OPINIÓN

Pedro Manuel Hernández López: «¡España en libertad!: la » nueva» mentira de Sánchez.(Parte 2ª)»

Pedro Manuel Hernández López: "¡España en libertad!: la " nueva" mentira de Sánchez.(Parte 2ª)"

Con el mántrico y manido eslogan ¡España en libertad!, Sánchez aviva –como si se tratase de un fuelle– el fuego del miedo al regreso de una dictadura autoritaria y fascista para defender su personal y atípica celebración de los 50 años de la muerte de Franco: esta es su «nueva» mentira. Sánchez asaltó la Moncloa enfrentando a todos «con» y «contra» todos y, hoy sigue caminando, como entonces, cojo y apoyado en sus dos principales muletas: «la MENTIRA y la CORRUPCIÓN». Con ellas busca «blanquear» todo  lo que constituye esta mayoría parlamentaria que sustenta al actual Gobierno.

Sus siete años de Gobierno han sido una gran falsedad, los de la permanente mentira democrática y los de la corrupción política e institucional más graves desde la sanción de nuestra «Carta Magna» en el 78.
A ellas les ha sumado ahora su patológica obsesión con la figura de Franco y su miserable recurrencia a la «Guerra Civil» y a la «Memoria histórica», consistentes en olvidar lo que no le sirve a sus personales intereses y recordar únicamente lo que si le conviene, construyendo al mismo tiempo un «muro» y una «cortina de humo»para dividir y aislar a los que no le bailen el agua o pertenecen a la «fachosfera», para ocultar todas sus miserias morales y políticas — personales, familiares y las de su Gobierno– y todos los procesos judiciales que lo están acorralando por corrupción.

[…] «No hace falta ser de una determinada ideología política para mirar con enorme tristeza y con terror los años oscuros del franquismo y temer que ese grave retroceso histórico se repita». (Sánchez dixit). Sobretodo si eres presidente de un Gobierno social- comunista con tendencia manifiesta a convertirse en una «dictadura» peor que la criticada.

Con esto, Sánchez quiere, no solo que no olvidemos que España estaba gobernada por Franco, ese dictador, represor y autocrata, sino que, ademas, quiere también que no olvidemos que «aquella» España –a la que una gran mayoría coreaba y proclamaba como «una», «grande» y «libre»– en realidad, estaba hecha jirones, aislada del resto del mundo y hambrienta, entre otras muchas cosas, de libertad».[…]

Con estas afirmaciones nos ha lanzado un «aviso a navegantes» para advertirnos de la posibilidad de que la historia se repita y que mucha gente joven se pueda dejar embaucar, de nuevo, por los cantos de sirena del «fascismo», al no conocerlo ni haberlo sufrido de cerca. Sin embargo, la mayoría de los que vivimos aquellos años — yo entre ellos– coincidimos plenamente con lo manifestado hoy, en «Espejo Público», por el ex alcalde de A Coruña y ex socialista Paco Vázquez al ser preguntado por ese posible miedo al retorno del «Franquismo». Sus palabras han sido contundentes a la vez, que claras y concisas:
«El peligro mayor y más real es, que en España todos los partidos que apostaban por sustituir la dictadura de Franco por otra y que estaban asesinando,… (…) son los que hoy conforman la mayoría parlamentaria que apoya al actual Gobierno».

Existe una sorprendente y directa conexión entre varias formaciones políticas actuales con esos grupos que empleaban la violencia «como eran los independentistas vascos, los independentistas catalanes del «Front Nacional de Cataluña» y todos los grupos comunistas vinculados al FRAP y al GRAPO.

Su esperpéntico y ceremonioso «aquelarre» conmemorativo intenta desvirtuar el auténtico relato histórico. La libertad se inicia no con la muerte del Caudillo en el 75, sino en febrero del 77, fecha en la que se legaliza el PSOE –partido que , desde los Gobiernos de los nefastos «ZP’ y «Fangomán» dejó de existir como tal– y la mayoría de los partidos, excepto el PCE, que lo fue en abril. Parece ser que ambos han olvidado que las «muertes» de las guerras nunca se celebran y si las «conquistas» sociales, como la libertad, la justicia, la igualdad y la democracia.

