Pedro Rizo: «Jesuitas, indigenismo y… Venezuela ©»

arturo sosa abascal

Venezuela no presagia ser sino que ya es la sucesora de la Cuba castrista. La nueva plataforma populista para todo Hispanoamérica. Basta ir por allí y conocer por sus propios agentes lo que un turista accidental no puede ver. Testigos objetivos que viven o trabajan por aquellos pagos – Bolivia, Colombia, Cuba…-, suelen igualar el ambiente de los poblados «trabajados» con lo más ominoso del peor bolchevismo.

Y aún más en la actualidad del nuevo Prepósito General de la Compañía de Jesús, Arturo Sosa Abascal, venezolano, que no parece tanto un relevo natural de su antecesor sino el evidente refuerzo del «satánico azote del comunismo».  (“Divini Redemptoris”, Pío XI)

Hace unos años quien esto escribe visitaba cada 31 de julio la residencia de jubilados que la Compañía de Jesús tiene en Alcalá de Henares. Me empujaban deberes de gratitud y reverencia hacia algunos padres que fueron consejo y ayuda en mi primera juventud. Todavía vivían cuando Hugo Chavez se hizo con el poder en Venezuela. Y, puesto que había residentes que misionaron por largo tiempo en América, me fue fácil saber algo que hoy cobra especial interés:

Que el coronel Chavez, cuando cumplía condena en la cárcel de Yera, fue visitado dos veces por semana por un jesuita. Visitas regulares durante algo más de dos años que dieron mucho fruto.

¿Siguen existiendo los jesuitas?

Esa es la pregunta. La América indígena está siendo misionada, pasa ya de medio siglo, sobre pautas marxisto-leninistas en creciente presión por los todavía llamados jesuitas y su enfermiza atracción por los abismos de frontera. Habría que proponer un estudio de los orígenes de este derrape hacia el comunismo.

Algunas huellas ya se conocen; por ejemplo…

En 1938, Pedro Arrrupe, el entonces pupilo del Dr. Juan Negrín,  [1] obtuvo al fin su muy solicitado destino a las ciudades del área de Kobe, donde estaba la mayor concentración judía del Japón. El P. Arrupe afrontó la tremenda herida de las bombas atómicas, siendo nombrado poco después Superior de la Compañía para el Japón. Más tarde viajó a los Estados Unidos y visitó la América Hispana, cimentando simpatías a su afición revolucionaria. (cf. Malachi Martin, JESUITAS; De la Cierva, LAS PUERTAS DEL INFIERNO).

Llegados a 1974 el P. Arrupe sustituyó al P. Janssens como Padre General, y bajo su nueva dirección se impulsó el modernismo, que San Pío X condenó como el conjunto de todas las herejías. En aquellos años gobernaba la Iglesia el Papa Montini, Pablo VI, hermano de Lodovico y de Francesco, este último brigadista en la España de 1937 adonde vino a matar españoles.  Por su parte, Pablo VI retomaba la obra de Giuseppe Roncalli, el “Papa Bueno” según las logias francesas, y discípulo de Ernesto Buonaiutti, líder modernista dos veces suspendido de docencia y al final excomulgado.

Sobre la historia reciente de la todavía llamada Compañía de Jesús se han dado ya tantas interpretaciones que nadie sabe cual le cuadra en realidad. Imprecisión manifiesta en los cambios de superiores, en la cuesta abajo cristiana y en la graduada adopción del pensamiento marxista.
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De su actual Prepósito, Arturo Sosa Abascal, hay que saber algo más.

