La periodista Edurne Uriarte recuerda en su tribuna de opinión en ABC –Guerra progresista– que la intervención en Libia por parte de Estados Unidos viene a contradecir lo expresado en su momento por el presidente norteamericano, Barack Obama, sobre que no se podía imponer la democracia por la fuerza en ningún país.
La columnista del diario de Vocento expresa que:
La de Libia, es una guerra progresista. Y lo ha hecho en Estados Unidos Ross Douthat, ayer, en The New York Times («A Very Liberal Intervention»), con el objeto de defender la guerra de Obama lo mismo que José Blanco aquí, «esto no es Las Azores», para defender la guerra de Zapatero. Y es cierto que en esta foto de las Azores hay, en efecto, más progresistas, dos, Zapatero y Obama, por dos conservadores, Cameron y Sarkozy, y allí había uno, Blair, frente a tres conservadores, Aznar, Bush y Durao.
Uriarte añade que:
Pero, más allá de la estética, lo que le ocurre al progresismo americano es que esta guerra cuestiona aquello que Obama dijo en sus mítines preelectorales de que no se podía imponer la democracia a punta de pistola. Y aún contradice más a Zapatero que siempre negó la guerra como medio para solucionar cualquier tipo de conflicto. Y uno y otro han aceptado en la práctica la doctrina neoconservadora de la utilización de la fuerza militar para defender la libertad e impulsar la democracia fuera de las fronteras nacionales. Lo que se esfuerzan en negar con la apelación a la guerra justa de Libia frente a la guerra injusta de Irak.
Asegura la articulista que:
Tanto en aquella como en ésta hay dos pueblos masacrados por los dictadores y una negativa de esos dictadores a aceptar las exigencias de la comunidad internacional. Y una intervención militar que quiere imponer la libertad con bombas.
Finalmente indica que:
Y tanto en aquella como en ésta hay una intervención multilateral, por mucho que persistan algunos en llamar unilateral a una guerra de Irak que contó con el apoyo de más de 20 países. Y hay división europea, ahora con la oposición de Alemania como entonces de Alemania y Francia.
Las palabras de Edurne Uriarte están cargadas de razón. Para empezar, el presidente de los Estados Unidos fue el ganador del Premio Nóbel de la Paz el 9 de octubre de 2009 cuando apenas llevaba escasos meses en la Casa Blanca –Obama, Premio Nobel de la Paz-, pero al mismo tiempo no ha dejado de estar presente en conflictos armados y no sólo en Libia, sino en Yemen –A Obama le aparece una nueva guerra– o el incremento de tropas en otros puntos del planeta –Obama propone gastar casi 110.000 millones de dólares en Afganistán-.
Evidentemente, con todos estos ejemplos, está claro que Obama no pensaba imponer la democracia a punta de pistola, sino con toda clase de armamento. Lo que sucede es que el presidente español, José Luis Rodríguez Zapatero, hace seguidismo de Obama porque es ‘su elegido’, aunque prosiga en la misma línea bélica que su antecesor, el tan denostado George W.Bush.
VERDAD MENTIRA
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