San Nicolás, la figura histórica sobre la que se construye la tradición de “Santa Claus & Papá Noel” existente en los países del centro y norte de Europa, no salió nunca de Oriente Medio, jamás pisó las frías tierras del Norte, ni vio un reno en su vida, ni vestía un pijama rojo, ni bebía refrescos de cola; y además era de complexión delgada, nariz aguileña, y de piel oscura, o sea, la antítesis del nórdico, orondo, rechoncho, y “ario” Santa Claus que se inventan en los países de tradición Luterana. De hecho, SI EL AUTÉNTICO SAN NICOLÁS (SANTA CLAUS) HUBIESE VIVIDO EN LA ÉPOCA NAZI, POSIBLEMENTE –DEBIDO A SUS RASGOS SEMITAS- HUBIESE ACABADO SUS DÍAS EN LAS CÁMARAS DE GAS DE AUSCHWITZ-BIRKENAU.
En oriente lo llaman Nicolás de Myra, por la ciudad donde estuvo de obispo, pero en occidente se le llama Nicolás de Bari, porque cuando los mahometanos invadieron a Turquía, un grupo de católicos sacó de allí en secreto las reliquias del santo y se las llevó a la ciudad de Bari, en Italia. En esa ciudad se obtuvieron tan admirables milagros al rezarle a este gran santo, que su culto llegó a ser sumamente popular en toda Europa. Es Patrono de Rusia, Grecia y Turquía. En Roma, ya en el año 550, existía un templo en su honor.
Un invento antiespañol
De la invención de Papá Noel se encargaron, antaño, aquellos países que veían en la católica España el modelo a maldecir; bien por ser estos países de tradición protestante, o bien -como en el caso de Francia y su “Pere Noel”– por puro chauvinismo. Para ello no dudaron en deformar la figura del buen San Nicolás, utilizando -para tal cometido- elementos de las antiguas religiones paganas. La guinda a este desafortunado pastel se pondría posteriormente en EEUU, al disfrazar de payaso con un pijama rojo a lo poco que ya quedaba del original San Nicolás. El protestantismo americano, el marketing, los grandes almacenes comerciales de la Quinta Avenida de Nueva York, y la Caca-Cola se encargarían de inmortalizar el engendro.
Papá Noel borrachín
Un Papá Noel racista que solo traía juguetes a los niños blancos
Fue el pastor protestante neoyorkino Clement C. Moore, quien en 1823 describía por primera vez a un Papá Noel robusto, panzudo, y con cara de viejo verde borrachín, que vestido de rojo de los pies a la cabeza, silbaba jovialmente mientras atravesaba las nubes con su trineo tirado por renos voladores. Moore era hijo del reverendo protestante Benjamin Moore. Como curiosidad decir que Clement C. Moore fue padre de nueve hijos; era un orgulloso propietario de esclavos, y fue un destacado opositor a la abolición de la esclavitud. Obviamente el Papá Noel -de Moore- sólo traía regalos a los niños blancos.
El origen del pijama rojo de Papá Noel
Quien realmente popularizó la imagen de Papá Noel fue el emigrante de origen alemán, Thomas Nast. En 1863 se le ocurrió la idea de crear un personaje especial para sus historietas navideñas en el Harper’s Weekly. El éxito fue arrollador y una nueva imagen de Papá Noel, vestido con un pijama rojo, gorro y botas altas, saltó a todas las revistas infantiles y periódicos de su tiempo. Nast debió basarse en la mitología de la cultura druídica celta, porque la imagen de su Papá Noel poco -o nada- tenía que ver con el cristianismo.
Un Papá Noel temible
El renomovil de Papá Noel
En cuanto a los renos voladores de Papá Noel decir que originariamente era un caballo blanco volador el que presuntamente servía para trasladar al orondo repartidor de regalos; el origen estaba -una vez más- en los caballos voladores de la mitología nórdica. El dios Odín poseía el caballo Sleipnir, que tenía 4 patas traseras y 4 delanteras, vamos, un 4×4, lo que le daba una fortaleza y velocidad que ningún otro caballo poseía. Sleipnir podía conducir a Odín por tierra, mar y aire.
En las tradiciones paganas de las regiones del norte de Europa, el caballo es el animal mágico por excelencia. De esta forma el San Nicolás medieval, norte y centro europeo, terminó montando un caballo blanco, que al igual que el de Odín, volaba, en este caso sobre los tejados de las casas para dejar sus regalos en el Solsticio de Invierno.
Un grotesco personaje con cara de viejo verde borrachín
Al final, quien domina el poder económico acaba imponiendo su cultura. La Caca-cola, la comida basura de los McRata y otros King´s, los cursis anuncios en inglés de “fragancias” (vulgo colonias) y, cómo no, un Papa Noel -con cara de viejo verde borrachín- hasta en la sopa, y arrinconando con su panza cervecera a los humildes y entrañables Melchor, Gaspar, y Baltasar.
Pero LAS DESGRACIAS DE LOS TRES REYES MAGOS NO ACABAN AHÍ. AÚN TENDRÍA QUE CAERLES ENCIMA LA AGENDA 2030 DE SU SANCHIDAD, Y CAMBIARLES DE GÉNERO, POR ESO DE LA PERSPECTIVA. Pero de eso hablaremos otro día.
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