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Desde que Pedro Sánchez, marido de Begoña y amo del PSOE, okupó La Moncloa ayudado por proetarras y separatistas, España ha sufrido un rosario de desgracia acongojantes.
Los escándalos de corrupción han golpeado duramente a su gobierno desde todos los lados.
Incluyen desde las investigaciones a su esposa, Begoña Gómez, por tráfico de influencias, hasta el caso de Santos Cerdán y José Luis Ábalos, implicados en cobros de comisiones ilegales por contratos públicos y puterio a granel.
Pero eso palidece al lado de su gafe.
La serie de catástrofes que han marcado su mandato, consolidan la percepción de algunos de que tipo atrae desgracias.
La pandemia de Covid-19, declarada en marzo de 2020, fue un golpe devastador: Sánchez decretó un estado de alarma que confinó a la población, con más de 120.000 fallecidos oficiales y un sistema sanitario al límite.
En enero de 2021, la borrasca Filomena paralizó Madrid y el centro del país con una nevada histórica, colapsando calles y carreteras.
Meses después, en septiembre de 2021, la erupción del volcán Cumbre Vieja en La Palma desalojó a miles de personas, destruyó hogares y cultivos, dejando daños materiales cuantiosos.
Después vino la DANA en Levante y ahora los incendios forestales.
En España, cuando el termómetro sube y los montes arden, la tentación política es echarle la culpa al cambio climático.
Pero no cuela.
Pero este agosto de 2025, los focos no solo iluminan el humo de los incendios: también alumbran una crisis democrática que, para muchos, deja a la emergencia climática en un segundo plano.
Emergencia climática… ¿o emergencia política?
La narrativa oficial ha sido clara: “Desde 1975 no se registra en España una ola de calor de la duración de esta”, proclamaba Sánchez desde Jarilla, con las llamas devorando 12.000 hectáreas y los medios repitiendo el mantra de la emergencia climática. Sin embargo, la propia AEMET desmonta ese discurso: desde 1975 ha habido cuatro olas de calor igual o más largas que la de este verano. Es decir, ni los datos meteorológicos avalan del todo la excepcionalidad que Sánchez intenta colgarle al cambio climático.
Mientras tanto, en Ourense, el alcalde muestra ante las cámaras un artefacto incendiario hallado tras el fuego. La imagen invita a preguntarse si todos los incendios se deben únicamente a causas naturales o si hay algo más inquietante en juego. Porque si bien es cierto que las temperaturas extremas facilitan las catástrofes, también lo es que la gestión forestal lleva años siendo deficiente y que los presupuestos europeos para prevención apenas se ejecutan.
Pactos climáticos y promesas repetidas
A día de hoy, 20 de agosto de 2025, Pedro Sánchez sigue insistiendo en la necesidad de un gran pacto nacional contra la emergencia climática. Lo hace desde Galicia, epicentro del desastre, prometiendo recursos extraordinarios y más soldados para combatir el fuego. Sin embargo, olvida mencionar que hace casi un año todos los partidos –excepto Vox– ya firmaron una declaración para actuar conjuntamente contra el cambio climático. Aquel documento duerme el sueño de los justos, mientras los compromisos políticos siguen siendo papel mojado.
La estrategia presidencial parece clara: convertir cada crisis ambiental en una oportunidad para recoser alianzas políticas y distraer del creciente descontento social. El anuncio de “más efectivos del Ejército” o “zonas afectadas por emergencia” son ya parte del repertorio habitual cuando las llamas se acercan demasiado a las cámaras.
El gafe Sánchez: entre escándalos y protestas
Pero si hay una verdadera emergencia nacional este verano, no es la climática sino la democrática. El caso Santos Cerdán, con informes comprometedores de la UCO y una auditoría urgente en Ferraz, ha sumido al PSOE en su peor crisis interna desde hace años. Sánchez ha tenido que pedir perdón a militantes y ciudadanos por una decepción “muy grave”, mientras descarta elecciones anticipadas y promete transparencia.
El malestar social se traduce en protestas frente a la sede socialista desde las ocho de la tarde, con cientos de manifestantes y una policía que vigila cada movimiento. Vox aprovecha el momento para convocar movilizaciones masivas, mientras Alberto Núñez Feijóo exige explicaciones inmediatas. El ambiente recuerda más a una película de suspense político que a un debate sobre sostenibilidad ambiental.
Artefactos incendiarios y otras curiosidades
La aparición del artefacto incendiario en Ourense añade una nota surrealista al drama estival. ¿Fue obra de pirómanos? ¿Una señal de sabotaje? Lo cierto es que este tipo de hallazgos son cada vez más frecuentes tras episodios de incendios masivos, alimentando teorías sobre negligencias y acciones deliberadas. En todo caso, lo que queda claro es que ni los drones ni los satélites han conseguido erradicar prácticas tan antiguas como letales.
