OPINIÓN

Victor Entrialgo de Castro: » Inhabilitación»

Victor Entrialgo de Castro: " Inhabilitación"

Inhabilitar al Presidente por dejación de funciones, denegación de auxilio y omisión del deber de socorro. No procede otra cosa. «La inhabilitación» debería llevarla cabo ya el pueblo Soberano ante una situación de fuerza mayor, extrema necesidad, riesgo para la salud y la vida de miles, si no millones de ciudadanos.

El malvado se presentó en Valencia seis días despues. Despues de no enviar al ejército porque consideró su reconocimento como una amenaza; de que el Rey le dijera en Zarzuela que no podía retenerle más; y de haber jugado con Valencia como estrategia política. «Encendió la mecha en la tierra de la pólvora».

Lo hizo así para protegerse bajo el escudo del Rey buscando un rechazo común a las dos instituciones o pensando que cualquier incidente le victimizaría. O las dos cosas. No olvidemos que Judini está cercado por la justicia y sigue tratando de distraernos. Queda solo por saber si su actitud demudada en su cobarde huida era tambien real o era fingida, porque la habría ido a buscar. Es dificil pensar que a su mente calculadora pudiera escapársele, por lo sucedido los días previos, que podía resultar agredido.

Pero por si la temeridad de su incompetencia y la ruindad de su reacción no fueran ya bastante, acorralado por la justicia y la tragedia a la que ha colaborado no poco, continúa su huida hacia adelante y en un triple salto mortal anuncia que hace depender la ayuda a las víctimas de la riada, no de la lluvia, de que le aprueben unos presupuestos que precisa para sobrevivir y que sin la tragedia no podía conseguir, utilizando a los muertos para chantajear al resto de fuerzas políticas.

Es un enfermo. Su vileza es realmente demoníaca. En otro tiempo Pedro Sanchez habría acabado en el cadalso y ésta huida hacia adelante, aunque lo esté dilatando y no sepamos aun adonde le va a conducir, no pinta bien.

Por eso, en este preciso momento, antes de que su huida desesperada vaya a más, sería legítima una reacción del pueblo soberano, en «legítima defensa de la democracia» para inhabilitarlo, tanto menos proporcionada cuanto más dure el oprobio, despues de seis años de opresión, burla y sometimiento.

Los españoles sabemos ya que ésto no es democracia sino una dictadura que ha secuestrado las instituciones donde, inducido por el presidente, delinque ya hasta el Fiscal general. Un estado que no sólo «falla» en Valencia, sino que lleva fallando mucho tiempo ante tragedias y enemigos internos, gracias a un montón de camarillas y enchufados incompetentes, pero controlados por los jefes de los partidos, que conforman su desorganización política y territorial.

En Valencia sólo se precisaban tres cosas: Gobierno/Ejército/Dinero. Pero ninguna de las tres llegó. Tres cosas necesitaban, pero el gobierno se las negó. Y tuvo que ser la Sociedad civil, porque a la militar no la dejaron. Allí no llegaba nadie.

Las televisiones subvencionadas y prostituídas se lanzan a continuación a cumplir su función de correas de transmisión de los partidos para recaudar y recuperar terreno en favor de sus señoritos que las financian con nuestro dinero. A través de la la indignación, emoción terapéutica general, los valencianos apoyados por el resto del país tratan de superar la desgracia y la ignominia de un gobierno que no ha hecho sino aumentar su dolor.

Lo que hace falta es «Logística». No hay nadie al frente. Los voluntarios hacen lo que pueden pero hace falta como en toda la sociedad, dirección y coordinación. Y como el gobierno no desaloje la zona en viviendas habilitadas por todo el pais para que el ejército pueda limpiar la basura amulada, los residuos depositados cuando no cadáveres, van a convertir la zona en un foco de pestilencia, infecciones y enfermedades.

Sanchez es sólo perversa estrategia, no para la tragedia, sino para conservar el poder. Su gestión como siempre inexistente o pésima, que debiera haber provocado su dimisión inmediata, como la de todo su Gobierno de peleles, traerá ahora promesas que incumplir y reparto para acallar y comprar voluntades, mientras ya ha empezado la traslación a la Sociedad de su descomunal incompetencia, denegación de auxilio y omisión de socorro.

Ha comenzado ya a hacerlo través del «triple salto mortal del chantaje presupuestario» y de las peticiones de fondos por organizaciones «llamadas» no gubernamentales, en realidad dependientes del gobierno, cuando es al Gobierno a quien corresponde poner inmediatamente todos los recursos, «restándolos» de las millonarias cantidades que utiliza para comprar el poder.

Para salir de este desbordamiento, del fracaso general se necesita un ser moral. El político tiene que salvar contradicciones desde la moralidad, no ir a buscarlas en provecho propio.  Pero estamos gobernados por bandas de mediocres, bandoleros y peleles, o sea seres sin dignidad, que comienzan a tener un aire criminal, con un endemoniado al frente.

Con la riada de Valencia Sanchez nos ha devuelto al Estado absolutista, impuestos y dominio a cambio de protección, que no llegó, cuando lo que lo que se demanda es apoyo físico, psicológico, económico y moral, maquinaria, material adecuado, reparación de Infraestructuras y limpieza de la basura que se amontoná en la calle y también en los despachos, donde camarillas regionales y lacayos irresponsables «comprometen» el presupuesto.

Sanchez es un ser incapaz de empatía. Y estrategia sin empatía es el fin de la moralidad y con él «la falla» del Estado, porque sin moral no hay Estado, sino dominio. Y como la inhabilitación judicial tardará años, si llega, y la política ni está ni se le espera, sólo cabe la Inhabilitación del presidente por el pueblo soberano ante tamaña denegación de auxilio y omisión del deber de socorro.

Por eso, a la vista de lo que estamos viendo, tratar de aprovechar la muerte y la inundación para sacar tajada carroñera de la tragedia, si las Instituciones bloqueadas no lo inhabilitan no cabe otra opción que el pueblo se presente serenamente en Moncloa para inhabilitarlo exigiendo la renuncia del tirano, responsable de demasiadas cosas. Porque en España, siempre Ortega, lo que no ha hecho el pueblo se ha quedado sin hacer.

Víctor Entrialgo

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