En el año 2017 circuló la carta abierta -en inglés- de alguien que le conocía en sus rasgos más reveladores. Espiguemos algunos renglones:

“Conozco al Padre Arturo Sosa Abascal desde hace mucho tiempo. (…) En primer lugar, ha hecho del marxismo las gafas a través de las cuales lo ve todo, incluido el magisterio católico (que él llama simplemente “fe cristiana”). Al lado de muchos otros jesuitas en Venezuela, ha trabajado durante décadas para montar Comunidades Cristianas de Base, comprometidas en construir sociedades socialistas en América Latina (…) Comunidades que viven el marxismo y el cristianismo (…) Completada esta labor, el Padre Sosa actuó para reconstruir la teología con este compromiso de las “bases” como principio y guía.”

“Principio y guía que se expresa en toda su «Nueva Evangelización»: libros, catecismo, homilías, aulas, boletines… Todo, y más, transmisor de la «enseñanza» que sigue: La fe cristiana significa ser capaz de acercarse “al otro”, es decir “a los pobres”, “a los oprimidos”, que se convierten en el “punto de mira”. Pero estos puntos de mira se diluyen en un marxismo de combate… leninista.“

Hombre, claro, «en defensa de los pobres». Que nadie lo dude… ¡Si es el más eficaz engaño para erradicar el cristianismo! Instrumentación retórica que deja a los pobres tan pobres o más que estaban. Se cumple así la enseñanza del maestro, Vladímir Ilich Uliánov, alias Lenin: “Hay que usar de los pobres pero sin elevar su nivel, pues se volverán a morder la mano que los alimenta.”

Si de veras, estos nuevos jesuitas, pretendiesen defender a los pobres, les educarían y ayudarían, al estilo de la antigua Compañía, a levantar la cabeza y lograr una vida digna. Un cristiano hundido en la pobreza lo que quiere es dejar de ser pobre y no que los ricos pierdan su riqueza o, peor aun robársela. No envidia la riqueza que solo se mide con dinero sino aquella más segura que se guarda en la felicidad de la buena conciencia. Sabemos que el honrado trabajador es más rico en su nobleza y en su educación cristiana, en su casa, que el inmoral en sus haciendas heredadas. «Pobrecito mi patrón, piensa que el pobre soy yo.»

Sin embargo, erre que erre, el nuevo Superior Jesuita, según se lee en la carta enseña otras cosas:

“Así la fe se ve mediada por otros grupos de hombres. El hombre de fe tiene un acercamiento científico a la realidad y debe elegir qué enfoque científico adopta. “

Importante concepto el de ‘científico’, con el que se sugieren al lector sencillo razones indiscutibles y absolutas.

“La fe será mediada por esta opción. Por lo tanto, en este momento de la Historia (se supone de la historia del P. Sosa y de la Compañía B), la mediación correcta es la del marxismo, porque el marxismo es el acercamiento científico liberador, ya que es la mejor manera de desenmascarar a los poderosos y guiar la lucha de los pobres.”

“Como teólogo liberacionista, el Padre Sosa rechaza la trascendencia del Reino de Cristo, propone una salvación política, adopta el materialismo e incluso el ateísmo y acepta que el cristianismo debe liberar al pueblo políticamente, como hizo Moisés con Israel.”

De los ideales de este jesuita, lean su artículo «La mediación marxista de la fe cristiana». Título que es ya “un cristo con un par de pistolas”: la filosofía más materialista y atea tomada como viaducto para la religión cristiana. Si estos hombres son sinceros es que están locos; y si no lo están es que no son católicos.

Terminemos con la carta

“En 1989 hubo un alzamiento popular en Caracas debido al trabajo de un Ministro de Economía de izquierdas. Se supo después que Fidel Castro estaba detrás. Las Comunidades de Base de la Compañía ‘B’, de Jesús, trabajaron muy activamente y la radio, dirigida por jesuitas tuvo un papel subversivo activo. De este modo se convirtieron en corresponsables de la muerte de 2000 personas.

