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Cuando Pedro Sánchez alcanzó la Secretaría General del PSOE en 2017, el viento político empezó a soplar con fuerza sobre el entorno familiar de su esposa, Begoña Gómez.
Hasta entonces, el apellido Gómez había estado vinculado a un peculiar emporio empresarial en Madrid: tres saunas gay y al menos un prostíbulo gestionados durante décadas bajo la batuta de Sabiniano Gómez, suegro del presidente. Según recientes revelaciones, la contabilidad y parte de la gestión administrativa corrían a cargo de la propia Begoña, lo que añade un matiz especialmente delicado al asunto, dada la posterior deriva política y legislativa del PSOE sobre temas de prostitución y explotación sexual.
Con la llegada de Sánchez a la cúspide socialista, la familia decidió una maniobra digna de una startup disruptiva: convertir los locales “de ambiente” y alterne en elegantes salones de boda y eventos. Una metamorfosis que no solo respondía al deseo legítimo de reinventarse empresarialmente, sino que parecía motivada por una urgencia estratégica para distanciarse del escándalo y evitar incompatibilidades éticas con la nueva imagen pública del “yerno ilustre”.
De vapor y cuarto oscuro a vals nupcial: ¿redención o maquillaje?
El local más icónico era la sauna Adán, situada en pleno centro madrileño. No era un simple lugar para relajarse: ofrecía dos plantas, cabinas privadas, cuarto oscuro y zonas comunes donde el trasiego era constante. La entrada costaba 15 euros y el horario se extendía hasta las dos de la madrugada. Junto a Adán operaban otras saunas bajo nombres como Azul, Princesa o Mayka, además del prostíbulo Sauna Bar (luego rebautizado como Roses Girls), todos ellos bajo el paraguas empresarial San Bernardo 36 S.L..
A partir de 2017, esos mismos locales se apresuraron a cambiar las luces rojas por guirnaldas y las toallas por trajes de gala. El proceso fue tan rápido que algunos vecinos comentan entre risas que “el confeti todavía olía a eucalipto”. Sin embargo, esta reconversión no logró borrar ni el pasado ni las sospechas sobre las verdaderas motivaciones del lavado de cara familiar.
El escándalo salta a Moncloa: menores, chantajes y justificaciones imposibles
La polémica alcanzó su punto álgido cuando un ex empleado denunció públicamente que en una de las saunas trabajaban menores de edad, presuntamente usados como reclamo para atraer clientela. El testimonio, recogido en medios digitales solventes, añade gravedad al caso e intensifica la presión sobre el círculo presidencial. La existencia de audios inéditos y testimonios directos han convertido el asunto en una bomba mediática que ni los mejores asesores de Ferraz han conseguido desactivar.
El PSOE ha reaccionado con una estrategia defensiva digna de manual: varios portavoces han tratado de justificar los negocios afirmando que estas saunas eran “refugio contra la represión” en tiempos difíciles para el colectivo LGTBI, intentando así vestir con épica progresista lo que otros tildan sin ambages de explotación sexual. El argumento ha sido recibido con escepticismo tanto dentro como fuera del partido. “Se nos va la mano con las justificaciones creativas”, admitía off the record un veterano socialista.
Un patrimonio familiar bajo sospecha
El revuelo mediático no solo ha salpicado al presidente por asociación; también ha puesto bajo lupa el patrimonio familiar. Se ha documentado que parte del dinero procedente de estos negocios sirvió para financiar propiedades como la casa familiar en Pozuelo y un ático reconvertido en hostal turístico tras cesar la actividad sauna. La continuidad contractual con precios irrisorios para estos inmuebles añade otro nivel a las sospechas sobre posibles tratos de favor o irregularidades administrativas.
Las investigaciones periodísticas han detallado minuciosamente cómo este patrimonio fue creciendo gracias a los beneficios generados por los locales durante más de dos décadas. Y aunque legalmente no se ha acreditado aún delito alguno contra Sánchez o su esposa, la sombra reputacional resulta innegable.
El PSOE entre la espada y la sauna
La dirección socialista afronta semanas turbulentas. Mientras Pedro Sánchez intenta recomponer su núcleo duro tras otras crisis internas recientes (como el caso Cerdán), el partido se ve obligado a blindar al líder frente a ataques internos y externos. Salvador Illa, primer secretario del PSC, resumía el sentir oficial: “Quien ataca al líder del PSOE ataca a todo el partido”. Pero fuera del argumentario oficialista crece el malestar por lo que muchos perciben como una doble vara moral.
Las redes sociales no han tardado en bautizar esta saga como “el culebrón del verano”, mezclando memes sobre vaporosos pasados familiares con críticas aceradas sobre hipocresía política. La oposición exige transparencia total e incluso algunos barones socialistas sugieren en privado que “el daño ya está hecho”.
Curiosidades: datos singulares y anécdotas insólitas
- El ático donde operaba la sauna Adán fue reconvertido en hostal turístico sin apenas reforma estructural; hoy sigue alquilado por apenas 853 euros mensuales pese a sus 139 metros cuadrados y vistas privilegiadas al centro madrileño.
- En uno de los locales, Sauna Princesa, se rumorea que llegaron a celebrarse fiestas privadas a las que acudían rostros conocidos del mundo artístico madrileño.
- El nombre original del prostíbulo más conocido era Sauna Bar; tras intentar blanquear su imagen pasó a llamarse Roses Girls… aunque entre los habituales nunca dejó de ser “el Bar”.
- Algunos ex empleados aseguran que durante años era habitual ver a políticos locales compartiendo barra con clientes habituales; hoy nadie recuerda nada.
- Las conversiones exprés de estos locales generaron un pequeño boom inmobiliario temporal en el barrio: varios negocios colindantes aprovecharon para reinventarse como floristerías especializadas en bodas.
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