Sus afirmaciones no dejan, una vez más, de sorprenderme e incluso de confundirme. Al leerlas tengo mucha dificultad para distinguir si Sánchez con ellas se refiere a la tenebrosa España «franquista», a la de esa postguerra cainita que tan bien ha descrito y que estuvo gobernada por un férreo régimen dictatorial y fascista o, por el contrario, se está refiriendo a la actual España, a la suya , a la «sanchista», gobernada –no por una minoría autocrática y represora– sino por un sociópata megalómano, felón y mitómano que, en vez de celebrar los 50 años de la muerte de Franco en la cama, lo que debería celebrar y recordar es el papel que jugó SM El Rey Juan Carlos I en esa difícil transición, desde la tenaz dictadura a la necesaria y deseada «democracia parlamentaria» sustentada por la monarquia, aquel 22 de diciembre de 1978.

Partiendo de que los españoles no eligieran los bandos en la Guerra Civil, que yo sepa, ninguno de los medios informativos ni las cadenas televisivas públicas y privadas afines al Sanchismo, nos han informado si han asistido hoy –a las 12:00 horas, al acto oficial de presentación de «España en Libertad» que ha tenido lugar en el «Auditorio del Museo Reina Sofía» de Madrid– algunos descendientes de aquellos asesinos de religiosos, de los quemadores de conventos, de los miembros paramilitares de las «checas», de los pelotones de fusilamiento en las «cunetas» y de las «sacas» al amanecer…para oír de paso, la meliflua y pitarrosa versión que Jimena Amarillo — la cantante valenciana «queer» y que hace «música para lesbianas»– ayer reinterpretó «Libertad sin ira», del grupo musical onubense «Jarcha» y, que por cierto, aunque sus componentes nunca tuvieron una posición política señalada ni militaron bajo ninguna sigla concreta, reconocen que «veían las cosas un poco desde el prisma de la izquierda» [,..].

Eso era lo normal en la mayoría de los universitarios de aquellos años, no por ideología pura y dura, sino simplemente por «snobismo», según nos recuerda Ángel Corpa, creador en 1972 y componente del grupo «Jarcha».
Ochenta y siete intelectuales, políticos, periodistas, profesores universitarios y artistas han firmado un manifiesto en el que — bajo el título de «Contra Franco»– acusan a Pedro Sánchez de buscar dividir a los españoles en los «dos clásicos e históricos» bandos. La «única» celebración posible y –si me aprietan– «necesaria», es la de la Constitución.

Pedro Sánchez –con el uso del aforismo medieval de «a moro muerto, gran lanzada»– sin darse cuenta, no hace sino recordarnos una desdichada y triste realidad: el prolongado fracaso de la oposición para acabar con un anciano dictador de 82 años, decrépito y sanguinario que murió en la cama y aquella soledad y sacrificio de los pocos y heroicos luchadores que lo combatieron.
No me resisto, a modo de epílogo, a repetir parte del comunicado que el Gobierno de Felipe González hizo, el 18 de julio de 1986, con ocasión del 50 aniversario del inicio de la Guerra Civil:
[…] «El gobierno quiere, sin embargo, llevar al ánimo de todos una doble convicción. Primero, que por su carácter fratricida, una guerra civil no es un acontecimiento a conmemorar, por más que para quienes la vivieron y sufrieron constituyera un episodio determinante en su propia trayectoria biográfica. Segundo, que la guerra civil española es definitivamente historia, parte de la memoria de los españoles y de su experiencia colectiva . Pero no tiene ya –-ni debe tener– presencia viva en la realidad de un país cuya conciencia moral última se basa en los principios de la libertad y la tolerancia».

Pedro Manuel Hernández López, médico jubilado, Lcdo. en Periodismo y ex senador autonómico del PP por
 

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