En La Retaguardia de este martes 2 de Septiembre, Eurico Campano analiza con Mario Garcés y John de Zulueta la esperpéntica entrevista que ha protagonizado Pedro Sánchez en TVE. Y es que el regreso del presidente al foco mediático, tras más de un año de silencio en formato de entrevista, ha sido en primer lugar un fracaso de audiencia. El programa tuvo un 18,4% de cuota de pantalla y sólo 1.487.000 espectadores lo siguieron. Por comparar, a esa misma hora Bertín Osborne y Sergio Ramos interesaban mucho más a los televidentes, ya que esos eran los entrevistados que tuvo El Hormiguero de Pablo Motos en Antena 3. El regreso del programa estrella de A3 Media llegó al 21,1% de cuota de pantalla, 2,3 millones de seguidores de media y 4,8 millones de espectadores únicos.
La encargada de conducir el fracaso de audiencia en TVE, Pepa Bueno, estrenaba su regreso a la cadena pública cobrando un sueldo anual de 265.000 € anuales, lo que equivale a 22.000 euros mensuales. La cita, presentada por RTVE como “gran acontecimiento informativo”, fue vista en redes como un “Aló presidente” de manual, y no precisamente por la espontaneidad de las preguntas.
La atmósfera previa ya estaba cargada: usuarios de Twitter ironizaban sobre el “masaje” mediático que Sánchez recibiría, reduciendo la cita a un espectáculo controlado, más propio de un gabinete de comunicación que de un ejercicio de periodismo libre. El eslogan viral no dejaba lugar a dudas: “No es una entrevista, es Aló Presidente”.
El relato de la victimización y el ataque a la judicatura
La política española ha inaugurado septiembre al ritmo de escándalos y declaraciones encendidas. Sánchez, visiblemente tenso por las investigaciones judiciales que afectan a su esposa, Begoña Gómez, y a su hermano, David Sánchez, eligió la televisión pública para lanzar su artillería dialéctica. Sin rodeos, acusó a una parte de la judicatura de “hacer política” y de causar un “inmenso daño a la justicia”, una frase que, lejos de calmar las aguas, avivó el debate sobre la separación de poderes en España.
El presidente defendió la inocencia del fiscal general del Estado, Álvaro García Ortiz, imputado por el Tribunal Supremo, y se presentó como víctima de una campaña de “acoso y derribo” dirigida también contra sus allegados. La estrategia fue clara: desviar la atención de los hechos concretos y centrar el foco en una supuesta persecución política. La referencia a la “pena del telediario” y el lamento por el precio que paga su familia por su apellido resonaron como un grito de guerra institucional.
Reacciones políticas y mediáticas: del servilismo al espectáculo
Las reacciones no se hicieron esperar. En el Partido Popular, las palabras de Sánchez fueron calificadas como un “ataque brutal a los jueces” y la prueba de que el presidente está “acorralado y en los minutos de la basura de esta legislatura”. Para algunos dirigentes populares, Sánchez ya habla como “un Maduro o un Trump cualquiera”, torpedeando la separación de poderes y erosionando las instituciones.
Desde otros sectores de la izquierda, como Podemos, la lectura fue diferente: consideran que el presidente no tiene propuestas reales para los problemas del país y que gobierna “a base de rearme y complicidad con el genocidio, como haría el PP”. Por su parte, en ERC, la actuación de Pepa Bueno fue alabada como un “impresionante ejercicio de fiscalización del poder”, lo que muestra el fuerte contraste de percepciones sobre el papel de la entrevistadora.
En el debate mediático, la opinión tampoco fue unánime. Mientras que en redes y medios críticos se ridiculizó la entrevista como un “masaje” y se criticó la escasa confrontación de Pepa Bueno, algunos periodistas reconocidos, como Jordi Évole, valoraron positivamente la dureza de la entrevista, destacando que “Pepa Bueno ha hecho una entrevista educada, pero dura, como tiene que ser”. El termómetro de las redes oscilaba entre la burla y el reconocimiento, pero el juicio más extendido fue que RTVE puso todos sus recursos al servicio del presidente para relanzar su relato, en pleno inicio de curso político.
El contexto de fondo: escándalos, presupuestos y desgaste institucional
A día de hoy, 2 de septiembre de 2025, el contexto político español sigue marcado por una sucesión de escándalos que afectan al núcleo duro del Gobierno y al círculo personal de Sánchez. La entrevista de TVE llega tras meses de investigaciones judiciales que ponen en la picota a figuras clave del PSOE y a familiares directos del presidente, con el caso Koldo y los presuntos delitos de malversación y corrupción en el centro de la polémica.
Sánchez, lejos de anunciar cambios de rumbo o adelantos electorales, reiteró su compromiso de agotar la legislatura, incluso si el Congreso no aprueba los presupuestos de 2026. La estrategia es clara: resistir a toda costa y tratar de recomponer una imagen que, para muchos analistas, ya está “políticamente sentenciada”.
Curiosidades y datos sobre el caso
- El hashtag #PedroSánchezTVE fue trending topic durante la emisión, con miles de mensajes entre la ironía y la indignación.
- La entrevista de Pepa Bueno supuso su regreso a RTVE tras más de una década, en un momento de máxima exposición mediática para la cadena pública.
- La frase más repetida en redes fue “No es una entrevista, es Aló Presidente”, en referencia al famoso formato venezolano.
- Algunos usuarios señalaron la ausencia de preguntas sobre los negocios del suegro de Sánchez, lo que alimentó aún más las sospechas de parcialidad en la entrevista.
- Mientras tanto, la batalla dialéctica entre el Gobierno y la judicatura promete seguir marcando la agenda política de los próximos meses, en una España donde los platós parecen tan decisivos como los escaños.
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