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Vodevil político

Esto es solo parte de lo que ‘apoquinó’ el sufrido contribuyente español por la ‘orgía’ del Parador de Teruel

El festín nocturno de Ábalos y compadres enfrenta al PSOE a una oleada de acusaciones, desmentidos y facturas pendientes

Periodista Digital 18 Abr 2025 - 12:03 CET
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El tablero político español se ha visto sacudido esta semana por un episodio que, si no fuera por la gravedad de sus implicaciones, bien podría figurar en el guion de una comedia de Berlanga: ministros, altos cargos socialistas, supuestas prostitutas, habitaciones destrozadas y una factura hotelera que nadie quiere pagar.

El caso Ábalos-Parador de Teruel ha reabierto viejas heridas sobre el uso del dinero público y la gestión ética en las altas esferas, mientras el Gobierno intenta sofocar el incendio con negaciones tajantes y amenazas judiciales.

La cronología es ya bien conocida. El 15 de septiembre de 2020, en plena pandemia y bajo estrictas restricciones sociales, el entonces ministro de Transportes, José Luis Ábalos, viajó a Teruel para supervisar unas obras ferroviarias acompañado por su equipo.

Lo que comenzó como una visita oficial derivó, según varios testimonios recogidos por medios nacionales y locales, en una fiesta privada con “señoritas” que habría durado hasta altas horas en el Parador Nacional de la ciudad.

No solo Ábalos estaba allí. Le acompañaban otros ilustres socialistas: Javier Lambán, entonces presidente autonómico aragonés (quien primero lo negó y luego lo admitió tras salir las facturas a la luz), y Pilar Alegría, hoy ministra portavoz del Gobierno, quien también pernoctó esa noche en el mismo establecimiento.

La suite principal quedó, según testimonios de empleados, “completamente destrozada”, lo que obligó a la dirección del Parador a consultar con responsables políticos cómo proceder ante los daños y el impago de la factura.

¿Orgía socialista?

La información que circula estos días mezcla testimonios internos del Parador —limpiadoras asustadas, habitaciones hechas trizas y “furgonetas llenas de señoritas” llegadas desde Valencia— con versiones oficiales que niegan categóricamente los hechos. El propio Ábalos ha calificado la noticia como “bulo”, ha denunciado una “intoxicación con mentiras” orquestada por rivales políticos y ha anunciado acciones legales contra quienes le vinculen con el escándalo.

La versión oficial del PSOE se escuda en la transparencia: Alegría asegura haber pagado su habitación (76,97 euros con tarjeta personal), se desmarca completamente del jolgorio nocturno y amenaza a su vez con acciones legales ante cualquier calumnia sobre su persona. Ni ella ni Lambán —que asegura haberse enterado por la prensa— dicen haber presenciado nada sospechoso más allá de una cena tranquila tras la visita institucional.

Mientras tanto, Paradores Nacionales difundió un comunicado negando daños o incidentes relevantes durante la estancia del exministro. Eso sí, sin aportar detalles concretos “por protección de datos”.

Quién pagó (o no) la factura: el lío administrativo

Si hay algo tan turbio como el relato nocturno es el destino de la factura. Según ha publicado Diario de Teruel y amplificado Periodista Digital, ni Ábalos ni sus acompañantes abonaron los gastos generados aquella noche. El Parador reclamó al Ministerio de Transportes el pago del alojamiento y consumiciones —incluyendo los supuestos destrozos— pero desde el ministerio se rechazaron los cargos. El resultado: 1.200 euros sin dueño claro y un agrio cruce de reproches entre la administración central y los gestores hoteleros.

El escándalo no termina aquí: las facturas revelan que parte del gasto se cargó a fondos públicos aragoneses (ocho habitaciones dobles pagadas por Presidencia autonómica), lo que abre un nuevo frente sobre el uso del dinero del contribuyente para fines poco edificantes.

Un vodevil con consecuencias políticas

El Partido Popular ha pedido explicaciones públicas tanto al Gobierno central como a Pilar Alegría, considerando “indignante” que “el exministro y sus asesores se montaran una orgía con mujeres prostituidas pagada con dinero público”. La oposición exige transparencia total e incluso plantea que este episodio fue uno de los motivos reales tras la salida forzada de Ábalos del Ejecutivo.

Por su parte, las voces feministas reclaman a las vicepresidentas del Gobierno un posicionamiento claro ante unas acusaciones tan graves como incompatibles con la agenda progresista socialista. Mientras tanto, algunos colaboradores cercanos al exministro —como Ricardo Mar Ruipérez, jefe de gabinete aquel día— han escalado posiciones en empresas públicas como Paradores Nacionales sin que nadie esclarezca si conocían o participaron en los hechos.

Humor involuntario: entre bulos, negaciones y sospechas

No falta quien ve en todo esto un culebrón digno de sobremesa. Las declaraciones cruzadas (“No fue una orgía, fue una cena”, “Dormí allí pero no vi nada”, “Es todo un bulo orquestado”), la aparición estelar de furgonetas misteriosas y los intentos por tapar lo destapable han dado pie a innumerables memes y comentarios sarcásticos en redes sociales.

Especialmente jugosos son los detalles menores: empleados recomendando “mejor no preguntar qué pasó anoche”, políticos negando estancias hasta que aparecen facturas incontestables o ministros asegurando no haber visto nada extraño pese a dormir pared con pared.

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