“Poco más tarde, esos jesuitas favorecieron la llegada de la revolución chavista. (…) Hubo padres que se opusieron a Chávez, es cierto, y algunos muy fuertemente (…) Mientras Chávez estuvo derrocado por un par de días, se oyó al Padre Sosa Abascal proclamar que las comunidades “cristianas” de base defenderían la Revolución hasta la muerte y que “las derechas (?) conocerían la fuerza de la Revolución». [2]

“Este hombre, que se ha esforzado toda su vida para reinterpretar el cristianismo desde un enfoque marxista, que no sólo ha hecho labor “teórica” sino directamente revolucionaria, es el que los jesuitas han elegido como su General.”

Y el autor de la carta finaliza contrastando los supuestos objetivos con sus reales resultados.

Es asombroso que hace cuatro años en esta carta se nos decía:

¿En pos de qué andan todavía estos revolucionarios? En Venezuela han destruido sistemáticamente las infraestructuras de producción, la agricultura, la industria, la administración pública, los tribunales, los hospitales, las escuelas, incluso la industria de la energía que sostiene el país; han asesinado a millares de personas, tienen al país en una desastrosa hambruna nunca antes vista en tal escala en las Américas. ¿En pos de qué andan…? Probablemente la única explicación sea : la completa destrucción del mundo de Dios en orden a construir un “Nuevo Mundo” en la Historia… sin Dios.

Que Dios nos proteja del inframundo revolucionario que se avecina. Que Dios convierta los corazones y abra los ojos de su pueblo. Y sobre todo que Cristo proteja a su Iglesia.-

Comentario final:

La deriva marxista de la ‘Compañía B’ [3] poblada hoy de orates sobre-prestigiados, es decir, la «arrupiana» de la opción preferencial, conlleva tales compromisos que se hace urgente enfrentarla.

Para muchas buenas cabezas tal transformación señala que la orden ignaciana ya no existe. De modo que hacer como si existiera induce al error, o a la esquizofrenia entre lo que se ve y lo que no se quiere ver. Porque decir que se sirve al Evangelio trabajando sobre una revolución explosiva, destructora y violenta es absolutamente perverso. Que el Obispo de Roma, Francisco, antes el jesuita Jorge Mario Bergoglio, se despache declarando que el comunismo y el cristianismo son muy similares, es delito cuya medida se nos escapa en la cifra de mártires, checas, terceros grados, cárceles, coacciones y ejecuciones…

NOTAS

[1] .- Juan Negrín presidió el gobierno de la Segunda República Española y el Frente Popular, desde 1937 hasta 1939. Es el personaje más controvertido de la Guerra Civil Española. «La figura de Negrín fue objeto de debate enconado en su tiempo. Se comportó como un fiel servidor de la conspiración comunista pagada por la URSS.» (Wikipedia) Visitó a Arrupe, previo viaje de Madrid a Bilbao, trece horas de tren, para que no abandonara la carrera de Medicina. Pero, lo que explica tan pesado viaje, era su “brillante futuro político”. Tal porvenir y los motivos de su abandono para ingresar en el noviciado de Loyola, sólo ellos los sabrían, pero es muy elocuente la satisfacción del Dr. Negrín cuando se despidieron con un abrazo, diciéndole : «Siempre me has caído muy bien.» (Una explosión en la Iglesia, de Pedro Miguel Lamet)

[2].- El que fuera personanje de más alto rango en la Rumanía comunista, a la vez que asesor del presidente Ceausescu, el general Ion Mihai PACEPA, denunció en 2015 la estrecha conexión entre la Unión Soviética y la Teología de la Liberación introducida por sus agentes en la Iglesia Católica. Repetía lo oído a su superior, hasta 1956 el general soviético SAKHAROVSKY, Jefe del Servicio de Inteligencia en Rumania, según el cual la Teología de Liberación era el instrumento del KGB para subvertir a los amerindios.

[3].- Civiltà Cattolica de 1974: «XXXII Congregazione Generale della Compagnia di Gesù. La preparazione e le attese», IV volumen 1974: de p.424 a p.434 y de la p.526 a p.539. Accesible en una buena biblioteca de la Compañía.

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