En La Retaguardia de este miércoles 2 de julio, Eurico Campano analiza con el director de El Catalán.es, Sergio Fidalgo, y la portavoz del PP en la Comisión Mixta UE, Milagros Marcos el horizonte judicial que podría abrírsele a Pedro Sánchez tras el goteo de detalles sobre la corrupción socialista que vamos conociendo.
Y es que en la última semana, la política española ha vivido uno de sus episodios más convulsos desde que Sánchez está en La Moncloa. El ingreso en prisión preventiva sin fianza de Santos Cerdán, ex número tres del PSOE y artífice clave en los pactos parlamentarios que sostienen al Ejecutivo, ha desatado una tormenta que amenaza con arrastrar a todo el gabinete. El auto del Tribunal Supremo, motivado por el riesgo de fuga y destrucción de pruebas, detalla una presunta trama de concesiones irregulares y cobro de comisiones en obras públicas.
Mientras la oposición exige la dimisión inmediata del presidente, el ambiente político recuerda inevitablemente a la Italia de los años noventa, cuando el socialista Bettino Craxi huyó del país ante una inminente condena judicial. La comparación no es gratuita: Sánchez está rodeado por investigaciones que afectan a su círculo más próximo—su mujer, su hermano y dos ex secretarios de Organización—y se multiplica el rumor sobre posibles sistemas de financiación irregular para mantener el poder.
El espejo italiano: ¿huida hacia adelante o estrategia de resistencia?
La figura de Craxi planea sobre Moncloa como un espectro incómodo. El líder italiano protagonizó una huida legendaria tras verse acorralado por el caso “Manos Limpias”, símbolo de una clase política que prefería el exilio dorado antes que responder ante los tribunales. En el caso español, aunque no existe una imputación formal contra Sánchez, sí se observa una creciente inquietud dentro del propio partido por la acumulación de indicios e investigaciones.
Entre los elementos que alimentan las suspicacias destacan los frecuentes vuelos del avión presidencial a destinos tan exóticos como República Dominicana, sobre los que ni Moncloa ni Exteriores han dado explicaciones convincentes. No faltan quienes se preguntan si Sánchez estaría preparando un “plan B” a lo Craxi para evitar males mayores en caso de imputación formal o pérdida abrupta del poder.
El PSOE, entre la contundencia oficial y las grietas internas
La respuesta pública del presidente ha sido hasta ahora la defensa cerrada tanto del partido como de la labor judicial: “Actuamos con contundencia, ahora es la hora de la Justicia” ha repetido Sánchez en comparecencias recientes. El argumento contrasta con su tradicional discurso beligerante contra la corrupción ajena—no hay que olvidar que llegó a Moncloa tras una moción contra Mariano Rajoy basada precisamente en un escándalo por financiación ilegal.
Sin embargo, voces críticas dentro y fuera del partido apuntan a una deriva personalista cada vez más marcada. Algunos analistas observan en Sánchez rasgos propios del narcisismo político: repliegues tácticos (como su célebre retiro temporal), victimismo retórico e incluso intentos sutiles de chantaje emocional al electorado progresista y a sus socios parlamentarios. No faltan quienes ironizan sobre si veremos pronto al presidente buscando refugio en Túnez o en algún paraíso caribeño.
Consecuencias posibles: implosión política y reconfiguración ideológica
El impacto inmediato es innegable:
- Desgaste institucional: La imagen del PSOE como partido garante contra la corrupción ha quedado severamente dañada.
- Presión judicial creciente: La entrada de la Guardia Civil en Ferraz para clonar correos electrónicos evidencia que las investigaciones avanzan sin cortapisas.
- Inestabilidad parlamentaria: Los socios nacionalistas e independentistas observan con recelo cualquier debilidad interna; una crisis abierta podría precipitar elecciones anticipadas.
- Riesgo reputacional internacional: España aparece en los medios extranjeros como escenario recurrente de escándalos políticos dignos de novela negra mediterránea.
Sin embargo, hay diferencias sustanciales respecto al caso Craxi. Por ahora, no existe orden judicial alguna contra Sánchez ni pruebas directas que lo impliquen personalmente. Eso sí, si la UCO o el Supremo hallaran nuevas conexiones entre los fondos ilícitos y campañas electorales recientes, la situación podría cambiar radicalmente.
Curiosidades y datos jugosos para no perderse
- La última vez que un presidente español afrontó una crisis semejante fue durante el “caso GAL”, aunque entonces Felipe González evitó cualquier proceso judicial.
- El “modelo Craxi” se ha convertido en meme político: desde montajes con Pedro Sánchez subiendo a un jet privado hasta bromas sobre chalets con vistas al Mediterráneo.
- Entre los investigados por las tramas figura Koldo García, apodado en círculos internos como “el fontanero”, por su habilidad para negociar acuerdos imposibles.
- El uso opaco del Falcon presidencial ha sido objeto incluso de preguntas parlamentarias sin respuesta clara desde hace meses.
- Algunos diputados socialistas comentan en privado que “si esto sigue así”, Ferraz acabará pareciendo más un plató de serie italiana que la sede histórica del socialismo español.
En definitiva, España asiste atónita a un nuevo episodio donde realidad y guion cinematográfico parecen confundirse. Y mientras tanto, en Moncloa nadie descarta ya nada… ni siquiera buscar “un avión a lo Craxi”.
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