Y mientras tanto…
- La COP30 será clave este otoño para definir nuevas políticas globales sobre clima.
- Los pactos estatales se anuncian con solemnidad pero rara vez sobreviven al ciclo electoral.
- Las olas de calor extremas han ocurrido antes; lo nuevo es su uso como munición política.
- La democracia española vive su propia ola: pero no es térmica sino institucional.
- En León y Galicia se cuentan miles de hectáreas calcinadas… pero también decenas de alcaldes indignados por falta de recursos.
Un verano más donde lo único seguro es que ni el clima ni la política dan tregua.
Y si alguien tenía dudas sobre qué nos acecha realmente en España este agosto, basta mirar las portadas: no es el cambio climático… es el gafe Pedro Sánchez.
Grandes gafes de la historia
Un gafe es una persona que, según la creencia popular, atrae o provoca mala suerte, ya sea para sí misma o para quienes la rodean.
Hay tipos que, por una serie de coincidencias extraordinarias, han sido etiquetadas como tales debido a su presencia en múltiples tragedias o desastres. A continuación, algunos de los casos más famosos:
- Tsutomu Yamaguchi (1916-2010)
Este japonés es el único sobreviviente reconocido oficialmente por el gobierno de Japón de ambas explosiones atómicas de 1945. El 6 de agosto, estaba en Hiroshima por un viaje de negocios cuando explotó la primera bomba a 3 km de distancia. A pesar de las quemaduras, regresó a Nagasaki, su ciudad natal, donde vivió la segunda detonación el 9 de agosto, nuevamente a 3 km. Sorprendentemente, sobrevivió a ambos eventos, pero su presencia en dos de los peores desastres nucleares de la historia lo convirtió en un caso paradigmático de gafe. - Violet Jessop (1887-1971)
Conocida como la mujer insumergible, esta azafata trabajó para la naviera White Star Line y estuvo presente en los accidentes de tres de sus barcos:- En 1911, estaba en el Olympic cuando colisionó con un buque de guerra británico.
- En 1912, formó parte de la tripulación del Titanic durante su trágico hundimiento.
- En 1916, trabajaba como enfermera en el Britannic, que se hundió tras chocar con una mina durante la Primera Guerra Mundial.
Violet sobrevivió a los tres desastres, lo que la convirtió en una figura legendaria asociada con la mala suerte en los barcos.
- Robert Todd Lincoln (1843-1926)
Hijo de Abraham Lincoln, Robert estuvo relacionado con los asesinatos de tres presidentes de Estados Unidos:
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- Estuvo cerca de su padre cuando fue asesinado en 1865.
- En 1881, presenció el asesinato del presidente James A. Garfield en una estación de tren.
- En 1901, estaba presente en la exposición donde el presidente William McKinley fue tiroteado.
Tras estos eventos, Robert evitaba las invitaciones presidenciales, diciendo que una cierta fatalidad parecía rondar a los presidentes en su presencia.
- Jason y Jenny Cairns-Lawrence
Esta pareja británica tiene el récord de haber estado presente en tres atentados terroristas importantes:
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- El 11 de septiembre de 2001, en Nueva York, durante los ataques a las Torres Gemelas.
- El 7 de julio de 2005, en Londres, durante los atentados al metro.
- En noviembre de 2008, en Bombay, durante los ataques terroristas.
A pesar de estos eventos, la pareja continuó viajando y no canceló sus planes, lo que refuerza su etiqueta de gafes por estas trágicas coincidencias.
- Roy Sullivan (1912-1983)
Este guarda forestal estadounidense fue alcanzado por un rayo en siete ocasiones a lo largo de su vida, un récord que parece desafiar las probabilidades (la probabilidad de ser alcanzado por un rayo es de 1 en 10,000 en 80 años). Aunque sobrevivió a todos los impactos, su caso es un ejemplo clásico de alguien etiquetado como gafe debido a su atracción por eventos extremos. - Ann Hodges (1920-1972)
Ann Hodges es la única persona documentada que ha sido golpeada por un meteorito y sobrevivido. En 1954, un fragmento de meteorito atravesó el tejado de su casa en Sylacauga, Alabama, impactándola en la cadera. Este evento único la convirtió en un símbolo de mala suerte, aunque salió viva del incidente. - John Lyne
Conocido como el hombre más gafe del mundo, este británico tuvo una vida marcada por desventuras desde su infancia. Nacido prematuro, los médicos le dieron pocas probabilidades de sobrevivir. A los 18 meses, bebió desinfectante por error, y a lo largo de su vida sufrió múltiples accidentes, como caídas, electrocuciones y colisiones. A pesar de todo, sobrevivió a cada percance, lo que lleva a algunos a preguntarse si era extremadamente desafortunado o, paradójicamente, afortunado por salir ileso.
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