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Da igual lo que digan los tertulianos de televisión o lo que difunde en su argumentario La Moncloa.
La gente piensa y siente otra cosa.
Y no se traga eso de que vienen los inmigrantes a pagarnos las pensiones.
Sobre todo los ilegales.
La inmigración se ha convertido en uno de los ejes de la conversación pública en España y sin duda una de las causas, quizá la principal, del ascenso paulatino y aparentemente imparable de VOX en los sondeos.
El reciente dato de que tres de cada cuatro españoles consideran “excesiva” la cantidad de inmigrantes revela hasta qué punto el tema está presente en el día a día y en la percepción colectiva.
Sin embargo, una mirada más atenta a los datos revela una sociedad mucho más compleja, con importantes matices en función de la ideología política, la región y el contexto económico.
Un país que crece, una percepción que cambia
El crecimiento de la población extranjera en España es una realidad palpable. En la actualidad, la cifra de inmigrantes supera los nueve millones, lo que equivale a cerca del 19% de la población total.
Desde 2022, se suman unos 600.000 nuevos residentes extranjeros al año, un ritmo que ha impactado notablemente en el mercado laboral: el 23% de los ocupados en España son inmigrantes y el 90% del empleo creado desde 2024 ha sido cubierto por ellos.
Pese a este crecimiento, las encuestas apuntan a una percepción ambivalente:
- El 63% de los españoles cree que la inmigración es una oportunidad o una necesidad para el país, aunque un 29% la ve como una amenaza.
- Solo un tercio de los ciudadanos considera que España sería “más fuerte” si se frenara la inmigración, situando al país entre los más tolerantes de Europa.
- La proporción de personas que cree que no debería permitirse la llegada de inmigrantes es del 6%, una de las más bajas de Europa.
Sin embargo, la percepción de “exceso” no implica necesariamente rechazo total, sino preocupación por la capacidad de integración y gestión de flujos migratorios, especialmente en un contexto de inflación y dificultades de acceso a la vivienda.
El factor ideológico y la polarización
La brecha en las percepciones sobre la inmigración está marcada principalmente por la ideología:
- Entre los votantes de VOX, el 71% cree que frenar la inmigración haría a España más fuerte, mientras que entre los del Partido Popular (PP) es el 39%, en el PSOE el 26% y en Sumar solo el 10%.
- Las posiciones sobre medidas restrictivas son igual de dispares: el 85,6% de los votantes del PSOE apoya la expulsión de extranjeros que cometan delitos, pero solo un 3,5% de la población general considera “insuficiente” el número de inmigrantes en España.
- El 68% de los españoles considera que es más importante controlar quién cruza las fronteras que aumentar o reducir el número de inmigrantes que llegan.
Este clima de división se traslada también a las actitudes hacia la política migratoria: un 70% de los españoles respalda las deportaciones de migrantes ilegales, y las diferencias entre partidos son notables. El 92% de los votantes del PP y el 57% del PSOE están a favor de estas medidas, mientras que los de Sumar la rechazan mayoritariamente.
Políticas, gestión y desconfianza institucional
El debate político se ha intensificado en los últimos meses:
- El Gobierno ha expulsado a 12.200 migrantes ilegales desde que Pedro Sánchez está en La Moncloa, una cifra considerada insuficiente por los sectores más críticos.
- VOX ha solicitado la destitución del ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, y pide la expulsión tanto de inmigrantes ilegales como de aquellos legales que incurran en delitos.
- Desde el PP, Alberto Núñez Feijóo no descarta la expulsión de inmigrantes con papeles que delincan, sumándose a una tendencia europea de endurecimiento de las políticas migratorias.
La gestión gubernamental es percibida como deficiente por la mayoría de los ciudadanos: el 71% suspende la actuación del Ejecutivo en materia migratoria, incluso entre los votantes del propio PSOE.
A esto se suma una creciente desconfianza institucional:
- El 72% de los españoles siente que los partidos y líderes políticos no se preocupan por ellos.
- El 64% cree que la economía está “trucada” para favorecer a los ricos y existe un consenso sobre la existencia de una “élite ajena” a la ciudadanía.
El contexto internacional y el mercado laboral
España destaca en Europa por su mayor tolerancia a la inmigración, pero también por la importancia que la ciudadanía otorga a la gestión del fenómeno. Menos de un tercio de los españoles piensa que los inmigrantes ponen en riesgo sus empleos, aunque esta percepción se eleva entre los votantes de VOX (56%).
La demanda de mano de obra en sectores como la hostelería, la agricultura y los servicios ha impulsado la llegada de inmigrantes, cubriendo vacantes que difícilmente se cubren con trabajadores nacionales. No obstante, el debate sobre el acceso a la vivienda y la presión sobre los servicios públicos añade presión a la conversación pública.
Territorio, integración y convivencia
Las diferencias territoriales son notables. Por ejemplo:
- En Cataluña, el 45% de los ciudadanos piensa que ya se ha alcanzado el límite de inmigrantes, frente al 33% en Madrid.
- El 56% de los encuestados ve adecuado el nivel de integración de la población extranjera donde vive, pero la percepción varía según el barrio o municipio.
La convivencia y la integración siguen siendo retos, pero la opinión pública se mantiene más abierta y positiva que en la mayoría de los países europeos, incluso en momentos de dificultad económica.
Claves de la percepción actual
En resumen, la percepción de que la inmigración es “excesiva” convive con una visión bastante tolerante y matizada en comparación con otros países del entorno. Los datos actuales permiten extraer varias claves:
- El debate público y la percepción de “exceso” están vinculados a la política, la economía y el contexto social, no solo a los números absolutos.
- El temor a perder empleo o a la inseguridad se concentra en franjas ideológicas muy concretas.
- Hay un consenso en que la gestión y el control migratorio deben mejorar, pero el apoyo a la diversidad y la integración sigue siendo alto.
La sociedad española, aunque preocupada y dividida, mantiene un perfil más abierto y pragmático que el de sus vecinos europeos, navegando entre la necesidad de mano de obra, el reto de la integración y el deseo de mayor control institucional.
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