunciando casos de acoso en Moncloa.
La cita con la también ministra de Educación fue en un restaurante italiano situado en el barrio madrileño de Chueca y no muy lejando del Congreso de los Diputados.
De hecho, Alegría fue de los pocos apoyos que recibió Salazar cuando estalló el escándalo:
Es un compañero absolutamente íntegro.
Lo paradójico de todo es que con Salazar siempre se impuso la ley del silencio tanto en Moncloa como en el PSOE.
Adriana Lastra y Carmen Calvo, históricas referentes del ala más combativa en cuestiones de igualdad dentro del socialismo, se encuentran ahora bajo los focos no por sus discursos, sino por su silencio ante las denuncias de acoso sexual protagonizadas por Paco Salazar, estrecho colaborador de Pedro Sánchez y figura clave en la maquinaria orgánica del partido.
Según informaciones publicadas recientemente, ambas dirigentes tenían conocimiento desde 2019 de las conductas inapropiadas y reiteradas de Salazar hacia compañeras del partido.
Sin embargo, no sólo no activaron los protocolos internos, sino que —según fuentes internas citadas— optaron por mirar hacia otro lado hasta que la presión de las bases y la filtración a los medios hizo insostenible el encubrimiento.
En respuesta al escándalo, el PSOE anunció una reforma exprés tanto del protocolo interno contra el acoso sexual como del código ético: a partir de ahora, cualquier militante sorprendido consumiendo prostitución será expulsado automáticamente. Sánchez reivindicó que «el feminismo en el PSOE no es postureo» aunque para buena parte de la militancia ese mensaje llega tarde.
La paradoja es amarga: quienes construyeron su capital político sobre la denuncia pública ahora son objeto precisamente de aquello contra lo que luchaban. Un ejemplo más —dicen algunos analistas— de cómo la realidad acaba superando al relato cuidadosamente elaborado.
Más en Periodismo
CONTRIBUYE CON PERIODISTA DIGITAL
QUEREMOS SEGUIR SIENDO UN MEDIO DE COMUNICACIÓN LIBRE
Buscamos personas comprometidas que nos apoyen
CONTRIBUYE
Home