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LA RETAGUARDIA

¡RTVE se convierte en el payaso de Eurovisión!

Periodista Digital 05 Dic 2025 - 09:58 CET
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En La Retaguardia de este viernes 05 de diciembre, Eurico Campano analiza con Juanma Cepeda y John de Zulueta, entre otros temas, el antisemitismo de la TVE sanchista contra Israel y su su salida del Festival de Eurovisión al no conseguir vetar al Estado israelí.

Estará en el programa la periodista Marta Robles, para hablar de su último libro «Amada Carlota», una novela ambientada en la mitad de la década de los ’80 y con el trasfondo de un bebé robado al nacer, algo relativamente frecuente en España en aquélla época.

Volviendo a la actualidad política, el Gobierno prosigue con su cruzada antisemita al retirar a nuestro país del Festival de Eurovisión. Además, RTVE no retransmitirá el evento en España. Desde septiembre, el Consejo de Administración de RTVE había dejado clara su postura: si Israel continuaba en Eurovisión, España se retiraría. La reciente votación en la Asamblea General de la UER en Ginebra ha respaldado la permanencia del país hebreo con una abrumadora mayoría: 738 votos a favor frente a 264 en contra. Ante este panorama, RTVE ha anunciado que no solo España no competirá, sino que tampoco emitirá las semifinales ni la gran final del concurso. El presidente de RTVE, José Pablo López, ha afirmado que “Eurovisión no es un concurso de canciones sino un festival regido por intereses geopolíticos”, dejando entrever una desilusión que trasciende lo musical y toca fibras políticas.

Este episodio marca un punto de inflexión para España en Eurovisión. Desde su debut en 1961, siempre ha estado presente en el festival como parte del llamado “Big Five”, los cinco países que más contribuyen económicamente y tienen asegurada su participación. La salida de España impacta tanto en la imagen cultural como en el ámbito económico, dado que su aportación ronda los 350.000 euros por edición, una suma relevante para la organización del evento. Además, implica una pérdida significativa de audiencia y una desconexión con un público acostumbrado a seguir el festival con fervor.

A pesar del abandono del certamen europeo, RTVE sigue apostando por el Benidorm Fest, el concurso interno para elegir al representante español. Esta paradoja resulta irónica: España renuncia a competir en uno de los mayores escaparates musicales europeos pero continúa apoyando un festival propio que debería preparar a un candidato para Eurovisión. ¿Se trata de una contradicción o un gesto desafiante? Solo el tiempo lo dirá; sin embargo, los eurofans sentirán notablemente la ausencia española en Viena.

La reacción política no se ha hecho esperar. Figuras como Pablo Iglesias han respaldado la decisión tomada por RTVE, tildando a Israel de “país genocida” y sugiriendo medidas económicas contra el Estado hebreo. Por su parte, Israel ha respondido con firmeza, considerando a los países que abandonan Eurovisión como “la vergüenza” y defendiendo su derecho a participar en todos los foros internacionales. Esta controversia ha trascendido lo musical convirtiéndose en un reflejo palpable de tensiones internacionales que invaden un evento cultural.

Curiosamente, esta situación evoca la expulsión de Rusia en 2022 tras su invasión a Ucrania; una medida apoyada entonces por la UER pero que contrasta con la decisión actual sobre Israel para 2026. Esta aparente doble moral ha sido criticada tanto por diversos países como por analistas quienes destacan las dificultades para mantener Eurovisión como un espacio neutral cuando las disputas geopolíticas irrumpen.

En resumen, RTVE ha tomado una decisión que algunos consideran audaz mientras otros ven como un “hacer el payaso” dentro del festival que, pese a su carácter festivo, se revela como un tablero político complejo. La ausencia española será sin duda uno de los episodios más comentados en toda la historia del Festival de Eurovisión; un momento donde se entrelazan música, política e incluso algo del circo diplomático.

Para quienes estén interesados, vale señalar que es la primera vez desde 1961 que España se ausenta del festival y esta controversia ha abierto un debate sobre si otros países podrían seguir sus pasos o regresar dependiendo del desarrollo futuro del contexto político y cultural. Además, naciones como Bulgaria, Moldavia y Rumanía han manifestado interés por volver al certamen para cubrir estas ausencias lo cual añade aún más incertidumbre a lo que será Eurovisión 2026.

Una pregunta pertinente para cerrar este drama eurovisivo es: ¿podrá realmente la música mantenerse al margen de las cuestiones políticas o estamos ante el comienzo del fin de Eurovisión como festival exclusivamente cultural? Mientras tanto, RTVE prefiere no aportar ni una nota más a este pentagrama tan desafinado.

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