En 2001, cuando las cacerolas empezaron a tronar en Argentina y la crisis se llevaba por delante al expresidente Fernando de la Rúa, el actual primer teniente de alcalde del Ayuntamiento de Barcelona, Gerardo Pisarello, con 31 años, hacía las maletas y partía rumbo a España.
A Gerardo Pisarello no se le conoce actividad política ni en Tucumán ni en Argentina. Mientras vivió en su país natal era un hombre de perfil bajo. La fama le llegó en Barcelona, llegó a su cénit político con la llegada del partido Barcelona en Comú al Consistorio barcelonés, en 2015, bajo el paraguas de Ada Colau, actual alcaldesa de la ciudad.
Antes de llegar a dominar la ciudad desde su despacho de la plaza de San Jaime, Pisarello ejerció de profesor de Derecho Constitucional en la Universidad de Barcelona (UB).
Y para quien no lo recuerde, se hizo tristemente célebre el el 25 de septiembre de 2015, cuando protagonizó un vergonzante rifirrafe con el líder del PP de Barcelona al intentar quitarle una bandera de España que Alberto Fernández situó en el balcón del consistorio, como respuesta a una «estelada» de ERC.
Pues este Pisarello es quien el pasado 2 de agosto de 2018 inició un largo ‘viaje oficial’, que se prolongará hasta el próximo día 30 —un total de 28 días—, todo a cuenta del sufrido contribuyente y con 2 de cada tres días sin siquiera un simulacro de trabajo, acto oficial o de representación.
Y todo ello, acompañado de una asesora, que no es otra que su novia, Vanesa Valiño, también a sueldo del Ayuntamiento desde prácticamente el inicio del mandato.
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