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El Partido Popular ultima los preparativos para su próximo Congreso Nacional, previsto para los días 25, 26 y 27 de julio de 2025 en Valencia y que se perfila como un evento clave en la consolidación del liderazgo de Alberto Núñez Feijóo.
El borrador de la ponencia política, al que ha tenido acceso EL ESPAÑOL, revela las líneas maestras con las que los populares pretenden presentarse ante la ciudadanía como alternativa a un gobierno que, según sus palabras, es «el más caro de la historia» y cuenta «con más imputados que ministros«.
Entre las propuestas más destacadas figura la realización de una auditoría integral del gasto público como primera medida si Feijóo llega a La Moncloa, una iniciativa que replica la estrategia que ya aplicó durante su etapa como presidente de la Xunta de Galicia.
Esta auditoría -en la práctic ‘escarbar’ en los pufos y latrocinios del PSOE- serviría como punto de partida para una profunda reforma administrativa que incluiría la reducción del número de ministerios, pasando de los 22 actuales a un máximo de 14.
El borrador incluye también medidas para fomentar la natalidad, un plan para garantizar el acceso al agua y el propósito de reubicar a inmigrantes irregulares en terceros países.
Además, el PP impulsa un «plan de calidad institucional» con el objetivo de «descolonizar» los organismos controlados por el Gobierno del marido de Begoña.
https://twitter.com/NunezFeijoo/status/1925109497040654583
La «dieta» administrativa de Feijóo
La propuesta de adelgazamiento de la estructura gubernamental responde a la crítica que el PP viene haciendo al ejecutivo de Pedro Sánchez, al que acusan de haber creado un entramado ministerial sobredimensionado cuyo único propósito sería «pagar cuotas a sus socios, multiplicar altos cargos, crear estructuras superfluas y colocar a afines».
Desde el equipo económico liderado por Juan Bravo, vicesecretario del área, se ha elaborado un diagnóstico demoledor: «Pagamos 138.000 millones más al año en impuestos y cotizaciones, y la deuda crece cada semana, mientras tenemos servicios cada vez más tercermundizados», como quedó evidenciado con «el gran apagón y el continuo caos en los trenes». Esta visión justificaría, según los populares, la necesidad de una profunda revisión del gasto.
Aunque en Génova evitan hablar explícitamente de «recortes», admiten que el efecto de la auditoría propuesta sería similar, argumentando que resulta «necesario para poder sostener o mejorar los servicios públicos». El mensaje que intentan transmitir es el de eficiencia frente a despilfarro.
Inmigración y políticas sociales
El documento programático también aborda uno de los temas más controvertidos del debate político actual: la inmigración irregular. En este ámbito, el PP asume una posición que endurece su discurso al proponer la «reubicación en terceros países seguros» de los inmigrantes en situación irregular, una iniciativa que ya forma parte del ideario del Partido Popular Europeo.
Esta propuesta, que recuerda a políticas implementadas por gobiernos conservadores en otros países, supone un giro hacia posiciones más restrictivas en materia migratoria, precisamente en un momento en que la extrema derecha representada por Vox presiona con un discurso aún más duro en esta materia.
Junto a estas medidas de control migratorio, el borrador incluye también propuestas de carácter social, como un paquete de «conciliación y apoyo a la natalidad», respondiendo así a la preocupación por el reto demográfico que afecta especialmente a comunidades como Galicia, gobernada durante años por el propio Feijóo.
Otro de los puntos destacados es la inclusión de un plan de infraestructuras para garantizar «el acceso al agua en igualdad», una cuestión que resulta especialmente sensible en un país afectado por recurrentes episodios de sequía y donde los conflictos por el reparto del agua entre comunidades autónomas generan tensiones políticas considerables.
El silencio sobre Vox
Uno de los aspectos más llamativos de la ponencia política es lo que no dice: el documento evita deliberadamente aclarar cuál será la relación futura del PP con Vox. Esta omisión no parece casual, sino que responde a una estrategia calculada para mantener un difícil equilibrio entre diferentes sensibilidades dentro del partido.
Feijóo ha optado por no definir su posición respecto a posibles pactos con la formación de Santiago Abascal, en un momento en que ambos partidos mantienen acuerdos de gobierno en varias comunidades autónomas y ayuntamientos. Esta ambigüedad estratégica permite al líder popular no cerrarse puertas de cara a futuros escenarios postelectorales, mientras intenta proyectar una imagen de autonomía política.
La ponencia política estará dirigida por pesos pesados del partido como Juanma Moreno Bonilla y Alfonso Fernández Mañueco, representantes de ese PP autonómico que ha tenido que pactar con Vox para garantizar su gobernabilidad. Su designación para liderar este documento programático busca reforzar el liderazgo ideológico del partido, integrando tanto la corriente liberal que representa Isabel Díaz Ayuso como la vertiente más social encarnada por el presidente andaluz.
Un congreso para la «coronación»
El próximo congreso nacional se perfila como el escenario para la «coronación» definitiva de Feijóo al frente del partido, tras haber asumido el liderazgo en circunstancias complicadas tras la salida de Pablo Casado. El propio Feijóo ha señalado que este cónclave supondrá un «punto de inflexión» frente a un gobierno al que acusa de tener «más imputados que ministros».
Durante el evento, los populares intentarán proyectar la imagen de un partido unido y con un proyecto sólido para España, frente a lo que consideran un ejecutivo fragmentado y dependiente de socios independentistas. El lema elegido para el congreso, «Compromisos», pretende transmitir la idea de un partido fiable y previsible, en contraste con la imagen de improvisación que atribuyen a Pedro Sánchez.
«Que los españoles sepan que no voy a fallar, que lo que prometa lo haré, seguro… y si no puedo hacerlo, disolveré y convocaré elecciones», ha manifestado Feijóo, estableciendo un compromiso público que busca diferenciarse de su principal adversario político.
La batalla parlamentaria que viene
Mientras el PP prepara su congreso y define su hoja de ruta, en el Parlamento se libra una intensa batalla política en torno a iniciativas legislativas como la reducción de la jornada laboral a 37,5 horas semanales, aprobada recientemente por el Consejo de Ministros.
Esta propuesta, impulsada por la vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, enfrenta la oposición frontal del PP, cuya postura ha sido duramente criticada por el Gobierno. «¿Va a maniobrar el señor Feijóo para tumbar la reducción de la jornada laboral? ¿Va a hacer lo que hizo con la reforma laboral? ¿Quiere dañar a su país?», ha cuestionado Díaz, quien ha expresado también que esta ley «está en las manos de 137 diputados del PP».
El posicionamiento del PP ante esta y otras iniciativas gubernamentales servirá como termómetro para medir la estrategia de oposición que Feijóo pretende desarrollar en los próximos meses, en un contexto político marcado por la polarización y la fragmentación parlamentaria.
Un programa de «calidad institucional»
Otro de los ejes del proyecto político que el PP presentará en su congreso es un programa completo de «calidad institucional» destinado a «descolonizar» los organismos controlados por el Gobierno de Sánchez, según prometió Feijóo en una reciente entrevista.
Esta propuesta entronca con una de las críticas recurrentes que los populares dirigen al actual ejecutivo: la supuesta politización de instituciones que deberían mantener su independencia. El PP acusa a Sánchez de haber colocado a personas afines en organismos clave del Estado, comprometiendo su neutralidad y su función de contrapeso al poder ejecutivo.
La «descolonización» institucional que propone Feijóo implicaría una revisión de los nombramientos realizados durante la etapa socialista y el establecimiento de nuevos mecanismos para garantizar la independencia de organismos reguladores, supervisores y consultivos.
En el ámbito de la comunicación política, resulta llamativo el contraste entre las estrategias del PP y del actual gobierno. Mientras que el presidente colombiano Gustavo Petro, por ejemplo, mantiene una relación hostil con la prensa pero «no existen políticas de censura por parte del gobierno», en España el debate se centra más en el control de los medios públicos y en la batalla por el relato en las redes sociales.
El congreso del PP, previsto para finales de mayo, será sin duda un acontecimiento político de primer orden que marcará el rumbo de la oposición en los próximos meses. Con un programa que combina propuestas de austeridad administrativa, endurecimiento migratorio y medidas sociales como el apoyo a la natalidad, Feijóo busca consolidar su liderazgo y presentarse como una alternativa sólida de gobierno.
Lo que queda por ver es si esta estrategia, que incluye la deliberada ambigüedad sobre su relación futura con Vox, resultará eficaz para atraer tanto a votantes moderados como a aquellos más conservadores que podrían sentirse tentados por opciones más a la derecha. El equilibrio es delicado, y el éxito o fracaso de esta apuesta determinará en gran medida el futuro político no solo de Feijóo, sino del propio Partido Popular.
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